sábado, 4 de agosto de 2018

Entrega #9

Gonzalo caminaba bajo la lluvia a paso tranquilo, ya se había empapado por completo, por lo que no tenía sentido correr ni apurarse. Mientras la lluvia le recorría el pelo y caía por su cara, repasaba como había sido su día: los problemas de trabajo, las peleas con su vieja, pero detrás de todo eso estaba el llamado de Natalia del día anterior... No podía dejar de pensar en ese llamado, lo tenía realmente intranquilo. No había noticias de ella en meses, desde que habían terminado, el silencio había sido absoluto. No la culpaba, sabía que gran parte de la responsabilidad era de él, pero el llamado lo había descolocado.
¿Qué ocurría para que Natalia decidiera dejar su orgullo de lado y llamarlo de esa forma? Hacía mil suposiciones, pero ninguna lo convencía del todo. Natalia se había alejado de tal forma de su vida, que él no sabía ni siquiera si seguía viviendo en el mismo lugar... Cuando se dio cuenta, estaba ya en la puerta de su casa. Ahora sólo quedaba esperar, dejar pasar los días hasta el sábado y despejar todas sus dudas.