sábado, 29 de mayo de 2010

¿Para qué volver?

No soy la mujer perfecta, eso es definitivo. Mis defectos sobrepasan mis talones, pero no atan mis pies. Soy un poco ansiosa, definitivamente insegura en muchas cosas y aún así sé qué quiero en mi vida, hacia donde se dirigen mis caminos y cuáles son las cosas no negociables.
No tengo un cuerpo perfecto, soy lo más normal que existe en el mundo, como yo habrá miles de mujeres por ahí caminado, pero sigo siendo una entre todas ellas. Tampoco soy la más inteligente con la que te puedas cruzar, hay muchas otras personas a las cuales admiro por su cultura e ingenio, y estoy realmente orgullosa de poder ser menos porque significa que todavía tengo mucho por aprender, mucho por conocer y la posibilidad de sorprenderme ante un sinfín de experiencias.
Es más que claro que mi pasiones están definidas y que sigo siendo una sucesión de capas que hay que ir sacando para descubrir mi verdadero ser. Mis palabras me tapan, ocultan muchos de mis sentimientos, pero mi mirada es lo suficientemente despierta para involucrarse en tu piel, para encontrar esos detalles que siempre buscaste disimular.
Y no puedes negar que mis manos han logrado encender el deseo en tu piel. No me jacto de diosa afrodita, pero sé entregar el cuerpo y alma a quién creo que lo merezca.
Podría seguir toda la noche enumerando mis miles de defectos y las pocas virtudes que sé portar, gastar palabras en metáforas vacías que se resumen en una sola frase: A pesar de todo, soy la mujer de tu vida. Quieras creerlo o no.


Es una lástima que me hayas dejado ir.-

martes, 25 de mayo de 2010

"Oportuncrisis"

Crisis. Crisis… ¿Cuántas crisis vivimos en nuestra vida? Es una pregunta que me da vuelta en la cabeza durante este último tiempo. Hay veces que me pareciera que la crisis es eterna, que nunca termina… simplemente se vuelve cotidiana hasta que ya no percibimos la diferencia entre lo que era estable y lo caótico. O tal vez, sucede que a cada instante se desata una nueva crisis. A cada movimiento de la aguja del reloj las cosas cambian de un lado a otro, todo se mantiene en movimiento sin dar tiempo a acostumbrarnos a los cambios.
Ya ni sé qué parte de mi vida da muestra de estabilidad y cuál de crisis, como si el reloj de arena se hiciera interminablemente largo, pasando de un receptáculo al otro constantemente. Es más, me animaría a afirmar que ya no es arena sino agua lo que lo recorre, precipitada de una cuenca a la otra, volviendo al tiempo inútil ante su velocidad inusitada.
Se hace aún más fuerte la sensación que ya me encuentro sumergida dentro de esa caída continua de agua, como si nadara entre las corrientes de las cataratas de la Garganta del Diablo. Estoy nadando por las aguas del infierno, viendo al universo entero tan sólo dentro de esa garganta de agua y fuego que me lleva cada vez más al Sur, más abajo… ¿O más al norte?, ya los sentidos se me han mareado y no sé dónde está el arriba y dónde el abajo. Caigo, nado, caigo, me sumerjo en el fuego helado del reloj infinito que me lleva a dar un paseo por la historia del mundo: Crisis. El mundo se resume a una sucesión de crisis que se acoplan por medio de períodos de estabilidad fantasiosa.
Fantasiosa porque no es real, porque los que las habitaron no acordaron un solo instante de paz común, cada uno por su lado, luchando por recuperar sus estabilidades, que provoca un cambio en el que vive al lado. Uno en paz, otro en guerra. El mundo está compuesto por un collage de situaciones individuales, de crisis que se convierten en oportunidades de conocer nuevos paisajes, y así...
Y así comprendo, mientras nado corriente arriba para volver a ese punto en que comencé a escribir todo esto, que la crisis es la oportunidad mirada desde la resistencia al cambio. Mi vida está llena de crisis, me atoran en estos momentos… Y sólo puedo pensar en qué orilla irán a dejarme para poder conocer nuevos mundo inexplorados de oportunidades.

domingo, 23 de mayo de 2010

Desvelada...

Me hallé a mitad de la noche estremecida, toda sudada, luego de un sueño que me obligó a despertar abruptamente. No recuerdo como empezó, pero finalmente me encontré cara a cara con unos ojos claros, cuya mirada desafiante me amenazaba. Vi claramente, y aún lo recuerdo, un rostro, un cuerpo, una voz. Nunca me había sucedido soñar con tal intensidad con alguien completamente desconocido. Creo, no me animo a afirmar nada en este mundo de realidades no tan reales, no haberme cruzado nunca con este personaje masculino, alto e imponente que se me presentó en el sueño. Aunque los psicólogos me dirán que probablemente alguien es esa persona y que de algún lugar he de conocerla, mantengo mi postura de no haberla visto en mi vida. Pero qué real parecía: Un hombre alto, rubio, ojos celestes y buzo azul, los pantalones bien podían ser de jean u otro material oscuro; aparecía en mi sueño saltando por el techo de la casa, candidato a ser culpado de ladrón. El encuentro sucede en un patio, luego de aprietes poco claros, termina amenazándome con una navaja. Aquella persona desconocida busca mi muerte como defensa y huida. Ahí despierto... Ya no puedo resistir ese sueño, y ahora no puedo dormir, recordando esa extraño que tan vívidamente he visto en mis sueños. ¿Es acaso la cara de la muerte lo que me ha dado tanto terror?

domingo, 16 de mayo de 2010

CCVI

Estaba el soñador sentado en el borde del banco, mirando el oeste que se abría detrás de las hamacas. Su mente navegaba entre las nubes rosadas del poniente que se desataba a sus espaldas, imaginando que un barco de oro y plata, cuyo capitán barbudo sonreía a medida que manejaba el timón, lo llevaba lejos de toda tierra conocida. Desde las nubes podría observar hacia donde iban esas calles interminables que nunca se animaba a tomar, cómo eran los colectivos desde arriba, los edificios como si fueran castillitos de arena. Soñaba y disfrutaba poder ver las copas de los árboles cubriendo las plazas, dejando apenas vislumbrar algún que otro caño amarillo de algún tobogán. Lo fascinaba encontrar los juguetes perdidos en los techos de teja de los vecinos. Sería un héroe si consiguera juntarlos a todos y volverlos a sus dueños. Casi podía escuchar los agradecimientos de aquellos niños: "Ayyy, mi pelota favorita, pensé que nunca más podría meter un gol con ella"; "Lili, pensé que no te volvería a ver, no dejaré que mi hermana te vuelva a tocar"... Sí, realmente sería el héroe de la cuadra, y todo gracias a ese barco de oro y plata, que lo haría volar por todo el vecindario y mucho más allá.
Y fue en ese momento en que una idea fugaz cruzó corriendo su cabeza soñadora: él no sólo sería el héroe de la cuadra, del barrio ni siquiera de la localidad... Sino que si lograra volar mucho más allá, incluso cruzando el océano, podría rescatar los muñecos de todos los niños del mundo... Sería como un Papá noel, pero más moderno. Sí, que lindo sería poder justiciar a todos esos pequeños que fueron robados por los bravucones del colegio o del barrio, o incluso por sus hermanos envidiosos. Él sería el nuevo Santa Claus. Sí, hermoso panorama podía apreciar... Sería ideal.

Cuando despertó de su sueño despierto, vio que la noche ya caía sobre la plaza. Volvió a su casa caminando mientras pensaba dónde podría conseguir aquel maravilloso barco que sería su vía de escape hacia un futuro de gloria.

lunes, 10 de mayo de 2010

El soñador

Desde su infancia se había acostumbrado a mirar el movimiento de las copas de los árboles con especial interés. Paseaba por la calle con la mirada perdida en el horizonte. Al hablar con él, se lo notaba lejano, perdido en un mundo de lingüística y significantes. Si no fuera porque desde que era pequeño e inocente tenía esa mirada que veía más allá de la piel, muchos habrían pensado que se había perdido en costumbres enviciantes.
Ahora, siendo un adulto responsable, trabaja, se mantiene, se relaciona con todos como cualquier otra persona que camina por la ciudad, pero su mirada sigue ida, distraída de las cosas más triviales de la vida cotidiana. Es que él es un soñador empedernido. Se pasa el tiempo pensando y repensando mil versiones de todas las historias que alguien quisiera contar. Finales felices, finales inesperados, finales fatales. Todos los tipos y colores pasan por su cabeza. Mira entre las hojas las palabras, como escritas por un fantasma, que le narran la biografía del mundo en el que vive.
Él vive soñando un mundo distinto, un mundo mejor, un mundo ideal.
Se pasa tanto tiempo soñando con la utopía que se olvida que se está perdiendo de vivir el mundo real.

sábado, 8 de mayo de 2010

Memorias

La espada oxidada descansaba a la sombra de un viejo árbol, lleno de memorias, recuerdos de días de gloria y esplendor. Por eso la espada había elegido descansar allí, junto a la grandeza que una vez la magnificó, empuñada por grandes héroes, místicos seres únicos de luz blanca. Allí cayó cuando el último rey pereció en batalla. Exiliada de su lugar en la empuñadura de honor, se escondió en el bosque, junto a ese árbol que guardaba la historia de todo el mundo; sus raíces profundas llegaban a las mismas entrañas de la tierra.
La espada yace allí, rememorando en compañía del árbol todas sus guerras ganadas, sus empuñes de oro y plata. Yace aleta a que los reyes de la luz vuelvan, entonces su filo renacerá, sus piedras preciosas recuperarán su brillo, estará lista para recuperar el mundo sumido en manos de la oscuridad.

martes, 4 de mayo de 2010

Lejos

Descalza sobre el piso de cobre del otoño, mirando un horizonte moribundo del día que se despide hasta mañana. ¿Cuántas ocasiones hay en toda una vida para apreciar los pequeños detalles que nos vuelven magnificientes? No hay recuerdos en la mente, no hay sensaciones en la piel, sólo el sentimiento que recorre cada milímetro de nuestro ser, una paz que nace de compreder la relación de cada instante, el paso del tiempo, con nuestro propio destino.
Acostada sobre un colchón de hojas secas, siento como detrás de todo el sueño y muerte aparente, se está gestando la vida silenciosa, para deleitarnos con flores y césped cuando vuelva a visitarnos Septiembre.