domingo, 29 de marzo de 2009

Imagenes

Todo lo que hacemos, lo que decimos es consecuencia de nuestro pasado, el presente que nos rodea y, también, el futuro. Porque lo que queremos ser, lo que esperamos demostrar, lo mágico que queremos dejar nos obliga, nos incita a hacer hoy esperando el mañana.
Las consecuencias son nuestras carcelarias. Aquello que realmente nos limita. ¿Podemos actuar sin consecuencias? ¿Podemos hacer algo sin pensar, realmente, en que lo que vendrá? Somos y dejamos de ser a cada instante. Nos formamos y deshacemos de maneras múltiples, perdiéndonos en laberintos de ideas e imágenes. Somos lo que dejamos de ser, lo que a cada instante rechazamos, somos un producto de nuestra imaginación. El reflejo en el espejo de una película en un proyector.
Somos y dejamos de ser porque no podemos seguir siendo algo que no podemos ver.
La imagen es la cárcel que nos acorrala; las consecuencias, las carcelarias y el delito: querer dejar algo nuestro que otros puedan ver.

sábado, 21 de marzo de 2009

Puerto Madero

Las luces comienzan a prenderse a medida que las horas pasan, el reloj avanza con su amenazante tic tac que marca la inevitable pérdida del tiempo en pasos por las calles. Las nubes cubren parte del cielo, como queriendo meter miedo de la lluvia al caer. Sin embargo, camino abajo continúa y presenta a la vista el destino final: Puerto Madero.
Que lindo es pasear una noche por el borde del puerto, con la compañía del humo, la música y el mundo girando alrededor, ignorante de las cosas que ocurren dentro de nuestro interior. Mil ideas arremolinan como las corrientes marítimas en medio del océano. Pero esta imagen: luces, agua... Tranquilidad. La gente pasea, los perros huelen los árboles. Y yo sentada a las puertas de una oficina que debe moverse en dólares, mirando el agua, cruzando la calle, mientras la gente pasea. Algunos acompañados, en familia, otros solitarios como yo, que buscan simplemente la reconstrucción de una bella imagen en la memoria. Porque nadie puede negar, que si algo tiene Puerto Madero, es belleza. Las fragatas estáticas, dando muestra de sus magnificencias. La quietud del agua. El puente de la Mujer a lo lejos. Todo es una conjunción extraña de belleza.
Y allí, frente al Río enjaulado en diques, mi mirada se pierde en los reflejos de las luces en el agua, mientras el humo que sale de mis pulmones llenos de nicotina se funde con el aire. Allí mi mente se zambulle en el agua embarrada y se pierde nadando en pensamientos agitados.
Siguió pasando el tiempo, la gente a mis espaldas, los cigarrillos por mi mano y el agua por los diques. Hasta que, finalmente, con una tranquilidad añorada emprendo el regreso a mi hogar. Dejando atrás el puerto, la salida y mis tormentos. Paz. Que linda noche para fumar frente al puerto.

jueves, 19 de marzo de 2009

La hija.

Cuentan por ahí, que el olvido y el recuerdo tuvieron una aventura. Un amor prohibido del cual nadie ahora se acuerda. Pero ellos fueron felices. Se amaron por las calles oscuras sin prejuicios, tornando lo prohibido en una bendición divina que los hacía estremecer. Ella, el Recuerdo. Él, el Olvido. Pero como toda historia, llega a su fin, el recuerdo y el olvido no pudieron esquivar ese cruel destino y no continuaron con su amor... Él tuvo miedo, ella resignación.

- Tengo miedo a olvidarte
- Yo siempre te amaré.

Así fue como el Olvido siguió su camino, y el Recuerdo se sentó a soñar con los sucesos vividos, la lujuria entre ambos y los momentos tranquilos.
Fue así como él, a pesar de todo, la siguió amando cada día, sin poder dejarla en el pasado. Y así fue como ella no pudo dejar de soñarlo.
Mucho tiempo había pasado hasta que el destino volvió a juntarlos. Frente a frente, el Olvido y el Recuerdo se miraron. Él no recordaba su nombre; ella no había olvidado sus besos. Se miraron un segundo, como dos desconocidos. Y como un fénix de las cenizas, revivió la pasión. Se amaron como nunca antes lo habían hecho. Como él no recordaba, como ella no olvidaba.
Se amaron una y otra vez, hasta que sin preámbulos él se marchó. Esta vez para siempre. Ella lo supo, y ya no se resignó a recordarlo. Algo había cambiado, algo ahora era distinto.

Del amor prohibido un fruto ha nacido. Una hija bastarda del Recuerdo y el Olvido. Él nunca supo de su existencia, y si lo supo no lo recuerda. Ella la cuidó con toda devoción hasta que finalmente la resignó al recuerdo de haber nacido.
Sola, la hija, aprendió a cultivar el poder ancestro que heredó. Ronda el silencio de tus palabras y tu ausencia en las calles. La que nunca fue, la que siempre será, la que no sabe si ahora es.
Una mezcla de nostalgia y alegría, de memoria y distracción.
Soy la hija del Olvido, lo que en el pasado queda no puede volver al ahora, sólo nos queda vivir el presente.
Lo único que alguna vez ha podido vencer al Olvido, es su amor por el Recuerdo. Sólo un amor, pudo vencer al Olvido.

lunes, 16 de marzo de 2009

Pesadillas

Me siento como si estuviera parada en el medio de la nada. Un abismo vacío en el cual me encuentro suspendida. Sola. Quieta. No puedo moverme, suspendida en un nirvana eterno.
No sé que hacer, tengo tanto miedo a caer. Estoy incomunicada con el resto de la vida. Somos sólo el vacío y yo. Quietos. Inmóviles. Y miro hacia mis costados, pero nada hay que pueda salvarme. Lo sé. Lo comprendí hace tiempo. La única salvación se encuentra en mi propio interior. Pero es que no sé qué hacer. Todo resulta ambiguo. Algunos intentan ayudarme, pero mis manos no llegan a tomar las de ellos. El abismo es demasiado extenso. Demasiado profundo. Un hoyo sin fondo que espera con ansias mi caída. Estoy quieta. No me puedo mover. Si lo hago temo caer que mis alas no se desplieguen para evitar perderme en la negrura que tengo abajo mío.
No sé que hacer. La oscuridad se vuelve cada vez más densa. Tengo miedo.

jueves, 12 de marzo de 2009

Todo vuelve

Este es el segundo día en que me levanto temprano, voy a la cocina a hacerme el desayuno y reviso mi agenda.
Se acabó lo que se daba, ya las obligaciones han vuelto para reclamar su correspondiente atención. Ya no quedan días para tirarse en la cama a ver el techo mientras los minutos pasan. Ya no quedan días para caminar por la vida sin rumbo, por el simple hecho de mover los pies, lentamente sin que nadie nos apure. Ya no quedan días en que podríamos pasarnos el día en pijama hasta la noche. Ya no quedan días de no hacer nada.
Ahora vuelven los días en los cuales hay que levantarse sí o sí antes de las 9.30 de la mañana. Días en los que hay que vestirse, desayunar, agarrar las cosas y salir al mundo a hacer algo. Ahora los días en los que hay que viajar en tren, subte, porque el tiempo apremia. Ahora los días en los que hay que sentarse en una silla de la facultad a escuchar 2 horas de clases por materia. Ahora los días en que hay que volver a casa, y, aunque llegue cansada, ponerme a limpiar el desastre que quedó de la mañana.
Ahora los días que ocupan dos cuatrimestres de mi año. Aunque la verdad, extrañaba mi facultad.

lunes, 9 de marzo de 2009

Piedra libre...

Me habré levantado hace unos 30 minutos. Estoy con una tasa enorme de capuccino de sobrecito. Escuchando música, pensando con qué me voy a vestir. Y entre tantas cosas comunes me encuentro con que me ven rara. Como esperando algo. Y eso es lo extraño. Que luego de mucho tiempo, después de muchos días de pensar y repensar. De vivir y revivir. Finalmente dejé la espera, o cambié de destino.
La vida es un juego loco, en el cual las reglas cambian de persona a persona. Un ajedrez, una escondida por aquí, algunos jugando póker más allá. Todos sumergidos en sus propias diversiones con las que viven. Y qué difícil se vuelve describir este panorama. Qué complicado se hace ir cambiando de reglas todo el tiempo. Pero, o las aceptamos, o nos retiramos del juego. Esa regla sí es clara. Si hemos aceptado jugar tenemos que asumir nuestros riesgos. Lo mismo cuando otras personas desean unirse al nuestro. Ellas tienen que aceptar sus riesgos. No voy a negar que algunas reglas son negociables, pero generalmente, las más importantes no lo son. Así que no analizaremos este punto.
He cambiado de juego como cambio de mes más o menos. Muy sutilmente, a juegos conocidos, o con reglas similares a las que venía respetando. Pero he comenzado a aburrirme. Estoy como Alicia en el juego de la Reina, con todos alabando como zonzos (jaja, me da gracia esta palabra) a la vieja gorda, mientras yo, con mi vestido azul y mi palo-flamenco rosado, espero mi turno para tirar. Y siguiendo con este recuerdo, me niego a llegar al punto en que las cartas se pegan al suelo, mi bocha-nomeacuerdoqueanimalera se niegue a rodar y que mi maldito palo flamenco me haga cosquillas en la panza. Me niego a ser el hazmerreir de todos los aduladores de la reina. Así que como Alicia, pero sin mi gato risón, le digo chau a la reina, le levanto el vestido para dejar a la vista unos calzones con corazoncitos, me como mis hongos, me vuelvo gigante y salgo corriendo al volverme luego chiquitita. Corro, sin rumbo, sin destinos, sin deseos, he encontrado un nuevo juego divertido: correr.

domingo, 8 de marzo de 2009

Vuelcos

Basta con que una mujer quiera tener algo de emoción en su vida, para que el acelerador se apriete solo hasta el fondo y una pierda el control de su vida.
Ayer transitaba un camino que hoy lo encuentro perdido. Creía haber encontrado un destino y, por las vueltas de la vida, hoy me encuentro mirando el horizonte esperando alguna señal de hacia dónde debo ir.
El problema es que soy demasiado hiperactiva para esperar tranquila y pasivamente a que las cosas sucedan. Siempre necesito mantenerme en movimiento, caminando y volviendo hacia atrás, hasta que algo me atraiga y me haga caminar en esa dirección, ya con mis ojos fijos en una nuevo destino que, quién sabe que sorpresas me prepara.
Hoy estoy caminando sin rumbo, esperando que alguien tome mi mano y me guíe.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Gotas

Hoy es un día como cualquier otro. Con lluvia. Con viento. Con vida corriendo por las calles de asfalto mojado. Ascensores subiendo, escaleras bajando. Todo es como cada día en el planeta tierra. Mi aliento con sabor a café recién hecho, mis dedos sosteniendo un cigarrillo. Mi memoria recordando viejos versos y los relojes de la calle marcándome el tiempo. Nada hay de particular en este día lluvioso. Sigo caminando bajo la lluvia, elevando mi rostro a las nubes para sentir las gotas caer en mi cara, revitalizando cada célula de mi cuerpo con ellas. Renacer de mi conexión con el cosmos, mi alma es viento y mis ojos gotas de lluvia cayendo en un mar negro. Mis besos son fuego ardiente que queman sin dañar y cuerpo tierra donde el amor puede cultivar.
A simple vista este día es como cualquiera los demás, sólo que hoy, sin importar las consecuencias, abro mis alas a la lluvia, y dejo que el recuerdo me llene el cuerpo, que los besos me cubran en la memoria y que tu amor se aleje con el viento.

martes, 3 de marzo de 2009

Fuego

La energía fluye. Como corrientes de agua entre la arena del desierto. El calor del fuego se hace presente. Energía pasional que invade los sentidos, hasta inflamarlos y estimularlos como mil aromas a un olfato canino.
El fuego se presenta, envuelve la piel, juega conmigo invitándome a miles de pensamientos lujuriosos. Ínsita. Tienta. Como un anzuelo a un pez hambriento. Su luz cambia de intensidad, creando momentos de sombras de formas inauditas. Figuras de demonios danzantes, inimaginables movimientos incisivos. Mordaces inquisidores de los actos concurridos en el pasado que dejan en evidencia la fiera que habita en el interior. Asustado animal se acurruca en el fondo de su cueva, buscando refugio en las paredes del inconsciente...
El fuego persiste, juego con las llamas. No me queman. El fuego se vuelve uno con mi ser. Juego con el fuego y ya no me quema.