miércoles, 31 de diciembre de 2008

Falta de realidad.

Imaginame como un sin fin de colores que se mezclan en el viento.
Imaginame como la lluvia que golpea con dulzura tu rostro.
Imaginame como si toda la tierra se sembrara a medida que pasas.
Imaginame como la hoguera que te acobija las noches de invierno.
Imaginame entre las rocas y los cantos de los árboles.
Imaginame como un fantasma que te cuida desde las sombras de tu habitación.
Imaginame como un sueño del cual no quieres despertar.
Imaginame como un secreto que nunca saldrá de tus labios.
Imaginame como un pájaro, volando libre en el viento.
Imaginame como un delfín, nadando entre las olas.
Imaginame como todo lo que tu quieras, pero no me olvides jamás.

martes, 30 de diciembre de 2008

1461 días

30.12.04 - 30.12.05 - 30.12.06 - 30.12.07 - 30.12.08

Seguimos pasando los días, caminando por las cuadras de nuestros barrios. Seguimos durmiendo cada noche y levantándonos al día siguiente. Seguimos como siempre, sin pensar, sin sentir, sin darnos cuenta de que no todo continua.
La rutina es algo a lo que casi nadie escapa, y en ella quedamos inmersos de tal manera que no contamos con que las cosas cambian... Hasta que el cambio se hace evidente. Y así sucede con ellos, con los que quedaron, con los que pasado el tiempo, volvieron a vivir la rutina, una dura rutina; con los que recuerdan cada día, cada 30, cada año a aquellos que ya no están. Ellos notan el cambio, y viven esa fractura pasada en carne propia cada 30 de Diciembre. Les es inevitable vivir de nuevo una tortura que el resto del año tratan de sanar, de cicatrizar para continuar... No sólo por ellos, sino por los que ya no están. Pero la pregunta es: ¿Cómo? Cuesta. La memoria es algo que caracteriza al ser humano, a la sociedad Argentina. Es imposible escapar de la memoria. Pero se hace tan pesada la mochila entonces. Principalmente si consideramos que junto con la memoria viene el balance del año. Llegamos a la época en que todos solemos cerrar capítulos, dar pie a que con el año comienza una vida nueva. Sin embargo, no siempre es así. Ellos perdieron parte de sus vidas. Los que no están son una herida abierta que no es fácil cicatrizar. Más que nada porque fueron arrebatados por el tiempo, por el humo, por la muerte. Es difícil olvidar que eso podría no haber pasado... Pero pasó. Y eso es lo que duele. Lo que hace que cada 30, que este 30, todos marchen juntos, lloren el dolor y den una despedida (nuevamente) a las almas caídas, a los que desde algún sitio, quizás, nos observan, nos dan una fuerza secreta para continuar caminando.
Es por eso, que pasado muchos meses, muchos días, muchas horas de rutina, hoy me hago un tiempo. Quiebro la rutina para pensar en aquellos que ya no están. Para desear que sus espíritus estén descansando tranquilos en la energía que mueve a este universo.
Y que la justicia se haga piel en la sociedad, que evitemos entre todos que estas cosas vuelvan a pasar. Que tomemos consciencia de que somos frágiles, y que como sociedad debemos velar por el resto.
Las palabras ya sobran, con el tiempo, han volado lejos en el viento. Hoy, como todos los años, pidamos descanso y una verdadera justicia por los ángeles caídos en Cromañón, una justicia que no viene de la mano de celdas, sino de un cambio para que nunca más suframos una perdida como esta.

{Una rutina que me lastima si no estás vos}

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Verdades

Buscas el secreto, escondido en lo más remoto del tiempo. Estás caminando lentamente por las calles de Buenos Aires, observando las fotografías móviles de la ciudad.
Un tango ambienta tu vida, mientras la lluvia nubla tu visión. La intranquilidad te llena los párpados y el aire enrarecido recorre tus pulmones. Todo es un continuo movimiento esotérico que te encierra en ti mismo cada vez más. Entre todas las marionetas que cruzas, buscas eso que tanto deseas. Buscas una llave a la cárcel sin barrotes que te encierra. Estás continuamente deseando que en tus manos caiga la voluntad de tu propia vida.
Pero tienes miedo. Cada vez que una luz se asoma al final del túnel, corres despavorido hacia atrás. Tu camino es sólo tuyo. No quieres ver a nadie en él. O lo quieres, pero no lo admites. Le tienes miedo al contacto con algo más allá de tu control. Prefieres que el túnel que agobia tu vida esté adornado con ventanas, y ver a la gente caminando junto a vos. Pero nunca contigo. Lo deseas. Y odias desearlo. Odias admitir que tu salvación no depende sólo de ti. Que una mano amiga puede hacerte sentir tranquilidad más allá de lo esperado. Amas el control que ejerces sobre los demás, pero detestas pagar las consecuencias del mismo.
Todo termina donde empezó. Caminas buscando el secreto escondido en lo más remoto del tiempo, pero ya lo has encontrado hace mucho... Si dieras vuelta la cara, verías a tu salvación queriendo tomar tu mano.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Reflexión 8va.

El calor, la humedad, el ruido, el dolor, el miedo, el alcohol, las drogas, el cigarrillo, el fuego, la electricidad, el mar, los tiburones, las armas, los virus, el veneno, el amor, el odio...

¡Vamos! no me jodan, lo que mata es la vida.


{...nadie nos prometió un jardín de rosas, hablamos del peligro de estar vivos}

Ja.!

Escóndete. Huye, cobarde. Nada tienes que hacer aquí. No necesito de tu caridad, no me hacen falta tus mentiras piadosas... Vamos, corre. Tenme miedo. Paralizate ante mi presencia que no cualquiera puede hacerme frente. ¿Acaso dudas de mi fuerza? Pues intenta pelear contra mí, insignificante mortal. No podrás vencerme. Nadie puede. Así que vete, huye lejos y no vuelvas jamás.
Ahora bien, si tanto valor logras juntar, ven y encarame. Lucha conmigo e intenta vencerme. Podrás herir mi cuerpo, jugar con mi alma y lastimar mi corazón. Pero no te apresures en festejar tu victoria, cuando menos lo esperes, yo tendré tu posesión más preciada entre mis manos: Tu corazón. Aunque trates de ocultarlo, aunque finjas no tenerlo, será mio. Y ahí realmente te darás cuenta que, siempre, la vencedora fui yo.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Sueño

La ventana está salpicadas de gotas de agua. Media luz entrando por entre las cortinas y un viejo tango sonando en la habitación. El frío dan ganas de arroparse entre las sábanas y dormir. Soñar. Viviendo un mundo de mentiras piadosas creadas por la mente para preservar el dormir. Olvido de los errores, de los gritos, de las desgracias. El sueño permite entrometernos en un mundo mágico.
En mis sueños puedo volver a ver a mis amigos perdidos en el tiempo, a mis raíces. A todos aquellos que por una cosa u otra, ya no están al lado mío.
En mis sueños puedo hacer todo aquello que no hago despierta, puedo volar, correr en la orilla del mar, mientras el agua acaricia mis pisadas. Puedo cantar a gritos en medio del campo. Puedo vivir una vida diferente. Puedo ser libre. Mi deseo más anhelado: la libertad, está en mis manos en mis sueños.
Puedo vencer a mis miedos, puedo recorrer el mundo. Puedo tantas cosas que finalmente, me olvido de que son sueños, y en esos minutos, horas, lo que dure durmiendo disfruto de toda clase de aventuras. Pero como todo al fin acaba, llega el momento de que la realidad me obliga a volver a despertar. Y aquí estoy, despierta. Extrañando mis sueños.
Tengo dos opciones: volverme a dormir, o intentar en vano (porque siempre es en vano) acercar mis sueños a la realidad. ¿Que opción elijo ahora?
Por el momento lo único que acierto a hacer es soñar despierta.