sábado, 30 de agosto de 2008

A medias...

Era casi de noche cuando tu mano toco mi hombro. El cielo apenas nublado y tu boca semi-abierta, como queriéndome decir algo. Pero el silencio sólo era roto por los autos que pasaban a unos metros. Mi mirada intentaba en vano penetrar tu alma, tus dedos acariciaban con algún resto de ternura los mios. Los dos parados allí, casi en la esquina de esa calle que separaba nuestros mundos. Sabías que debía irme en pocos minutos, sabías que esa noche era la última que me verías en prácticamente una eternidad. Sin embargo, tu boca seguía silenciosa, tu mirada nostálgica de un tiempo que todavía no había terminado. Todo en tu ser daba nuestra historia como terminada.
El Sol casi se había ocultado. Todo era a medias, tu amor, mi vida, la canción que sonaba a lo lejos. Nada concretamos, nada concluimos y ahora yo camino casi con vida entre muchas caras que casi me recuerdan a la tuya.

viernes, 22 de agosto de 2008

Tunel.

Un túnel frente a mis ojos, árboles antiguos con sus ramas formando una bóveda alargada e impenetrable, y un piso inconstante bajo mis pies. Interminable, con sombras vigías que me siguen de cerca, me pisan el rastro. Un paisaje extraño que me acostumbra a mirar a los costados, un miedo inexplicable consume los minutos de mi vida.
El túnel sigue ante mí, amenazándome con no terminar nunca, como un camino al infinito y un misterio jamas revelable. ¿De qué sirve seguir mirando a los costados si la oscuridad no me deja vislumbrar nada concreto? ¿De algo sirve seguir temiendo a fantasmas inventados cuando los reales me protegen con piedad?
La soledad ya no me preocupa, misteriosamente siempre algo me acompaña; son retazos de vidas soñadoras que flotan a mi lado buscando compañía. Son deseos ocultos en la sobriedad de una existencia sufrida de despojos.
Los árboles murmuran canciones viejas, entonan notas nunca clasificadas, los secretos de un universo se hacen sonido entre las ramas del túnel que me aprisiona. La canción toma sustancia, se hace luz, figuras bailantes en una ronda de locuras, ilusiones endulzando el aire con estrellas tras el techo de hojas que intentan iluminar el interior del pasaje.
Mi mirada se pierde en el collage de estímulos que me hacen inmóvil. Mis pies se queda suspendidos sobre el piso de tierra, expectantes de lo que sucederá. Correr es iluso, esperar, estúpido. Nada queda más que caminar lentamente hacia el final de aquel Túnel en que se transforma la vida: sin mirar a los costados, sin temor a las ilusiones bailantes, sin piedad de las canciones inventadas. Caminar, transitar, recorrer, vivir.

sábado, 9 de agosto de 2008

Sentidos.

Descubrí la delgada línea entre mis sueños y tu realidad, encontré el susurro secreto del viento entre las hojas, y vi más allá de la locura de este siniestro mundo de irrealidad.
Me sentí pura entre un mar de desperdicios, busque el filo de una espada perdida en el infierno, y cuando todo parecía sin retorno, encontré la puerta que me condujo a tu cielo.
Me hallé parada en medio del espacio, toque con ternura la luz de mi estrella, me sentí herida por el borde de la Luna y caí agonizante sobre un prado de mentiras.
Ahora estoy sentada en una esquina de mundos entrecruzados, desde mi rincón veo el incesante movimiento, y descubro luego de tanto tiempo que las líneas de mi vida se han marchitado con el tiempo.