miércoles, 30 de julio de 2008

LXX

Mis manos tiemblan entre las tuyas. Mi respiración es rápida y ansiosa. No me queda mucho más que hacer que seguir esperando, aguardando a que mi cuerpo me responda y se digne a confiar en mí. Miedo, incertidumbre, locura de no saber cuales son las expectativas. No hay nada que hacerle. El ruido es monstruoso, y las aves escapan a las primaveras de muerte.
Todo parece catastrófico, pero mi camino me exige que continúe, mi destino me aguarda a la vuelta de la esquina, y nada más que avanzar se me pide. Pero es que hay tanto ruido entre vos y yo.

domingo, 20 de julio de 2008

Tango

El frío calaba mis huesos, el viento del sur traía consigo todo ese hielo microscópico que hace poner la piel de gallina. La noche era oscura y una Luna lejana alumbraba y creaba figuras sombrías que llenaban la calle vacía. ¿Quién puede siquiera imaginar algún paisaje tan desolado como ese? La noche, el frío y mi presencia hacían humo en una ciudad llena de luces artificiales que ocultan bellos escaparates de almas marchitas, conservadas por el cristal de un pasado y una pasión ilusoria de realidades compartidas en secreto. Una estrella invisible me da la señal de que el tiempo pasa, mi espera se hace arena en un reloj roto en una esquina de farol. Nada vale tanto como una idea imprevista que genera sueños de planes futuros, dónde todo camino dirige a una vida nueva completa de fantasías y deseos. Ahí mismo mi ser se homogeneizaba con el panorama, mientras mi mirada buscaba algo, que aún no comprendí qué era, en las esquinas. Sólo sé que una flor robada de algún jardín se encontraba tirada en la cuadra de enfrente y misteriosos cantos de pájaros se perdían en la noche; yo todavía allí parada, como auto-convenciéndome de que no era más que una inexistencia de una mente loca e imaginaria.
Es imposible aclarar de manera coherente qué misterio ocultaba ese frío incesante que me acorralaba en aquel lugar. Sin embargo el sólo intentar explicarlo produce estremecimiento en el corazón, cuando realmente nada más que la visión de escena hace que el mismo viento helado recorra mi cuerpo en sensaciones recordadas, de visiones del cielo estrellado y asfaltos sucios de pisadas. Todo se hacía superfluo en esa cuadra, perdida, olvidada, escondida del resto de las almas nocturnas que pasaban cerca, como si un pasaje a otro mundo se ubicara allí.
Yo lo único que recuerdo de él, es el frío mortal que hacía esa noche mientras mi mirada se perdía en aquella esquina oscura de fantasmas vagabundos, y el sonido de un lento bandoneón que a lo lejos sonaba en alguna casa.

domingo, 13 de julio de 2008

Reflexión 7ma.: El libreto.

¿Queda algo para reflexionar? Tantas palabras escritas, tantos versos gastados, tanta ironía mal utilizada que llenan páginas de libros, webs. Luego de pensar, de escribir, de hablar se llega a un punto en que no se sabe realmente si algo de todo lo meditado es coherente, o tiene una pizca de verdad. También se llega a un punto en que uno se plantea si realmente sirve gastarse su tiempo pensando, intentando explicarse y evidenciar su lugar; nunca se sabe, ¿no? Pienso a veces que gasto mis palabras, que me expreso para un público inexistente que no desea saber más de lo que dice el libreto.
Eso mismo: un libreto. La vida parece un libreto escrito por alguna otra persona, el cual debemos seguir al pie de la letra, porque si no lo hacemos, corremos el riesgo de desaparecer de la obra por completo, de ser excluidos del escenario sin explicaciones y obligados a ponernos detrás del telón para esperar que en algún momento otro papel se nos tire, de lástima, y podamos volver a la función y vivir el estrellato.
Terminamos siendo una palabra más en el diálogo, un personaje secundario de una historia sin sentido, terminamos viviendo una vida que no nos es propia ni exclusiva. Terminamos no siendo más que un aplauso apagado en el resto. Y aún así la función ha de continuar, con o sin nosotros, sin pausas ni repeticiones. Entonces en un momento crucial, de drama y desesperación, surge la duda: "¿Vale la pena seguir actuando?". No, no lo vale. ¿De qué me sirve decir cosas que otros quieren escuchar, guardando las que realmente quiero decir? De nada lo vale, de nada sirve estar siempre siguiendo un libreto que no es más que palabras escogidas por alguien que se cree escritor de vidas, no es de modo alguno coherente estar continuamente diciendo cosas que a los otros les guste escuchar, a mi me sirve decir las cosas como las pienso, como las siento en el momento, sean repetitivas, sean absurdas, sean incomprensibles. Alguien algún día las entenderá y sabrá que alguien, una vez, pensó esto.

viernes, 11 de julio de 2008

¿Quién dijo que hoy es múltiplo de antes?

-Mira el cielo, ¿puedes ver como lentamente el planeta da vueltas? ¡Vamos! No me mires con esa cara, no estoy loca. Mira aquellas nubes, pero hazlo fijo... Aguarda, ¿y ahora? Jaja, ¿lo ves? Todo es cuestión de saber mirar...-

Aquella noche fue la última que lo vi. Luego nuestros caminos se separaron, de improviso y sin que ninguno de los dos pensáramos siquiera que así sería. Pero algo en mi interior hizo que no me extrañara de aquello. Seguramente sólo se trató de la culminación de un ciclo. Memorias embellecen mi caja de recuerdos y adicciones a noches enteras acarician aún mi piel. Es extraño a veces cuando lo pienso. Primero tanta perplejidad, pero ahora es como si ya mi vida fuera la de antes, con un poco más de camino recorrido, quizás. Pero aún recuerdo esos ojos brillantes, mirando el cielo, mirando las estrellas y alumbrados por el pequeño ardiente del cigarrillo. Por mi cabeza pasaban los momentos vividos, juntos, separados. Vueltas por las calles, caminatas al atardecer. Vueltas por la habitación, caricias. Vueltas. Así calificaré siempre la sensación que logró producirme: Vueltas.
Las vueltas de la vida que nos llevaron a conocernos, las vueltas que dimos para solamente un beso, las vueltas que nos llevaron a sentirnos juntos aunque sea un momento, las vueltas que nos llevaron a dejarnos de lado por un tiempo, las vueltas de intentar conocerlo de verdad, las vueltas para ocultar parte de mi ser a su mirada, las vueltas de cara para no enfrentar mi mirada, las vueltas que hoy hacen que seamos dos solitarios caminando en medio de una ciudad apestada de personas. Algún día quizás él lo entienda: Vueltas.

miércoles, 2 de julio de 2008

Reflexión 6ta.

"El abismo que hay detrás de su mirada, las palabras que no puede pronunciar, por el humo enclaustrado en la garganta, el que cruje cuando hablas con verdad".


Simples palabras, ¿no?. Simples frases que tienen un poder oculto. No gente, no me he vuelto loca, por lo menos no más de lo habitual y ustedes ya me conocen. Estoy hablando de la música, gente, de la música. Aunque a decir verdad, por lo general, la palabra en sí misma encierra un poder propio. Pero hoy quiero hablar de la música. De esa cosilla que me mantiene en equilibrio, ese arte que para mí es tan perfecto. A mí la música puede hacerme llorar, reír, temblar, soñar. De todo un poco. Hay tonos especiales que me relajan y me hacen llevar mi mente a un nivel de tranquilidad que no se puede lograr de ninguna otra manera. Es una sensación que quizás ustedes me comprendan y también hayan experimentado.
Pero este es un caso diferente, no es sólo el sonido de la música lo que logra ponerme en estado, sino que es el collage completo de voz, batería, guitarra, bajo, y todos aquellos instrumentos que están sonando, junto con la letra de la canción... Esas palabras habladas prácticamente al oído. Es la poesía, la conjugación de los verbos en una frase que me hace meditar, me hace reflexionar sobre todos los posibles significados que puede tener, y adaptar incluso alguna que otra frase a una experiencia personal.
Yendo al tema que les estoy dejando hoy, de Pastoral, es uno de los que me encantan. Realmente hacía mucho que no encontraba una serie de temas que me quemaran la cabeza como estos (tienen también para escuchar "En el hospicio"). La verdad, que a pesar de que soy seguidora de varias bandas actuales, no hay como las letras de los '70 y '80: Sui Generis, Serú Giran, Pastoral, Sumo, Los Gatos, G.I.T., Zas, Los Abuelos de la Nada; y ya llegando más al principio de los '90: Soda Stereo, Los Redondos (sisi gente, ambos juntos jaja), Los enanitos verdes, . Hay que admitir que ya no se escuchan letras como aquellas. Lo que no significa que no haya buenas canciones, pero ese toque tan mágico que les daban los años 70 80 y 90 no se ha podido reproducir.
Había algo especial en esos temas, el aire de libertad que transmitían es tan motivador que tiene un empuje propio. En esas décadas, la mirada sobre el mundo tenía algo de reclamo, adoración en muchos casos a las maravillas de la naturaleza, bronca, paz. Todos sentimientos que lograban transmitirse a través de una canción. Hoy en día también hay bandas que siguen haciendo eso... Pero la mayoría (¡hay excepciones! No se me vuelvan locos) hablan de temas ya trillados, como ser las relaciones frustradas, los amores prohibidos, y demás temáticas románticas. No estoy en contra de eso, porque tengo muchas canciones sobre esos temas que me encantan. A lo que apunto es que no hay buenas canciones de la calle, por ejemplo. Que describan el día a día. Y cuando aparecen, realmente logran un éxito merecido, justamente por eso, a mi entender, a que ya son tan raras que algo así impacta-emociona-libera.
Quizás sea así para mí porque me toco nacer en esta época, pero creo no ser la única que piensa de esta manera. Los invito a dejarme sus opiniones.