domingo, 27 de diciembre de 2009

Sirena

El sol está cayendo a lo lejos en el mar, el agua leve movimiento que corta la estáticidad del ambiente. El aire está frío junto al mar. Ella está sentada a la orilla del océano, su mente perdida entre la marea imperceptible que se lleva sus recuerdos lejos, a lo profundo de las entrañas terrestres. Busca su mirada algo más allá de la inmensidad, sus ojos se alejan con el aire hacia las estrellas que comienzan a aparecer. Las horas pasan, el tiempo muere, y sus pies apoyados en la arena sintiendo el leve vibrar de la vida.
No está esperando nada, no quiere encontrar lo que busca, sólo quiere sentir cómo el océano se lleva las manchas de su alma.

domingo, 13 de diciembre de 2009

No quería saber...

¿Vieron cuando se enteran de algo que preferirían no haberse enterado nunca? Es molesto. Hay veces que pagaría por retroceder el tiempo y no escuchar, no leer, ciertos comentarios, ciertas confesiones, ciertas anécdotas. Ahora me toca caer en una realidad que antes me era ajena. Admitir ciertas hipótesis que descarté para simplemente dejarme ser.
Hace bastante que no me permito enamorarme, que tengo miedo a que me lastimen. Conozco gente, mantengo cierta relación, pero el vocablo “amor” es tabú en mi vida. Soy precavida, intento no dar más de lo que me dan, simplemente porque cuando lo hice, me lastimaron. Tengo heridas que no han cicatrizado todavía, y están ahí, abiertas y expuestas a cualquier dolor. Y por más que intento dejar mis miedos de lado, que busco poder volver a confiar en que alguien me ayudará a curarlas, termino en el mismo lugar que al principio: agazapada en un rincón, tratando de contener la decepción e intentando volver a ver brillar el sol.
Me acostumbraron a desconfiar, ya no apuesto al todo o nada, por el miedo de perder. Y con cada persona nueva que aparece, busco la alegría en los hechos ambiguos, tener la esperanza de que lo nuevo será revitalizante y curativo, y darle la oportunidad de que me demuestre que se puede volver a empezar. Sin embargo, pareciera que la veta continúa y termina decepcionándome, incumpliendo sus promesas y dejándome sola. Me termina convenciendo que solamente estaba jugando conmigo.
Y finalmente se confirma el dicho: Ojos que no ven, corazón que no siente. Qué feo es cuando uno ve y tiene que afrontar las consecuencias de su corazón.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Lágrimas en los ojos

Pasa, siempre pasa que hay momentos en los que la cabeza comienza a maquinar, en los que ponemos la balanza a un lado y hacemos un resumen de lo que tenemos y lo que perdimos. Esto suele suceder en estas épocas de fin de año, cuando las cosas se acaban y hay que prepararse para afrontar los nuevos desafíos.
Me hago cargo de mis decisiones, de mis actos y las palabras dichas. No soy de arrepentirme de lo que hice. Hasta lo peor que me ha tocado vivir lo tomo como una enseñanza, trato de buscar qué puedo aprender de ello.
Pero hay veces que me vence el dolor, la decepción y termino con lágrimas en los ojos. Momentos en los que quisiera que estés al lado mio, que me abraces y me digas que todo va a pasar, que debo ser fuerte y que estás ahí conmigo, para acompañarme a pesar de todo.

No tenes idea de cuánto necesito de tus brazos y tu cariño.

viernes, 4 de diciembre de 2009

La lámpara de Aladino

Quiero escribir algo lindo, algo que te haga sonreír al posar tus ojos sobre estas palabras. Quiero poder ofrecerte el cielo con las manos, ser un motivo para que seas feliz.
Quiero poder mirarte a los ojos y mantener la mirada calma, trasmitirte paz y alegría sin siquiera darte tiempo a que te des cuenta de que soy el motivo de tu risa.
Quiero ser la que anhelas encontrar junto a tí cada mañana, y la última en la que piensas cuando te acuestas. Quiero ser lo que necesitas.
Y puedo serlo, puedo ser esa calma que tanto buscan tus ojos, sólo necesito que me des la oportunidad.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Voces que cantan

Hoy me desperté con esta canción dando vueltas en mi cabeza, hacía mucho que no la escuchaba.

Tengo marcado en el pecho
todos los días que el tiempo no me dejó estar aquí.

Tengo una fe que madura
que va conmigo y me cura desde que te conocí.

Tengo una huella perdida
entre tu sombra y la mía que no me deja mentir.

Soy una moneda en la fuente,
tú mi deseo pendiente, mis ganas de revivir.



martes, 24 de noviembre de 2009

Otra confesión

Al parecer el fin de año me pone en capilla y le da rienda suelta a mis manos... Confesé tantas cosas en este blog, que no podía dejar de admitir esto...


...no puedo resistirme a los hombres que logran sorprenderme.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Confesiones de primavera

Es el día de hoy, que todavía no puedo explicar todas esas sensaciones que me generás...


Aunque tu corazón recircule,
siga de paso o venga,
pretenda volar con las manos,
sueñe despierto o duerma...
...o beba el elixir
de la eternidad,
sos alma de diamante.


...tanto las buenas, como las malas.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Entre la espada y la pared

Estoy en un dilema... Uno bastante complicado. Conocí a alguien que, sin darme cuenta, se ganó un espacio en mi cabeza. Si, sin darme cuenta, porque cuando me quise acordar, me la pasaba pensando en ese encuentro fortuito, en esos ojos. Traté de quitarle importancia al asunto, dejé pasar el tiempo, pero la imagen, las palabras seguían aquí. Entonces decidí avanzar un paso yo también, le devolví la gentileza de dejarme conocer algo de su vida, dándole algo de la mía. Sin embargo, la respuesta se hizo desear, había llegado a perder la esperanza de volver a saber de él cuando finalmente reapareció. Me dura un poco la sonrisa de tarada al ver simplemente letras escritas en un monitor, pero así fue. Confirmado: el ilustre desconocido se había ganado un espacio en mi vida.
Ahora bien, ¿qué hacemos con lo que ya había? Lo complicado de cuando aparece alguien nuevo, es que los que ya estaban siguen ahí y ahora resulta que hay que replantearse qué papel le toca a cada uno. El ilustre desconocido todavía no es más que eso, una persona nueva que apareció en mi vida de manera inesperada y todo lo que viene me es ajeno, pasé la etapa de pensar a cada paso como será el siguiente, me doy el lujo de dejarme fluir con la corriente. Sin embargo, hay personas que ya tenían espacio en mi vida, en mis sentimientos que ahora se han vuelto nebulosos. Estoy confundida. Y por momentos, la alegría que me genera alguien nuevo se ve opacada por la tristeza que me genera alguien que ya estaba. Ahora no sé que pensar, o lo que es peor, qué sentir. No puedo negar que me siguen pasando cosas, y por más de que todo haya acabado, de que haya encontrado alguien más, no puedo negar que me sigue afectando... Que hay alguien que no estoy dispuesta a perder...
No sé que hacer, me siento entre la espada y la pared.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Reflexión 17va.

Afuera el sol está acariciando la tierra. Probablemente las nubes estén dando un paseo lento mientras las torcazas se cuentan los chismes paradas sobre los cables de luz. Algunos perros deben de estar echados, disfrutando de una leve brisa primaveral y viendo a los chicos correr de un lado para otro, jugando. Algunas señoras caminan por la calle de barrio con su bolsa de los mandados pasando mentalmente lista de lo que deben comprar.
Unas cuadras más allá, autos transitan las calles principales. La gente va y viene al ritmo del semáforo. Otros chicos, algo más grandes que los que aún juegan, estarán contándose sus fin de semana en el patio de una escuela. Las maestras deben estar contando las horas para el almuerzo.
Muchas cosas estarán pasando ahora ahí afuera, al otro lado de mi puerta.

viernes, 13 de noviembre de 2009

She goes

La noche la encontró sin saber dónde ir, buscando con sus ojos una dirección que le solucionara el problema. La gente pasaba a su alrededor, algunos ojos se detenían a verla, otros la pasaban por alto como si no existiera; pero, algo latía en su interior, indicándole que aún estaba con vida.
Comenzó a caminar, tomando una decisión. Así llegó a la plaza, y allí aguardó para regresar a su casa. Fumaba impaciente, preocupada. ¿Qué más hacer? Su mente estaba abarrotada de sensaciones diferentes. Cansada, agotada. No quedaba más que seguir aguardando a que la tormenta pase, que un tímido sol asomara entre la negrura del cielo que cubría su vida cotidiana. No le gustaba verse así: solitaria, triste. Su sonrisa se había borrado de su rostro, sus ojos daban testimonio de que estaba triste.
Se sentía atada. Ella que tanto amaba su libertad, sentía cadenas tirando de sus tobillos, amarrando sus manos, lastimándola. Pero no podía escapar, romper con todo e irse, hacerlo implicaba herir a los demás. Eligió arrastrar sus ataduras hasta encontrar las llaves de los candados. Así continúa caminando, sintiéndose sola en medio de la gente, abandonada aún rodeada de aquellos que quiere.
Sin embargo, ella sigue allí, fumando, pensando, intentando no largarse a llorar al pasar los recuerdos por su cabeza. Sigue aguardando ver la luz que le indique la salida.

martes, 3 de noviembre de 2009

Casualidades

No sé quién sos. Nunca pregunté tu nombre y, a pesar de haberlo descubierto después, es como si no te personificara.
Sos un completo desconocido, que apareciste un día con un montoncito de palabras y acordes que me invitaste a conocer.
Luego de eso, no supe nada más. Ni rastro ni noticias.
Pero, sin embargo, hace días que no hago otra cosa que pensar en vos.
Me dejaste algo resonando en mi cabeza, y no logro descifrar todavía qué es.

¿Por qué me pasan estas cosas a mí?

jueves, 29 de octubre de 2009

Mientes

¿Qué más podemos hacer que seguir fingiendo que todo está igual? Ya no podemos, mi vida, seguir con las falsas esperanzas de que lo inmutable logramos conquistar. Siempre supimos desengañarnos de ilusiones ópticas. Nunca llegamos a dar por ganado lo perdido, ¿por qué comenzar ahora?
Ya acepté que mientras sigamos jugando este juego sin final, dolor sólo vamos a encontrar. Mejor dejar todo acá, mejor dejar de engañarnos con que somos los dueños de la historia, aunque podamos seguir con esta parodia, lamentablemente...
callar ya no te redimirá.


martes, 20 de octubre de 2009

Delirios

Mi autoestima está por el suelo, ¿quién osaría intentar acostumbrar mis oídos a las palabras de consuelo? De nada sirve los por qué intentando justificar las trabas de la vida cotidiana. No me interesa saber las múltiples causas de los infortunios que me han tocado vivir. Lo hecho, hecho está. Lo vivido no son más que recuerdos olvidados en mi mente. No intento martirizar lo que me ha tocado en suerte, sólo lo admito, una y otra vez, lo admito: no he podido hacer que las cosas sucedan, ellas me hacen a mí.
















Va siendo hora de tomar las riendas, ¿no?
Y qué más da la tristeza del pobre condenado que no hace otra cosa que trabajar noche y día para nunca alcanzar su destino preciado. ¿Qué más da seguir y seguir renegando del camino si nunca se es capaz de reflexionar sobre las enseñanzas que se cansa de darnos la vida? Va siendo el tiempo de aceptar lo que nos toca, con los brazos extendidos, las manos abiertas, cada centímetro de nuestra piel dispuesta a recibir los soplos del viento en contra. No importa los obstáculos, no importan las tristezas, si somos capaces de entender que detrás de ellas, siempre se esconde la felicidad.

domingo, 11 de octubre de 2009

Seré

Mi pasado y mi presente volátil marcan continuamente los caminos de acción que a cada instante cambian místicamente. Vivo inmersa en el fluido mágico del que hablaba Napoleón, que obstaculiza mi vista y esconde de mis ojos las respuestas que busco, mi destino.
No sé aún que me aguarda más adelante, no intento forzar los acontecimientos, pero lo único de lo cual no tengo dudas es que, finalmente, encontraré mi espacio, y seré... Simplemente seré.

Más sabes del mundo, más te lastima,
voy a usar tus piernas como guarida.
Ya pega la lluvia en mi tejado,

dame de refugio tu cuerpo blanco,

que me quedo a vivir allí...

jueves, 1 de octubre de 2009

Soy

...algo torpe, un poco observadora, un toque de despistada, tímida, cobarde, soñadora empedernida, tengo un conflicto para recordar los nombres femeninos que comienzan con M, me gusta escuchar música tranquila por las noche y tango los domingos a la mañana, curiosa, ansiosa, otro toque de rebelde con algo de romántica...

Inútil enunciar los adjetivos que pudieran describirme. La única manera de llegar a conocerme es leyéndome. Con mi días buenos y malos. Con mis idas y venidas. El único lugar en el cual me desnudo completamente es en mis textos, sean versos o prosa. No importa donde esté, si en medio de la calle o oculta tras un panel, si estoy escribiendo no dejo actuar al censurador sentido. Simplemente soy yo, despojada de toda cubierta, dejando mi alma en cada letra.

La vida me ha enseñado muchas cosas a lo largo de los años,
principalmente en los últimos 7.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Fui

Mi cuerpo hecho tiras de piel, a penas sujetas al hueso por la sangre coagulada. Mi corazón y mi alma tirados en el suelo, embarrados y pisoteados sin piedad. Lo que queda de mi cerebro está quemado a fuego vivo.
No queda de mí más que el vestigio de lo que alguna vez fui, más que la sombra de un ser que, alguna vez, supo sentir.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Reflexión 16va.

No puedo seguir huyendo. No puedo seguir escapando. Tengo que afrontar las tormentas que asoman en el horizonte.

Con el viento a favor o en contra, me planto acá con mi espada en alto.
Honrar a la guerrera que hay en mí.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Negativa

Me niego. Una y otra vez lo repito y no hay caso: me niego. No quiero saber, no quiero pensar, no quiero escuchar razones.
No me importa absolutamente un carajo. ¡Me niego a interpretar! No quiero, una y otra vez lo voy a repetir: No quiero entender nada. Basta, me cansé, me harté de todo esto.
Ojos que no ven, oídos que no escuchan, manos que no tocan, cabeza que no piensa... Finalmente deberían hacer que el Corazón no sienta.
Así que, por lo tanto, me niego a seguir interpretando lo que pasa, las palabras y los gestos. Punto.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Suicidio de ilusión

Mil veces he hablado del amor y las penas que a veces acarrea.
He enunciado de mil maneras diferentes cómo puede doler, como puede lastimarnos las palabras, los gestos, las actitudes. Hasta llorando he escrito las palabras más tristes que pude pensar.
Pero hay una realidad que no me había tocado en suerte, que había podido esquivar... Hasta ahora, y es que no hay dolor más fuerte que el tener que matar una a una las ilusiones propias.
Cuando la esperanza se ha perdido, y no hay nada que hacer, sólo ir desarmando esas estructuras de ensueño es lo que nos queda, aquellas que alimentaban lo ya inexistente.
Y así termino hoy, cavando pequeñas tumbas para todas mis ilusiones, llorando un dolor que asfixia y no tiene retorno.
Siento que tengo una espina clava en el alma, y no hay consuelo que valga. Sólo me queda matar mis ilusiones poco a poco, y echarles tierra encima.

Interrogante

¿Qué hago para no extrañarte con cada centímetro de mi piel,
con cada rincón de mi cuerpo,
con toda mi alma
y mi ser?

Dale, cuéntame cómo hago.

martes, 1 de septiembre de 2009

Reflexión 15va.

Hoy el día tuvo otro sabor. Las luces alumbraban más de lo acostumbrado; los colores tenían otro brillo. El sonido de la ciudad, una armonía oculta que relajaba.
Las miradas de la gente significaban algo. Podía sentir como el viento comenzaba a despedir al invierno, mientras le cantaba a las flores que pronto renacerán.
Hoy el sol me dio los buenos días, dando paso luego a las nubes, que ocultaron sus rayos. Las mismas nubes que acompañaron mi tarde, y la hicieron mágica.
Hoy todo me pareció distinto, la gente, el aire, el ruido de la calle. Incluso la noche cayendo sobre las vías del tren. Todo me pareció extrañamente intrigante.
Siento que días como hoy, podría enamorarme fácilmente.

No voy a esperar
las caras que yo extraño,
no voy a esperar
que el destino hable por mí.

sábado, 29 de agosto de 2009

Un candombe en la cabeza

Estoy sentada en la oscuridad de mi habitación, con la radiación de la computadora quemándome los ojos adormecidos. Me desperté hace instantes por una sensación a punzante en la garganta. No sé por qué, ni si tiene realmente una razón de ser ese dolor en mi yugular, pero fue tan intenso como para hacerme abrir los párpados cansados y sacarme de mi cama.
Abrí las vías comunes de comunicación pensando que quizás, lejano y tardío quizás, algo era lo que motivaba esa sensación. Esos sucesos que pasan a pesar de nosotros que, aún así, pueden afectarnos para darse a conocer (y mientras escribo estas palabras, vuelvo a sentirlo). Y lo peor de todo esto es que temo por vos. Porque te haya sucedido algo y yo lo sintiera (como ya ha pasado en otra ocasión). Estúpidamente busco alguna señal de algo que probablemente no exista; pienso que aún me necesitas...
Qué sé yo. Últimamente pienso muchas tonterías.

lunes, 24 de agosto de 2009

-... .- ... - .-

«Basta. No me mires con esa cara, sabes a la perfección que esto terminó acá. No, no te gastes en buscarle respuestas a las preguntas que ya no quiero hacerte. ¿Para qué? Si seguro la mitad de tus palabras fueron mentiras, ¿por qué habría de creerte ahora? No. Esto se acabó, mi vida. No quiero seguir sentada mirando como pasas por la vereda de enfrente. No quiero buscar tu rostro en la calle. No quiero escuchar tu voz lejana en el viento. Basta. Me hartaste. Ya no busco el amor escondido detrás del dolor. Basta de esperanzas destructivas, basta de migajas de cariño, basta de ilusiones enloquecedoras. Basta de sufrimiento, de insomnio, de pesadillas, de sudor y lágrimas. Me cansé. Ha sucedido lo imposible: mi paciencia se agotó. ¿Qué "y ahora qué"? No lo sé, mi amor. Haz lo que se te plazca, busca a quién quieras, yo ya no estaré más esperando a la vuelta de la esquina. Y así será, aunque no lo creas.»

miércoles, 19 de agosto de 2009

Frágil

Cada noche sigue amaneciendo, encontrándome encerrada entre las sombras de mis sueños. Aquellos que me dan la libertad de hacer y decir sin restricciones; la misma libertad que me acosa hasta el punto en que mi inconsciente se resiste a recordar.
Es en mis sueños que te veo y te digo todo lo que quisiera y siempre callo. Es en mis sueños cuando puedo hacer cosas como si no me importara el mañana. Cuando puedo mirarte a los ojos y dejar que mis piernas tiemblen ante tu impresionante poder de hacerme estremecer. En mis sueños aún recuerdo el calor y la protección que me daba tu compañía por las noches.
Pero son esos mismos sueños las cadenas a este estado inerte que no me deja respirar. Son sueños también los que me recuerdan que ya no tengo derecho alguno sobre tus labios. Sueños en que te vas sin ningún reparo dejándome desamparada en la oscuridad. Sueños a los que hoy les tengo miedo.
Sueños por los cuales paso las noches en vilo con tal de no soñarlos.

lunes, 10 de agosto de 2009

Poder, podríamos...

Podríamos sentarnos a leernos uno al otro por largo tiempo, cada uno con su estilo particular. Podríamos ponernos frente a frente buscando encontrar pasajes de nuestros cuerpos desconocidos hasta el momento. Podrías mirarme a los ojos para desnudar mi alma sin ningún esfuerzo, y yo podría buscar en tu boca esas puertas al paraíso que mantienes ocultas.
Hemos podido y podríamos hacer muchas cosas. Hemos dado vueltas por las palabras para encontrarles significados que saltan a la vista. Podrías mentirme una y otra vez, como lo has hecho otros días. Podría decirte las verdades que jamás pudiste hacerme confesar.
Por último, podríamos ver el camino que fuimos dejando atrás a cada instante, con cada beso y cada pelea. Con cada huida y cada vuelta. Podríamos pararnos un segundo y mirar como el tiempo nos alejó de aquellos dos jóvenes que una vez se conocieron.
Pero bien se sabe que mirar atrás sólo nos demora, y seguir caminando es la única salida que queda. Yo podría intentar convencerte de que vengas conmigo utilizando mil argumentos sofistas, pero elijo seguir caminando, la decisión de acompañarme es sólo tuya.

sábado, 8 de agosto de 2009

La distancia

Dije adiós, nos vemos en unos días Buenos Aires, mientras el micro salía de la terminal. Miré el cielo seminublado, y con un suspiro me recosté en el asiento. Hacía mucho que no veía el paisaje que se abría ante mis ojos: campo, extensiones de siembra y ganado que pastaban tranquilamente bajo el sol. Intentaba no pensar. Intenté escapar, huir lejos de tu recuerdo. Pero a cada kilómetro que me alejaba de la ciudad, tu sombra aumentaba, cubriéndome como nubes de tormenta que amenazaban con llorar.
Por un instante creí que la distancia aplacaría mis pensamientos, que los campos se interpondrían entre vos y yo, dejándome romper con esas cadenas de las cuales tiro constantemente, queriendo ser libre a ese deseo, a esas ansias por verte a cada instante. Pero no lo logré. Mientras más lejos me encontraba, mi mente me torturaba cada vez más. Recuerdos. Dolorosos recuerdos, que me aprisionaban. Ya no sé que más hacer. Ya estoy inevitablemente perdida. Quisiera que alguien tomara mi mano y me guiara en la dirección correcta.
Hace dos años que me perdí en tus ojos. Hace dos años que quiero escapar.
Supongo, que dadas las cosas, no me queda otra que seguir intentando.

jueves, 30 de julio de 2009

Huida

Tus silencios atraviesan las fronteras de mi mente, llegándome profundo en mí.

Intento escapar a esas armas que me apuntan desde el cielo, buscando acorralarme contra algún rincón donde indefensa suspire mi último aliento antes del disparo final. Indefensa, inútil. Buitres con faros que señalan mi posición, mientras corro en zig-zag esquivando las luces.
Corro y corro desesperada sin saber a dónde huir. Corro hasta que mis pies sangran al contacto con el suelo de tanto correr. Me esfuerzo por no detenerme, por no dejarme engañar cuando el cansancio se cuelga de mi cuello. Un poco más, siempre puedo exigirme un poco más. Aguantar. Correr, escapar.

En mis sueños corro desesperadamente lejos de los fantasmas que me persiguen. Lejos de los dolores, las angustias, las mentiras descubiertas. Corro hasta más no poder, hasta que el cuerpo me pese al despertarme y mis piernas suden. Escapo como una presa escapa de su predador, como un esclavo que consiguió romper sus cadenas. Huyo sabiendo que por más que recorra toda mi mente, hasta que mis piernas no se muevan de verdad, nunca voy a lograr escapar.

martes, 28 de julio de 2009

La terapia

Llego a casa luego de un día pasado en la ciudad, tirada en una plaza hablando con mis amigas. Paso por el portal y pareciera que todo ruido externo se esfumara de golpe. Abro la puerta de mi casa, dejo las bolsas de verduras que compré en el camino. Saludo a mi gata y enciendo mi computadora, poniendo al instante música para relajar un poco los músculos de mis pies cansados de caminar.
Miro por la ventana y una luna media ilumina el suelo como si fuese llena. El cielo limpio, las estrellas. Es una noche apacible para disfrutar.
Enciendo la cocina y ordeno las cosas para preparar la comida: arroz primavera y milanesas, nada muy elaborado. Voy hasta el almacén para comprar lo que me falta. De vuelta, comienzo a cocinar, optando por la radio para ambientar el momento; nada fuera de lo común, una escena tan típicamente hogareña. Sin embargo, cocinar es como una terapia, la actividad que permite relajar mi mente y pensar las cosas con claridad.

Dentro de la cotidianeidad uno encuentra sus instantes para descubrir los grandes misterios de la humanidad.

martes, 21 de julio de 2009

Reflexión 14va.

Probablemente ya me han leído lo suficiente como para darse cuenta de mi tendencia a la ciclotimia en este blog: un día todo color de rosas y otro una tormenta como la que se desata al otro lado de mi ventana en estos momentos. Primero que nada, les pido disculpas por saturar este espacio con cuestiones alevosamente privadas, no era ese el destino que tenía este blog, a pesar de que esas cuestiones dieron como fruto algunos textos de los cuales me siento orgullosa de ser autora, también se acumularon líneas que no fueron productivas, ni siquiera en lo personal.
Y ahora me toca hacer mi reflexión sobre mi misma, el mea culpa, aceptando mis errores y mis culpas en todas estas historias. Admito que me cuesta reconocer mi papel en las cosas que terminan mal. La maldita manía de ver los problemas del otro sin reconocer los propios, o lo que es aún peor, responsabilizar a los demás de los problemas personales. El otro. El contexto. El pasado. Son excusas para no admitir que nos equivocamos, que no todo lo habíamos prevenido y hoy estamos pagando los precios que nos advirtieron. La relación causa-efecto es inevitable en este sistema en el cual nos movemos. Y reconocer esas causas son el segundo paso para solucionar nuestros problemas.
Yo creo haber admitido mis problemas, y estoy tratando de identificar las causas de ellos. Pero tengo miedo, porque intuyo que todas ellas (o la gran mayoría por lo menos) nacieron de mí. Son factores internos, tendencias accionales que no logré solventar. Más que nada porque fueron muchos años de negación, años de no querer aceptar que las cosas habían cambiado. Esto me recuerda a algo que me comentó un día la que era mi profesora de canto: "¿Sabías que cuando uno suspira mucho es porque quiere resistirse a los cambios?". Esas palabras no se borraron de mi mente, porque me sonaron a verdad. Me resisto constantemente a aceptar que hay gente que ya no está, y que seguramente nunca va a volver. Me resisto constantemente a seguir perdiendo, aunque eso signifique atarme a situaciones que me hagan mal, a personas que me lastiman constantemente sin importarles nada. Como dice el tema: tal vez un perro fiel, a cambio de comer, soporte hasta lo insoportable.
Pero no quiero seguir soportando ciertas cosas. Y aquí viene mi culpa. Yo soy la que se pone en los lugares que me tocan vivir. Me quejo de situaciones que yo misma permití. Y por más que sigo y sigo diciendo que no quiero, no me animo a ponerle el Punto final. Mi miedo a perder lo poco que tengo (o creo tener) me lleva a soportar cosas que continuamente me lastiman. Como muchas veces lo he dicho y como muchas veces lo he escrito, estoy inmersa en una gran tormenta, feroz lucha entre mis miedos. Continuamente las fuerzas dentro mío luchan por dominar mis acciones, por tener el poder sobre mis palabras... Y el miedo a perder y el miedo a ser feliz son constantemente actores estrellas en estas batallas internas que nadie llega a ver.
Intento ser libre, pero hasta que no venza a mi propia enemiga, la que me mira desde el otro lado del espejo, mis palabras van a ser en vano.

sábado, 18 de julio de 2009

Y por fin amaneció

Me acuerdo de ese día. Mierda que aún me acuerdo. Pensé que lo había olvidado, entre tantas idas y venidas, tantos días que pasaron, tantas noches perdidas entre tantas manos que no sé donde esconder. Creí realmente que ya no dolía, me autoconvencí de que nada importaba, de que no tenían sentido aquellos latidos, aquellas cosquillas. De que nada de todo eso era real, sólo producto de un invento de esta cabeza que tanto me atormenta. Quise convencerme a mí misma de que todo esto fue resultado de escuchar demasiado tiempo amar y envejecer, de noches enteras traumándome con duda, y tantas otras canciones.
Me dije una y otra vez que todo esto lo busqué, lo quise hacer cómo lo hice, pero me doy cuenta hoy, como tantos ayer, que esto no puedo haberlo querido así. O sí, quizás soy lo suficientemente masoquista como para autotorturarme. Aunque hay una tercera opción, que todo esto sea una combinación de las dos anteriores.
Y termino cayendo (siempre cayendo brusca y fuertemente) en la cuenta de que todavía me duelen los recuerdos, malditos recuerdos que me llenan de dudas que no me dejan en paz. Y estos pedazitos de felicidad perdidos en mi mente son una mala combinación cuando se mezclan con los temas que los ambientaron, porque mi piel revive esos momentos con demasiada memoria, y ahí es cuando me matan. Me clavan dagas en la espalda, porque me demuestran que sólo son eso: recuerdos, ilusiones del ayer que nada tienen que ver con la realidad de hoy.
Y entre tantas lágrimas, tanta realidad, no me queda otra que terminar admitiendo, como lo dije aquella primera vez, que tal vez no tengamos más noches, y tal vez no seas tú el hombre de mi vida...


jueves, 16 de julio de 2009

El tren

Parado en la estación, un vagón, oxidado prematuramente por las tempestades del tiempo, espera a que suban los viajeros. Silencioso, allí parado, observa a través de sus ventanillas de vidrio rajado como la gente camina de un lado al otro del andén, buscando sus asientos, guardando sus maletas, haciendo tiempo hasta que el silbato indique la partida.
Allí, en medio de un día que no es nublado, pero no llega a verse el sol, el vagón espera a que el pasajero suba las escalerillas de la puerta y tome su lugar en el interior. Lo mira, como diciéndole que pronto ha de partir, y que no puede aguardarlo mucho tiempo más. Pero el pasajero no se inmuta. Siente los deseos ardientes de la locomotora en arrancar para seguir las vías que más adelante se encuentran. Lo siente, lo provoca. No da indicios de querer dejar el andén todavía. El vagón se pregunta para qué habrá comprado el boleto entonces; sin embargo, no encuentra una respuesta, el pasajero sigue caminando de un extremo al otro del andén, mirando cada puerta del vagón como si no supiera por cuál decidirse a subir. Observa, incluso, la locomotora, que con un silbido agudo y feroz le indica que ni siquiera lo intente. El vagón ya no entiende. Ha estado demasiado tiempo en la estación. Otras estaciones más adelante lo aguardan, y ya está llegando retrasado.
Tiene que tomar una decisión. Siente el tirón de la locomotora para continuar su ruta, pero no atina a soltar los frenos. El guarda, impaciente también, mira su reloj y intenta cerrar la puerta del vagón, pero éste se resiste. Hasta que finalmente, pasado el tiempo prudente de espera, los pasajeros ya acomodados en sus asientos, miran al pasajero errante que aún esta parado solo en la estación. Lo observan a través del vidrio fumando un cigarrillo tranquilo, como si nada lo apremiara. Y con ellos, el vagón.
Las nubes ganan terreno, el vestigio de Sol sucumbe ante el avance de la lluvia que comienza a caer. Un silbido largo y penetrante lastima los oídos de los viajantes. La locomotora se encuentra impaciente por echar a andar sus motores. La lluvia se escurre por las ventanillas del vagón, que sigue observando al viajero que no ha decidido si subir o no.
El guarda intenta alentar dando la señal de marcha con su silbato, ya resignado a la terquedad del vagón por querer esperar. Pero, de un momento a otro, entre los silbidos, los tirones de la locomotora, el tren avanza de una vez por todas. Y con la lluvia escurriéndose por sus ventanillas, el vagón se aleja, dejando sólo al pasajero indeciso en la estación. Se ha dado cuenta que más adelante otras estaciones aguardan con sus pasajeros que estan esperándolo para subir. Tiene una ruta que seguir que no puede hacerse esperar.

sábado, 11 de julio de 2009

Borges

Quizás nadie crea en mí.
Quizás mis palabras se pierdan en el tiempo,
y con ellas mis ideas, sentimientos.
Probablemente nadie piensa en mí.
Ni si tengo frío por las noches, mientras
la estufa apagada y el reloj vigilan mi sueño.

Ya sé que no hay algo que valga la pena
si sale de mí. Porque mis pensamientos
son grano de arena en este gran desierto,
son un vaso de agua salada del mar muerto.
No significa nada cada sílaba que enuncio
porque el dolor y el amor son extraños
caminando por las calles de este barrio.

Y más allá de todas las palabras
que puedar sentarme a escribir,
aún así pareciera
que nadie cree en mí.

martes, 7 de julio de 2009

Último suspiro

La lluvia caerá, el cielo se partirá en mil pedazos para cubrirme por completo. La tormenta se desatará a cada paso que avance.
La tierra se abrirá para dejarme caer a sus entrañas, tragándome sin piedad mientras mis sentidos se aturden con la sensación de vacío.
El viento y el fuego se olvidarán de guarecerme, mis protectores me abandonarán, nadie vendrá a mi rescate en mi último suspiro.

La lluvia caerá y yo levantaré mi rostro al cielo para recibirla.

viernes, 3 de julio de 2009

Negativas

Esta noche no te pienso.
Esta noche no te voy a soñar.
No importa cuantas veces la gente se ría en mi cara de mi falsa convicción, no me interesa que nadie crea en mí. Yo seguiré firme en mi postura, creyéndome verdad las falsas esperanzas de vencer tu encanto.
Esta noche no voy a siquiera extrañarte.
Voy a soñar con un camino lejano, una vacaciones merecidas, un final aprobado. No voy a dormirme esperando verte junto a mi a la mañana, porque sé que eso no sucederá.
Esta noche me rehuso completamente a que seas mi sonrisa al acostarme, y mucho más me niego a que seas lo primero que piense al despertar.
No me importa que no me creas, ni vos ni nadie, no me quita el sueño el que no se percaten de que ya no soy una niña. El tiempo pasa, y con él la vida. Cambio constantemente aunque muchos me vean igual, soy un constante ser en movimiento más allá de la inercia que nos maneja.
Y mucho menos me llama la atención que estas palabras no te afecten en lo más mínimo. Nunca te afectaron y dudo que comiencen a hacerlo ahora, pero igualmente, no me pienso negar la posibilidad de decirlo, nunca más me silenciaré, así que leeme bien:

YA SOY LIBRE.


Y esta vez es de verdad...

miércoles, 1 de julio de 2009

Vagué

Me he perdido por los caminos del tiempo, vagando en las lejanías sin siquiera recordar a dónde iba.
He caminado entre las espinas del paraíso, y renacido luego en las entrañas del infierno.
Muchos paisajes desconocidos conocí. Muchas nubes errantes cayeron sobre mí.
Todo un sin fin de momentos indecisos hicieron siembra en mi camino, queriendo hacer temblar mis piernas.
Vagué por días y noches, hasta perder la cuenta del tiempo que realmente transcurrió.
Me volví sombra en la noche, bajo la Luna vigía observándome.
Así he llegado hasta aquí. Finalmente.
Las vueltas existen, y volviendo estoy, ya habiendo dejado de ser la de antes.
Las vueltas existen, y estoy volviendo a vivir mi regreso como un nuevo encuentro.

martes, 30 de junio de 2009

¿Semana de la dulzura?

No sé por que se me dio escribir sobre los besos. Hoy me acordaba de uno de los primeros besos que me dieron. Si descontamos esos besos fugaces de boliche, podríamos incluso decirle "mi primer beso". Pero la realidad es que me di cuenta que ese momento marcó un antes y un después.
Antes de eso, me había dejado besar por otras bocas, como si ello fuera un juego inocente que en nada variaba. Pero llegado cierto punto, en el que toda una historia antecede al momento de que las bocas se buscan, se detienen a centímetros, milímetros inclusive, algo cambia. Algo, definitivamente, cambió.
Recordar algunos por menores de esa historia no viene al caso en estos momentos. Basta con decir que una persona especial fue la autora de semejante estremecimiento. Él, luego de muchas idas y vueltas, excusas y propuestas, cuando me tuvo enfrente, no supo que hacer. Habíamos hablado tanto el momento con anticipación, tanto planes, sugerencias, pistas de cómo iba a ser, se nos esfumaron al instante de quedarnos solos. Y yo, y él. Ambos ahí. Dos adolescentes recién madurados, no supimos que hacer. Tanta calle él, tantas bocas yo. Ja. Eramos dos ridículos que habían hablado de más. Pero allí estamos, no podíamos dejar de actuar (¿o sí?). Lentamente nos acercamos, nos miramos esquivamente, apoyamos las manos en el cuello del otro... Todo muy improvisado, todo sin saber cómo continuar. ¿De qué sirven las especulaciones en estos momentos? De nada, evidentemente. Pero solo, simple, calmo, el beso se dio. Cuando nos quisimos dar cuenta, nuestros cuerpos habían amordazado nuestras cabezas, nos habían dejado ser, en un beso que no duró mucho ni poco, sino exactamente lo que tenía que durar. Así fue. Su beso. El que tanto me costó olvidar. Aquel que sentí mientras volvía ese mismo día a mi casa.
Algo que él nunca supo es que con su beso, yo aprendí a besar de verdad.
Porque un beso no es sólo apoyar los labios en los del otro, ni tiene mucho de corporal, en realidad. Un beso, para poder hacerse llamar como tal, implica sentimiento, dejarse ser en tan sólo un instante, donde todo el ser se trasmite al cuerpo del otro, sin igual.
Son esos besos los que vale la pena dar, esos besos que difícilmente se pueden olvidar.

viernes, 26 de junio de 2009

Lease como un susurro al oìdo

Yo sé que lo prometiste y, probablemente, por eso me animo a escribirlo...
Basta, esto lo voy a decir sin vueltas




Tengo miedo a perderte.




lunes, 22 de junio de 2009

Punto final

Me he alimentando demasiado tiempo de ilusiones... Ilusiones que con el tiempo se fueron desfigurando hasta transformarse en decepciones.
Mucho tiempo comiendo restos de los demás. Basura masticada y marchita. Y hasta el día de hoy he aceptado mi destino, evitando la continua duda de si estaba bien o no.
Entonando Mi última curda, lamentando Tarde y llorando Postales del alma, pase por diferentes paisajes, busqué un indicio de algo mejor. Pero todos aquellos espejismos que aparecían, terminaban hundiéndome en arenas movedizas de las cuales inútilmente intentaba escapar.
Me hundí hasta el mismo fondo, atravesé las entrañas de la tierra y renací en otro paraje lejano. Y ahora allí, parada ante lo desconocido, caigo en la cuenta de la cruda condena de la cuál era presa injustamente. Comprendo que en el juicio de los muertos, mi corazón no ha de temer. Finalmente pongo fin a los indultos de los cuales hice partícipe a los que me lastimaron; llegó la hora de derogar el punto final y la obediencia debida.
Es hora de que incline la balanza a mi favor.


Lamentablemente, hay ocasiones en que no hay jusfiticaciones para las acciones de los demás.
Pero escuchar la voz de Baglietto es un calmante para el alma.

Nací de noche casi maullando
como los gatos del arrabal.
La luna en fuego y las tres Marías
que me cantaban "no llores más".
El sueño grande, la casa chica
bramaba cerca el ferrocarril.
Grillos y sapos, lechuzas tuertas
fueron la orquesta que dirigí.

Baglietto ~ Postales del alma

miércoles, 17 de junio de 2009

Sin nombre

Sigue corriendo el tiempo, y tu recuerdo es cada vez más lejano. Estos días en que la memoria me invade, en que me doy cuenta de que te extraño horrores, tengo ganas de llorar, de gritar al mundo lo mucho que todavía te necesito.
Y mi cuerpo podrá haberte engañado, otras manos han enloquecido mi piel, haciéndola estremecer de placer, pero nadie ha podido desnudar mi alma como lo hiciste vos. Ninguna caricia ha llegado a mi más íntimo ser.
Nadie ha podido iluminar aquellas sombras que cubren mis más preciados secretos... Esos mismos que con la sola mirada de tus ojos salieron a flote sin resguardo alguno.
Son días como hoy, en que caigo en la cuenta que tu amor cambió mi vida. Ese amor que logró vencer todos los obstáculos, que me hizo descubrirme a mi misma como una mujer diferente. Aquel que me permitió vivir realmente, dejando mis miedos a un lado, para tomar tu mano y caminar hacia adelante, sin importar lo que venga.
Tu aparición en mi vida marcó un antes y un después. Me hiciste conocer partes de mí que nunca hubiese imaginado que existían. Me diste el aliento para seguir adelante pese a la adversidad. Fuiste y seguís siendo el Hombre de mi Vida. Aquel que siempre tendrá un lugar en mi corazón, como se dice comúnmente. Pero tanto vos como yo sabemos que esto va más allá; incluso más lejos que el mismo infinito. Nuestro amor eternizado por la luz de la Luna.
El guerrero y su princesa. La guerrera y su guardián.
Nadie nunca podrá mitigar tu significado para mí. Aunque me enamore nuevamente, aunque nunca más regreses. Lo que nos une es un vínculo eterno de saber que alguna vez formamos una misma luz, fuimos dos enamorados del amor. Y las marcas que hemos dejado nunca se borrarán. Mi amor siempre será tuyo; más allá de que me enamore de otros hombres, de que quiera compartir mi vida con alguien diferente a tu persona. Esto va más allá de todo lo explicable. Esto es simplemente un sentimiento que aún no tiene nombre.

domingo, 14 de junio de 2009

Si yo supiera...

Si supiera como hacer para borrar los recuerdos de mi memoria, los sentimientos de mi corazón y las marcas de mi cuerpo.
Si supiera como poder volver a caminar tranquila por la calle sin esperar cruzarte en la esquina, o escuchar tu voz llamándome de lejos.
Si supiera como dejar de sentarme a esperar tu regreso, y que los sueños en los que eras protagonista se perdieran para siempre en el olvido.
Si supiera como hacer para que no seas más parte de mi presente y te conviertas de una vez por todas en parte de mi pasado, aquél al cuál no me sintiera atada.
Si supiera como hacer algo de todo lo que deseo, o por lo menos si supiera como dejar de pensarte a cada instante, quizás así, podría volver a vivir sin nostalgia flotando en el aire.

jueves, 11 de junio de 2009

Aturdida

Hay mucho ruido... Ruido en la calle, dentro de casa, en el centro mismo de mi cabeza.
Todo es ruido. Largo y estruendoso ruido. No me deja escuchar con claridad el resto de lo que sucede. Todo es un constante desarmado de notas que aturden. Me aturden. No me deja escuchar mis ideas, entenderlas con claridad. Hasta en mi visión se atraviesa el ruido. Insoportable. Lastimoso.
Todo en este momento es sólo Ruido.



Ruido ~ Joaquín Sabina

miércoles, 10 de junio de 2009

Compartamos

No es tan común que mi mente se encuentre en blanco... Sin embargo, hace algunos días ya que no logro articular pensamiento reflexivo, o mejor dicho, digno de ser leído por alguien más a parte de mis ojos. No creo tener mucho que decir. No creo tener algo que contar, que transmitir. Mis pensamientos se reservan para el más recóndito rincón de mi cabeza. Allí se alojan, como escondiéndose del frío del invierno que ya toca la puerta de mi casa. Que ya se autoinvitó a mi paso de los años. Y en ese rincón, que debe ser cálido y acogedor, se recuestan como frente a una chimenea seguramente, a descansar de la coherencia del idioma, de los humores de su pensadora, del juicio de aquellos que luego los interpretan.
Es como aquella rebelión de palabras que sufrí una vez, cuando no logré encontrar la manera de decir aquello que estaba ahí. Pero hay hoy una diferencia, realmente no tengo nada que aportar, más que mi silencio y estas palabras que forman un fallido intento de explicación. Fallido porque no hay quién lo exija, intento porque no logran seguramente su objetivo.

Creo que son en días como hoy, en que lo mejor es compartir el silencio.

miércoles, 3 de junio de 2009

En fuga

Ir, venir. Correr, parar.
Soñar con un rayo de sol fijo sobre los párpados cerrados. Imaginar las miles de luces transformadas en estrellas lejanas y en planetas misteriosos.
Volar, caer. Reírse de tanto llorar.
Desear aquello que nunca se podrá tener por el sólo hecho de querer tener una ilusión.
Decir todo sin usar siquiera una palabra.
Estrepitoso ruido saliendo de la boca cerrada, gritando en silencio con sólo una mirada.
Contradicciones más verídicas que la coherencia.
Escribir en pocas palabras todo aquello que muchos de nosotros anhelamos.


"Absurdo,
Como un domingo por la tarde;
Como las balas por el aire;
Como el puto despertador."

sábado, 30 de mayo de 2009

Humo

Sus ojos estaban fijos en la boca que se movía al ritmo de la música. Cada tanto, dependiendo la canción, un leve murmullo salía de esos labios en movimiento. Por su mente las notas formaban cuadros surrealistas, deformando la imagen que entraba por su retina. Demonios. Bestias salvajes se debatían quién lo arrasaría primero, quién sería el que diera la estocada final para que el sonido cesara para siempre.

La misma voz que murmuraba cada tanto lo trajo de nuevo a la realidad. Desde el sillón donde se encontraba sentada, ella le preguntó algo que no llegó a escuchar. Movió su cabeza negando, siempre prefiriendo decir que no a confesar algo que no quería por equivocación. La mujer lo observaba adivinando qué pensamientos le atravesaban la mente en esos momentos, luego tiró su cabeza hacia atrás del sillón para mirar el techo.

Nuevamente el silencio de la música sonando desde lejos. El humo enrarecido se mezclaba con el aroma de sus cuerpos. Desde la cama la miraba sentada en el sillón. Sus piernas extendidas en el aire, y su pelo cayendo por el otro extremo de su cuerpo. La miraba y la soñaba con la música. La deseaba y deformaba con la mirada, por momentos una musa inspiradora, transformándola en un demonio del placer lujurioso que lo tentaba a morir.

Prendió otro cigarrillo. Escuchó la música. Ella se levantó, acercándose con lentitud hacia él. Recostado en la cama la recibió con deseo, pero ese rostro dueño de los labios que se movían con la música se dirigieron a su cuello, olfateando su aroma masculino. Sintió un beso bajo su oído y la voz susurrante: "Si no quieres que me quede, me iré". Vio como la mujer se levantaba, poniéndose su campera, y se iba, cerrando tras de sí la puerta, dejándolo sólo con sus demonios abalanzándose sobre él.

domingo, 24 de mayo de 2009

Reflexión 13va.

¿Para qué me miras si tus ojos no ven más allá de tus narices?
¿Para qué me tocas si no puedes acariciar mi alma con tus dedos?
¿De qué te sirve inventar todo este circo romano en el que yo soy el condenado cristiano?

Ya no vale la pena intentar entender algo inentendible.
Ya fue el tiempo de buscar refutaciones sofistas a la lógica del destino.
Ni vos ni yo hemos podido luchar contra ese gigante que quiere separarnos.




Crisis ~ Las pastillas del abuelo


Comprender, aceptar.
Hicimos nuestro camino al caminar,
y hoy decidimos frenar acá, no vamos al mismo lugar. Traté de hacer a mi bien tu bien, y ves bien que me salio mal. No acostumbro a fracasar.

Comprender, aceptar.
Parecía tan fácil como sumar tu amor y mi lealtad, mi ternura y tu amistad.


A veces Marte y Venus se llevan mal. No es cuestión de maldad. Es duro aprender a amar.

Comprender, aceptar. Prometiste cuidarme sin importar y hoy ya no importa mi bienestar, lo importante es tu ansiedad.
Regió mi vida al azar una vez ¿sabés?
No me gusta apostar, siempre me tocó pagar.

Yo me propuse superar tu ausencia a pesar del dolor. Vos preferís no analizar, seguís en busca del amor.

Comprender, aceptar.
Por más gotas de sal que le robe al mar, por más flores que un rosal. Hoy nos toca despegar.
Por más gritos de paz, por más soledad que hoy castigue mi voluntad. Por los dos ya no va más.

Estoy confiando que el tiempo nos dirá que asi estuvo bien.

lunes, 18 de mayo de 2009

Juego de café

¡Cuando la inspiración no me nace por mis propios medios, cuento con la ayuda de excelentes colegas de blogger que me dan un empujoncito! Café me propuso este juego, y aquí, previo copypaste de la consigna, paso a dejar mi contribución a la causa:

Hay que escribir un texto con las palabras: vida, amor, literatura, sexo, cine y viaje. Hay que pasarlo a 6 mujeres más. Por primera vez me sumo al juego completo. Va para ellas. Si alguien más lo quiere hacer, ¡están todas invitadas!
~

Creo que, quizás, un viaje me serviría. Muchas cosas han pasado en las últimas semanas que me dejaron realmente agotada. Uno de los candombes se inició con una conversación de lo más normal. Curiosa charla tuvimos, que comenzó como siempre discutiendo de literatura. Él con sus gustos doctos, yo con mi romanticismo borgeano. Seguimos hablando de música (recuerdo que en algún momento me dijo que me llevaría al cine), hasta que terminamos hablando del amor. Extraño desenlace para lo que parecía ser un atardecer típico de nuestros encuentros. No recuerdo si fue él o fui yo quién sacó el tema, pero la cuestión redundó en qué era ese sentimiento para cada uno. Tirados en la cama, yo le narraba mi concepto acerca de ese misterioso sentimiento. Tal vez fue mentira cuando le dije que hacía mucho que no lo sentía (aún no lo sé). Incluso le confesé que entre el amor y el sexo, para mí ambos son importantes, no podría llevar adelante una relación si no siento una atracción física. Él me miraba hablar, casi sin acotar nada. Cuando me di cuenta, me callé: ¿De qué servía intentar explicarle si ni yo misma me podía entender? Él me miró un instante más. Ambos mirándonos. No pude evitar, y comencé a reírme. La situación, en un cierto punto, hasta me pareció absurda. ¿Nosotros hablando de amor? ¿De qué servía hablar de algo que ninguno de los dos se animaba a sentir? Ese día terminó. Cada uno continuó con su vida como si esa charla nunca hubiese existido.

Dicen que mirando las cosas desde afuera, alejados del epicentro del problema, uno puede entender mejor lo que sucede. Creo que, quizás, un viaje me serviría... Lástima que no puedo dejar el corazón sobre la cama hasta que vuelva.


No tengo mucha idea a quién nominar, pero me gustaría ver qué nace de Mayra, Bele, Flor y Pato. Me faltarían dos, quién quiera unirse es bienvenida :)

jueves, 14 de mayo de 2009

Dr. Freud

Lo de anoche fue patético. Tuve un mal sueño, una pesadilla dirían los alejados de la psicología, pero la cuestión es que me desperté a las 3 am, con una sensación de inferioridad y fragilidad que me hizo acurrucarme contra la cabecera de mi cama. Miraba el techo de living (que es donde tengo mi cama) y la poca luz que entraba por la ventana creaba misteriosas formas que no ayudaban a mi mente a volver a dormir.
Si hubiera podido darme vuelta y encontrarme allí con un cuerpo al cual abrazarme, el de ese hombre con el cuál me siento segura, probablemente conciliar nuevamente el sueño no hubiera sido mayor problema. Pero como duermo sola, en una cama de una plaza y aquella persona no duerme conmigo, y, tal vez, ni siquiera quiere hacerlo, tuve que recurrir a un recurso que, creo yo, nunca antes había utilizado: me levanté de mi cama, agarré mi celular (que utilizo de despertador) y me dirigí a la cama de dos plazas de mi mamá. Mis padres son separados hace ya tres años, sin embargo mi madre, acostumbrada por 25 años, ocupa sólo un sector de la cama. En un principio pensó que era mi hermana (ella suele dormir con mi madre cuando se siente mal, tiene miedo o no quiere hacer su propia cama), pero a medida que me metía en la cama, me tapaba con cuanta manta había disponible, le dije que había tenido un mal sueño e intenté dormir.
Mientras mis ojos iban luchando para no ver las imágenes del sueño (entiendan, no le pedí a mi madre que me abrazara ni nada por el estilo, para mis veinte años, ya esta situación era lo bastante irónica), me di cuenta que en otras veces, cuando me encontré con malos sueños, solía levantarme, prender la computadora y escribir. Sin embargo, no hice eso en esta ocasión. ¿Qué había sucedido? No recuerdo bien qué habré pensado anoche, pero ahora a la mañana, luego de haber desayunado, caigo en la cuenta que ese sueño, esas imágenes tenían un especial significado, dadas las acciones que realicé. Son cuestiones personales que no quiero dejar escritas en mi blog, pero podemos resumirlas en hechos familiares que me llevaron a que, en vez de buscar auxilio en el frío mundo de Internet, me sintiera cerca de mi núcleo familiar, recordando que aún está ahí, aunque a veces ni lo parezca...

lunes, 11 de mayo de 2009

Un día de otoño

Hoy me desperté viendo como las nubes amenazaban con hacer del día algo opaco y triste. Pero más allá del clima exterior, un otoño perpetuo se vive dentro de mi ambiente. Un otoño porque caen las hojas por mi pelo, el frío intenta corromper mis pies y una niebla confusa se pasea por mi cabeza. Y aunque toda esta descripción se asemeja a un sentimiento de tristeza o nostalgia, simplemente es una enunciación de metáforas de resignación. Qué es el otoño sino una resignación del cálido verano al imperio del frío invernal. El otoño, aquella estación en la cual los árboles se despiden de sus frutos, de sus hojas y las dejan ser con el viento, con la tierra, con el agua. El regreso del esplendor a la tierra, culminación del ciclo. El otoño es la estación de la muerte, el fin del ciclo estacionario; que da a la gestación del invierno paso para que, durante los fríos y nieves, bajo ese hielo que cubre el suelo, la vida se desarrolle, dormida, como la gestación de un hijo.
Y más allá de lo que sea el otoño para mi, o para el mundo climático, este día es un día de otoño clásico: nublado, con hojas en el suelo y la resignación en el aire. La culminación de algo que quizás no se dio tiempo a crecer. Eso representa el día de hoy, y eso intentan representar estas palabras, simplemente un adiós. La hoja que quisimos ser se ha desprendido en el viento, y con él huye lejos, lejos de nuestras manos, de nuestros sueños, de mis ilusiones. Lejos de todo y de mí.
Pero al terminar de reflexionar sobre qué es lo que me produce un día de otoño como hoy, caigo en la cuenta que algo ha cambiado en mi interior: Este invierno, me quiero enamorar.

domingo, 3 de mayo de 2009

Format C

Hay decisiones que tomarlas parece fácil, pero cuando tenemos que llevarlas a la práctica, ahí es cuando nos damos cuenta lo doloroso que resultar decidir. Puede pasar un lapso de días, años, vidas para que esos efectos prácticos se hagan sentir, pero también puede pasar sólo un instante, un lapsus de tranquilidad con la consciencia, hasta que caemos en nuestra propia estructura decisiva. Nos damos cuenta que la decisión implica un duelo, un paso que hacía tiempo veníamos intentando esquivar. Pero todo llega. Tarde o temprano, debemos tomar decisiones, unilaterales, para poder seguir adelante, para poder caminar la vida sin que haya una cadena que nos impida avanzar. Y duele, lastima los tobillos tirar y tirar de la cadena, hasta que finalmente, con un tirón fuerte y seco, logramos romper esos eslabones que nos sostenían.
Cuesta explicar el dolor que genera este paso, este quiebre, este cerrar capítulos. Pero no se puede desestimar lo necesario de hacerlo. Hay cosas que no podemos sostener por demasiado tiempo. Llega un punto que es necesario darse cuenta, caer en la cuenta de qué es lo que estamos haciendo. Se llega al punto en que el castillo de naipes se cae con el leve soplido del viento. Y tenemos que comenzar de nuevo, tenemos que decidir si queremos volver a crear castillos frágiles, o bien, intentar construir algo sólido, con ladrillos que encajen y no con cartas que vuelen.
Son todas estas metáforas las que intentan explicar que hay decisiones que tomamos que son sumamente necesarias, más allá de las consecuencias negativas para nuestro ánimo. Porque la verdad duele sólo al principio, dicen. Hoy tomar decisiones parece fácil, aplicarlas duele, pero finalmente, en algún momento van a traer tranquilidad, saber que hemos terminado con algo que nos generaba malestar, dolor o incertidumbre.

Ya tomada la decisión, el dolor que nos trae su puesta en práctica es algo inevitable. Más cuando implica borrar sentimientos, transformarlos, desplazarlos de la escena. Tomada mi decisión, escribo formatear corazón y aprieto enter.

sábado, 2 de mayo de 2009

Como si no...

Muchas palabras he callado en momentos que no consideré adecuados para expresarlas. Muchas veces he repetido hasta el hartazgo que no hay manera de que puedan salir aquellos sentimientos que no quiero reconocer. Autocensura, quizás, podría llamarse. Pero no es cuestión de testarudez, hay sentimientos que mientras no los nombre, son como si no existieran.

Si hay sentimientos que hoy no nombro, es porque quiero hacer como que no existen.

Des-rimadas

Son tus labios, es tu mirada,
son tus recuerdos
los que me hacen estremecer.
Cuando escucho esa voz
viniendo desde lejos,
siento como a cada instante
me pierdo entre tu cuerpo.
Vuelo con esa luz que sale de tus ojos,
y me alejo del suelo,
flotando entre nubes blancas,
usando tus caricias como alas.
Y toda esta irrealidad
que me llena en momentos inoportunos,
son fantasías que despiertas
cuando nuestros cuerpos no están juntos.

lunes, 27 de abril de 2009

Ana y Juan (Tercera parte)


Ana:- ¿Juan?
Juan:- ¿Que sucede Ana?
Ana:- Necesito hacerte una pregunta...- Juan la miró extrañado. Suspirando le contestó,
Juan:- Ok, tengo miedo...
Ana:- (esbozando una sonrisa) Dale tarado. Te estoy hablando en serio.
Juan:- Decime.
Ana:- ¿Por qué no luchaste por mí?- Ana hizo esta pregunta casi con temor. Era una apuesta fuerte la que estaba haciendo. Él la miró.
Juan:- Ana, yo luche por vos.- Ella se quedó en silencio, observándolo. Otro suspiro.
Ana:- ¿Cómo?
Juan:- Me había olvidado que teníamos diferentes acepciones sobre el amor.
Ana:- ...
Juan:- Ana, ¿Acaso pretendías que me pase día y noche intentando convencerte de que te amo? ¡Por dios Ana! Esto es absurdo. Yo hice lo que consideré correcto, te mostré quien era, te dije lo que sentía, lo que significas, creo que esas cosas ya las sabías, estaban bastante claras entre los dos.
Ana:- Juan...
Juan:- ¿Que pasa?
Ana:- ¿eso es luchar?
Juan:- ¿querías que te presionara?
Ana:- No...
Juan:- ¿Entonces?
Ana:- Entonces... Qué se yo entonces, Juan. ¡Que me amaras, que me demostraras que lo mejor que puede pasarme es enamorarme de vos!
Juan:- ¡Por dios Ana! ¿Y cómo tengo que hacer para demostrarte que soy lo mejor, a parte de estar contigo incondicionalmente? El amor no se fuerza Ana.
Ana:- Quizás yo ya te amo. Lo que no puedo hacer es decidirme a vivir ese amor, a dejarlo ser. Quizás tengo miedo a que no funcione, a lastimarte y a lastimarme a mí también. A destruir esto que tenemos.
Juan:- Y yo no te doy seguridad.
Ana:- Suena cruel, pero no sé si vale la pena siquiera intentarlo.
Juan:- Ana.- Ella lo miró, esperando a que hable.- Yo te amo.Y hoy elijo estar con vos.
Ana:- Lo sé.
Juan:- Y estoy dispuesto a intentarlo. Yo sé que no será fácil, yo también tengo miedo. Pero no puedo vivir con la duda del "que hubiera sido si...". Yo estoy dispuesto a luchar contra mis miedos y los tuyos, si es necesario, a arriesgarlo todo sólo por hacer de mi bien tu bien. Pero no puedo hacerlo yo sólo. Necesito saber que esto lo vamos a hacer... Juntos.

Escuchando algo más...



Sunrise... Sunrise
Looks like morning in your eyes
But the clock's held 9:15 for hours

...

Surprise... Surprise
Couldn't find it in your eyes
But I'm sure it's written all over my face

Surprise... Surprise
Never something I could hide
When I see we made it through another day

Then I say
Hooo, hooo, hooo
To you


Norah Jones ~ Sunrise

miércoles, 22 de abril de 2009

El teatro

Las luces está alumbrando el centro. Amarillentas como los últimos rayos de Sol del día.
Un escenario. Vacío. Luces.
Juegos de sombras en los rincones, telón abierto de par en par. Escenografía de quién sabe qué historias fue ese escenario. Ahora las butacas están vacías, llenas de polvo, las arañas oxidadas y las puertas rechinantes. Viejo hogar de sueños e ilusiones, hoy no es más que la soledad hecha espacio. Nadie se para ya en su centro, enunciando un guión. Nada transforma las paredes lisas en ventanales a un jardín irreal. Toda magia ha abandonado aquel viejo teatro. Los actores, los escenógrafos, los maquillistas, los directores. Allí nadie pone algo en escena. Ahora su único actor es el tiempo que devasta cada pieza de madera que lo mantiene en pie.
Algún día, llegará la escena final, en la que el telón, con el peso de los años, se caiga, cubriendo el escenario por última vez.
Una escena triste y desconsoladora es aquél teatro. Sin embargo, en toda nostalgia que emana, una vieja historia se narra: Actor perdido en su vida ilusoria, por fin se ha dado cuenta que fuera del salón, hay una vida que lo aguarda. Un escenario que no tiene guiones planeados, del cual, nunca se sabe el final.

lunes, 20 de abril de 2009

¿Cómo haces?

¿Me podes explicar cómo es que haces para tener el mundo bailando el candombe que vos queres?
El tiempo pasa, la gente nace y muere, nadie controla el destino de nadie, pero misteriosamente vos haces que los vientos te favorezcan, los ríos se abran ante tu paso, la roca se una al verte llegar.
Tenés al mundo a tu pies, a la lluvia a tus órdenes, a los pájaros cantándote la melodía que prefieras. Todo bajo tu increíble mano invisible que hace y deshace a tu gusto.

¿Me podés explicar cómo haces?

sábado, 18 de abril de 2009

Hoy me dedico a escuchar solamente

No tengo palabras para enamorarte, ni quiero que te abras en dos para amarte.

El que te ama, no te nombra, corazón de luz y sombra.



No sabes que importarte es para mí
que me mires a los ojos.
Yo los veo y ya se lo que sentís,
aunque estén un poco rojos.


lunes, 13 de abril de 2009

Ana y Juan (Segunda parte)


En una habitación a media luz, sonó un teléfono.
- Hola.- Atendió una voz cansada por la rutina.
- ... Ho... Hola.- Respondió una voz temerosa.
- ¿Quién es?
- Soy Ana.
- ¿Ana? ¿Que pasa?
- Necesitaba hablar con vos... - Hizo un silencio. Suspiró.- Necesito que me expliques por qué te fuiste así.
- Ay, Ana. No creo que sea tan difícil de entender. Vos no estás dispuesta a luchar por mí... A luchar conmigo. - Juan también suspiró.- No te animas a vivir esto conmigo, simplemente dejas que te pase por arriba como uno de los libros que lees. Pero esto no es un libro, Ana, la vida no es ficción por más que se le parezca.
- Juan...
- No linda, no me digas nada. Está bien. Fue mi elección estar contigo, amarte, todo esto, hasta los sueños compartidos sin tocarte fueron mi elección.
- Pero, no es justo.
- ¿Qué no es justo Ana, que yo te ame? ¿Que vos no me ames igual?
- Basta Juan...
- Vos me llamaste, Ana.
- No es justo que vos te hayas enamorado de mí.
- ¿Y por qué?
- Porque yo no puedo amar. Ni a ti ni a nadie.
- Y llamaste para decírmelo.
- No. No lo digas así que parece cruel.
- La vida es cruel, Ana... La vida siempre es cruel e injusta.
- Pero, es que nosotros. Vos, yo... Es inexplicable.
- Lo sé. Pero bueno, decidimos frenar acá, no vamos al mismo lugar...
- No me cantes las pastillas...
- Jaja, perdón, cierto que no te gustan.
- No es sólo por eso. Ese tema es demasiado triste.
- Pero real.
- Juan. ¡Por dios Juan! ¡Reaccioná! Te estoy llamando, estoy acá, ¡decime algo!
- Ana, ¿Ahora estas dispuesta a intentar esto conmigo?
- ...
- ¿Ana?
- No lo sé Juan, realmente no lo sé. Sólo sé que no puedo irme. A pesar de todo no te puedo dejar ir.- Su voz sonaba quebrada al otro lado del tubo.
- Ana, siempre tendrás mi puerta abierta. No soy capaz de negártelo. Siempre que me necesites estaré contigo, es algo que no puedo evitar.
- Pero, ¿por qué? No es justo que me esperes...
- Es que Ana, ¿no lo entiendes? Siempre estuve acá, con la puerta abierta, por más que duela.
- ¿Y que pasará si nunca me decido?
- Yo ya decidí dejarte mi puerta abierta, por si algún día quieres venir. Lo único que no te puedo asegurar es que cuando entres finalmente, yo no haya salido hace 5 minutos por otra. No tengo una sola puerta.
- Eso quiere decir...
- Quiere decir que no dejaré de vivir mi vida, Ana. Eso significa. Que hoy decida una cosa no implica que en algún momento pueda cambiar de decisión, mientras dejo tu puerta sin llave, se abren otras. Todo el tiempo, mi vida, el mundo gira. Y si vos no podes amar hoy, yo no puedo vivir tu espera. Cuando estés dispuesta a intentar, entra. Puede que esté... Pero también puede que ya me haya ido.
- Entiendo...
- Ana.
- ¿Sí?
- No llores, princesa.
- Gracias, Juan. Gracias por estar al otro lado.
- De nada, debo colgar...
- Okey. Un beso... Chau.
- Adiós.

domingo, 12 de abril de 2009

Ana y Juan

Ana es una mujer joven de 20 años. Estudia, le gustan los labradores, vivir en Capital, caminar por las plazas a la mañana y si pudiera se iría cada tarde a ver la transición de la luz a la oscuridad de la noche a la orilla del mar. También le gusta fumar mientras escucha música, o con una buena lectura.
Juan es un hombre de 22 años. Trabaja, estudia, le gusta la fotografía, escribir, leer en las plazas y tocar la guitarra. Le gustaría vivir en Capital, y dejar los viajes sólo para el placer. Se queda hasta altas horas de la noche escuchando música mientras mira el techo de su habitación.
Una tarde de invierno, Juan y Ana se vieron. Él la miró, ella lo ignoró. Cada uno en una esquina de la plaza, iban acercándose a medida que sus caminos se cruzaban. Juan miró una paloma volando sobre la cabeza de Ana. Ella escuchó una ambulancia a lo lejos, mientras pensaba que nada más quería llegar a su casa. Cada vez más cerca, cada vez más inminente la cruzada de caminos, miradas, vidas, almas. Todo cada vez más cerca.
Llegaron uno frente al otro. Ana miró los ojos de Juan. Juan miró los ojos de Ana. Ambos ahí, en un instante en que el tiempo se detuvo sólo para que nosotros pudiéramos observar mejor esa escena. Ella sonrió. Él le correspondió. Un instante congelado que recuperó su retraso al continuar ambos sus caminos.
Una semana después, volvieron a cruzarse. Y esta vez, se saludaron sin saber quienes eran. Hablaron sin saber cómo se llamaban. Dos extraños rompiendo la cotidianeidad. A partir de ese momento nació entre ellos una vibración inexplicable, que sólo ellos podían entender.
Y el tiempo continúo su ritmo, sus vidas siguieron pasando de un día al siguiente. Cada vez más conectados, cada vez más juntos. Juan se enamoró. Ana nunca se decidió.

Juan la esperó, hasta que un día...

-Ana.
-¿Si?
-Me voy.
-¿Qué te vas? ¿Por qué?
-Porque mi tiempo está clausurado para el que no pelea.

Así fue como Juan se marchó. Y Ana quedó mirando su espacio vacío en el sillón.

martes, 7 de abril de 2009

Diálogo

- Me has hecho muy feliz
- Sin embargo no te alcanza
- Nunca me alcanzó nada en la vida
- Mucho menos mi amor, ¿verdad?
- No lo tomes como algo personal
- ¿Y como debo tomarlo?
- Como una realidad... Universal si querés
- Entonces nunca me has amado...
- No puedo amar a nadie
- Lamento escuchar eso...
- No lamentes cosas sobre mi...
- No lo lamento sólo por ti, también lo hago por mí.
- ¿Cómo es eso?
- Que si vos no sos capaz de amar a nadie, he pasado mis días amando a alguien que nunca me va a querer. Y es triste darse cuenta de que todo en lo que uno creyó nunca existió en realidad.
- ¿Me amabas sólo por el hecho de que algun día te amaría?
- No lo sé...
- Pues si así ha sido, ese fue tu error.
- ¿Eh?
- No puedes amar a alguien sólo para que esa persona te ame.
- ¿Ahora me darás lecciones de amor, luego de haberme dicho que no puedes amar?
- Justamente, conozco el amor porque no puedo tenerlo.
- Tonterías
- Tómalo como vos quieras... Pero si no aprendes a amar sólo por el amor mismo, nunca sabrás lo que realmente es amar.

domingo, 5 de abril de 2009

Efecto mariposa

Hay cosas que son inminentes en la vida. Sucesos que por más que hubiésemos intentado detener, no podríamos haberlos evitado. Hay cosas que no podemos manejar, que son independientes de nuestras actitudes y deseos. Que lo único que hacen es influenciarnos, de una manera u otra, pero influenciarnos.
Como si fueran las capas terrestres que están bajo nosotros, moviéndose sin que nos demos cuenta, miles de cosas están sucediendo en este mismo instante, afectando ahora, o en un futuro lejano, pero siempre cambiando algo de nosotros. Quizás son grandes momentos de la historia o sólo un niño al que se le escapa una pelota. Algo está pasando que hoy nos marca un cambio en nuestra vida, aunque no lo notemos, aunque estemos exhortos de todo conocimiento de causa, hoy, en algún lugar del mundo, una mariposa está aleteando entre las hojas.

miércoles, 1 de abril de 2009

Palabras rebeladas

Muchas veces he escrito acerca de los extraños caminos que toma la vida. Mil veces he tratado de dar a entender cuál era mi postura ante los inminentes cambios de la vida.
Las palabras pasaron por mis manos, por mi boca, por mi mente y llegaron a imprimirse sobre el mundo que me rodea. Pero son días como hoy, en que las palabras se niegan a salir, se refugian en lo más remoto de mi cerebro, arropadas con una manta, abrigándose del frío de la realidad. Son días en los que no saben qué conjugar, desordenadas por la coherencia propia de la vida, no quieren ponerse a pensar. Pareciera no importarles que las horas avanzan, las responsabilidades apabullan y que yo las necesite para poder liberar mi mente y comenzar a actuar. Independientes de la persona que las arma, ellas prefieren quedarse tiradas en la cama, viendo pasar el día, escuchando al viento susurrar entre las ramas, viendo al sol invadiendo mis cortinas, intentando penetrarlas. Y nuevamente les ruego que se levanten, que salgan de una vez por todas, que busquen esos caminos intrincados por donde se llega a la cordura y me liberen. Me desaten de estas cuerdas lingüísticas que ya me aprietan. Pero ellas se niegan, mueven sus vocales de un lado al otro, diciéndome que no tienen ganas.

domingo, 29 de marzo de 2009

Imagenes

Todo lo que hacemos, lo que decimos es consecuencia de nuestro pasado, el presente que nos rodea y, también, el futuro. Porque lo que queremos ser, lo que esperamos demostrar, lo mágico que queremos dejar nos obliga, nos incita a hacer hoy esperando el mañana.
Las consecuencias son nuestras carcelarias. Aquello que realmente nos limita. ¿Podemos actuar sin consecuencias? ¿Podemos hacer algo sin pensar, realmente, en que lo que vendrá? Somos y dejamos de ser a cada instante. Nos formamos y deshacemos de maneras múltiples, perdiéndonos en laberintos de ideas e imágenes. Somos lo que dejamos de ser, lo que a cada instante rechazamos, somos un producto de nuestra imaginación. El reflejo en el espejo de una película en un proyector.
Somos y dejamos de ser porque no podemos seguir siendo algo que no podemos ver.
La imagen es la cárcel que nos acorrala; las consecuencias, las carcelarias y el delito: querer dejar algo nuestro que otros puedan ver.

sábado, 21 de marzo de 2009

Puerto Madero

Las luces comienzan a prenderse a medida que las horas pasan, el reloj avanza con su amenazante tic tac que marca la inevitable pérdida del tiempo en pasos por las calles. Las nubes cubren parte del cielo, como queriendo meter miedo de la lluvia al caer. Sin embargo, camino abajo continúa y presenta a la vista el destino final: Puerto Madero.
Que lindo es pasear una noche por el borde del puerto, con la compañía del humo, la música y el mundo girando alrededor, ignorante de las cosas que ocurren dentro de nuestro interior. Mil ideas arremolinan como las corrientes marítimas en medio del océano. Pero esta imagen: luces, agua... Tranquilidad. La gente pasea, los perros huelen los árboles. Y yo sentada a las puertas de una oficina que debe moverse en dólares, mirando el agua, cruzando la calle, mientras la gente pasea. Algunos acompañados, en familia, otros solitarios como yo, que buscan simplemente la reconstrucción de una bella imagen en la memoria. Porque nadie puede negar, que si algo tiene Puerto Madero, es belleza. Las fragatas estáticas, dando muestra de sus magnificencias. La quietud del agua. El puente de la Mujer a lo lejos. Todo es una conjunción extraña de belleza.
Y allí, frente al Río enjaulado en diques, mi mirada se pierde en los reflejos de las luces en el agua, mientras el humo que sale de mis pulmones llenos de nicotina se funde con el aire. Allí mi mente se zambulle en el agua embarrada y se pierde nadando en pensamientos agitados.
Siguió pasando el tiempo, la gente a mis espaldas, los cigarrillos por mi mano y el agua por los diques. Hasta que, finalmente, con una tranquilidad añorada emprendo el regreso a mi hogar. Dejando atrás el puerto, la salida y mis tormentos. Paz. Que linda noche para fumar frente al puerto.

jueves, 19 de marzo de 2009

La hija.

Cuentan por ahí, que el olvido y el recuerdo tuvieron una aventura. Un amor prohibido del cual nadie ahora se acuerda. Pero ellos fueron felices. Se amaron por las calles oscuras sin prejuicios, tornando lo prohibido en una bendición divina que los hacía estremecer. Ella, el Recuerdo. Él, el Olvido. Pero como toda historia, llega a su fin, el recuerdo y el olvido no pudieron esquivar ese cruel destino y no continuaron con su amor... Él tuvo miedo, ella resignación.

- Tengo miedo a olvidarte
- Yo siempre te amaré.

Así fue como el Olvido siguió su camino, y el Recuerdo se sentó a soñar con los sucesos vividos, la lujuria entre ambos y los momentos tranquilos.
Fue así como él, a pesar de todo, la siguió amando cada día, sin poder dejarla en el pasado. Y así fue como ella no pudo dejar de soñarlo.
Mucho tiempo había pasado hasta que el destino volvió a juntarlos. Frente a frente, el Olvido y el Recuerdo se miraron. Él no recordaba su nombre; ella no había olvidado sus besos. Se miraron un segundo, como dos desconocidos. Y como un fénix de las cenizas, revivió la pasión. Se amaron como nunca antes lo habían hecho. Como él no recordaba, como ella no olvidaba.
Se amaron una y otra vez, hasta que sin preámbulos él se marchó. Esta vez para siempre. Ella lo supo, y ya no se resignó a recordarlo. Algo había cambiado, algo ahora era distinto.

Del amor prohibido un fruto ha nacido. Una hija bastarda del Recuerdo y el Olvido. Él nunca supo de su existencia, y si lo supo no lo recuerda. Ella la cuidó con toda devoción hasta que finalmente la resignó al recuerdo de haber nacido.
Sola, la hija, aprendió a cultivar el poder ancestro que heredó. Ronda el silencio de tus palabras y tu ausencia en las calles. La que nunca fue, la que siempre será, la que no sabe si ahora es.
Una mezcla de nostalgia y alegría, de memoria y distracción.
Soy la hija del Olvido, lo que en el pasado queda no puede volver al ahora, sólo nos queda vivir el presente.
Lo único que alguna vez ha podido vencer al Olvido, es su amor por el Recuerdo. Sólo un amor, pudo vencer al Olvido.

lunes, 16 de marzo de 2009

Pesadillas

Me siento como si estuviera parada en el medio de la nada. Un abismo vacío en el cual me encuentro suspendida. Sola. Quieta. No puedo moverme, suspendida en un nirvana eterno.
No sé que hacer, tengo tanto miedo a caer. Estoy incomunicada con el resto de la vida. Somos sólo el vacío y yo. Quietos. Inmóviles. Y miro hacia mis costados, pero nada hay que pueda salvarme. Lo sé. Lo comprendí hace tiempo. La única salvación se encuentra en mi propio interior. Pero es que no sé qué hacer. Todo resulta ambiguo. Algunos intentan ayudarme, pero mis manos no llegan a tomar las de ellos. El abismo es demasiado extenso. Demasiado profundo. Un hoyo sin fondo que espera con ansias mi caída. Estoy quieta. No me puedo mover. Si lo hago temo caer que mis alas no se desplieguen para evitar perderme en la negrura que tengo abajo mío.
No sé que hacer. La oscuridad se vuelve cada vez más densa. Tengo miedo.

jueves, 12 de marzo de 2009

Todo vuelve

Este es el segundo día en que me levanto temprano, voy a la cocina a hacerme el desayuno y reviso mi agenda.
Se acabó lo que se daba, ya las obligaciones han vuelto para reclamar su correspondiente atención. Ya no quedan días para tirarse en la cama a ver el techo mientras los minutos pasan. Ya no quedan días para caminar por la vida sin rumbo, por el simple hecho de mover los pies, lentamente sin que nadie nos apure. Ya no quedan días en que podríamos pasarnos el día en pijama hasta la noche. Ya no quedan días de no hacer nada.
Ahora vuelven los días en los cuales hay que levantarse sí o sí antes de las 9.30 de la mañana. Días en los que hay que vestirse, desayunar, agarrar las cosas y salir al mundo a hacer algo. Ahora los días en los que hay que viajar en tren, subte, porque el tiempo apremia. Ahora los días en los que hay que sentarse en una silla de la facultad a escuchar 2 horas de clases por materia. Ahora los días en que hay que volver a casa, y, aunque llegue cansada, ponerme a limpiar el desastre que quedó de la mañana.
Ahora los días que ocupan dos cuatrimestres de mi año. Aunque la verdad, extrañaba mi facultad.

lunes, 9 de marzo de 2009

Piedra libre...

Me habré levantado hace unos 30 minutos. Estoy con una tasa enorme de capuccino de sobrecito. Escuchando música, pensando con qué me voy a vestir. Y entre tantas cosas comunes me encuentro con que me ven rara. Como esperando algo. Y eso es lo extraño. Que luego de mucho tiempo, después de muchos días de pensar y repensar. De vivir y revivir. Finalmente dejé la espera, o cambié de destino.
La vida es un juego loco, en el cual las reglas cambian de persona a persona. Un ajedrez, una escondida por aquí, algunos jugando póker más allá. Todos sumergidos en sus propias diversiones con las que viven. Y qué difícil se vuelve describir este panorama. Qué complicado se hace ir cambiando de reglas todo el tiempo. Pero, o las aceptamos, o nos retiramos del juego. Esa regla sí es clara. Si hemos aceptado jugar tenemos que asumir nuestros riesgos. Lo mismo cuando otras personas desean unirse al nuestro. Ellas tienen que aceptar sus riesgos. No voy a negar que algunas reglas son negociables, pero generalmente, las más importantes no lo son. Así que no analizaremos este punto.
He cambiado de juego como cambio de mes más o menos. Muy sutilmente, a juegos conocidos, o con reglas similares a las que venía respetando. Pero he comenzado a aburrirme. Estoy como Alicia en el juego de la Reina, con todos alabando como zonzos (jaja, me da gracia esta palabra) a la vieja gorda, mientras yo, con mi vestido azul y mi palo-flamenco rosado, espero mi turno para tirar. Y siguiendo con este recuerdo, me niego a llegar al punto en que las cartas se pegan al suelo, mi bocha-nomeacuerdoqueanimalera se niegue a rodar y que mi maldito palo flamenco me haga cosquillas en la panza. Me niego a ser el hazmerreir de todos los aduladores de la reina. Así que como Alicia, pero sin mi gato risón, le digo chau a la reina, le levanto el vestido para dejar a la vista unos calzones con corazoncitos, me como mis hongos, me vuelvo gigante y salgo corriendo al volverme luego chiquitita. Corro, sin rumbo, sin destinos, sin deseos, he encontrado un nuevo juego divertido: correr.

domingo, 8 de marzo de 2009

Vuelcos

Basta con que una mujer quiera tener algo de emoción en su vida, para que el acelerador se apriete solo hasta el fondo y una pierda el control de su vida.
Ayer transitaba un camino que hoy lo encuentro perdido. Creía haber encontrado un destino y, por las vueltas de la vida, hoy me encuentro mirando el horizonte esperando alguna señal de hacia dónde debo ir.
El problema es que soy demasiado hiperactiva para esperar tranquila y pasivamente a que las cosas sucedan. Siempre necesito mantenerme en movimiento, caminando y volviendo hacia atrás, hasta que algo me atraiga y me haga caminar en esa dirección, ya con mis ojos fijos en una nuevo destino que, quién sabe que sorpresas me prepara.
Hoy estoy caminando sin rumbo, esperando que alguien tome mi mano y me guíe.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Gotas

Hoy es un día como cualquier otro. Con lluvia. Con viento. Con vida corriendo por las calles de asfalto mojado. Ascensores subiendo, escaleras bajando. Todo es como cada día en el planeta tierra. Mi aliento con sabor a café recién hecho, mis dedos sosteniendo un cigarrillo. Mi memoria recordando viejos versos y los relojes de la calle marcándome el tiempo. Nada hay de particular en este día lluvioso. Sigo caminando bajo la lluvia, elevando mi rostro a las nubes para sentir las gotas caer en mi cara, revitalizando cada célula de mi cuerpo con ellas. Renacer de mi conexión con el cosmos, mi alma es viento y mis ojos gotas de lluvia cayendo en un mar negro. Mis besos son fuego ardiente que queman sin dañar y cuerpo tierra donde el amor puede cultivar.
A simple vista este día es como cualquiera los demás, sólo que hoy, sin importar las consecuencias, abro mis alas a la lluvia, y dejo que el recuerdo me llene el cuerpo, que los besos me cubran en la memoria y que tu amor se aleje con el viento.

martes, 3 de marzo de 2009

Fuego

La energía fluye. Como corrientes de agua entre la arena del desierto. El calor del fuego se hace presente. Energía pasional que invade los sentidos, hasta inflamarlos y estimularlos como mil aromas a un olfato canino.
El fuego se presenta, envuelve la piel, juega conmigo invitándome a miles de pensamientos lujuriosos. Ínsita. Tienta. Como un anzuelo a un pez hambriento. Su luz cambia de intensidad, creando momentos de sombras de formas inauditas. Figuras de demonios danzantes, inimaginables movimientos incisivos. Mordaces inquisidores de los actos concurridos en el pasado que dejan en evidencia la fiera que habita en el interior. Asustado animal se acurruca en el fondo de su cueva, buscando refugio en las paredes del inconsciente...
El fuego persiste, juego con las llamas. No me queman. El fuego se vuelve uno con mi ser. Juego con el fuego y ya no me quema.

jueves, 26 de febrero de 2009

Reflexión 12va: Esperas

Mucha gente espera algo. Algo que suceda, que no suceda. Algo que los llene de alegría o les quite un peso de encima. La gente siempre espera, sentada, parada, acostada. Pero espera. Y muchas veces el tiempo pasa y las cosas no llegan. Y uno se pone a pensar que quizás, solamente quizás, la espera es en vano. Y ahí, o bien decide dejar de esperar, o busca razones por las cuales debe seguir esperando.
Supongamos la primera: deja de esperar. Entonces decide que el objeto/sujeto esperado, no vale el tiempo gastado y es mejor buscar otra cosa/persona. Pero aquí sucede algo con lo que no se contaba: vuelve la espera. Ahora por algo nuevo, sí, pero es una espera al fin. ¿Que empieza una búsqueda? Si, también puede verse de ese lado, pero la búsqueda no es más que la espera de encontrar algo específico.
Supongamos, ahora, que escoge la opción dos: sigue esperando. Pueden incluso pasar años hasta que lo que esperamos suceda/aparezca. Y mientras el mundo gira, uno no puede evitar preguntarse si vale la pena tanta espera. Y así caemos nuevamente en la indecisión de si seguir o cambiar.
Todo vuelve al mismo punto. Esperamos. ¿Para qué? Eso muchos no lo sabemos. Quizás hay algunos afortunados que sí lo saben, pero yo pertenezco al grupo que no tiene la más reputisima idea.
Otra alternativa que se nos pasa por la cabeza es: ¿Y si llega lo que tanto se espera? Aquí estamos frente a nuestro objeto de deseo. Somos felices o libres del peso que nos aplastaba. O lo que sea que era el objetivo de la espera. La cuestión es que finalmente nos vemos recompensados. Vivimos con alegría nuestro premio. ¿Y luego qué? Pensemos que por fortuna lo que esperamos es tal como lo queríamos, hermoso, perfecto, etcétera. Entonces, ya satisfecho el deseo, tomamos la decisión de que necesitamos algo nuevo. Porque inevitablemente, las personas no pueden vivir sin esperar.
También puede suceder que la recompensa sea una caja de Pandora y resulta que todo lo que esperábamos no eran más que ilusiones. Que lo que llegó, y pensamos sería el final de una larga espera, resulto un completo desastre. Ahí, indudablemente, la persona decepcionada no hace otra cosa que esperar un consuelo a tanto desastre.
En resumen a todo este delirio de palabras: Vivimos esperando. ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo? y ¿Dónde? depende de cada caso, pero indudablemente, estamos siempre esperando algo.

martes, 24 de febrero de 2009

Sentimientos, puras palabras

¿Por qué ya no confías en mi? Las cosas cambian, eso lo sé. Nada puede permanecer inmune al paso del tiempo, pero ¿por qué? Ya no me llamas, ya no me buscas, ya ni siquiera piensas en cómo estoy. Simplemente apareces para tomar algo de mi ser y vuelves a irte. Lejos. Quién sabe por dónde. No son reclamos, no son pedidos, simplemente es desesperación. No sé que hacer, no sé que pensar. Por un momento tuve mucha bronca, mucha ira al caer en la cuenta de que ya no estás, ya no soy nada más que un plan B en tu vida. Lo seguro, lo que siempre está. Primero mis lágrimas me ganaron terreno, lloré por todo lo que había sonreído en los últimos días. Luego la bronca se apoderó de mis ojos. Una fiera se hizo de mí alma, una tigresa que se siente amenazada. Ahora todos esos sentimientos extremistas se han calmado, los he desplazado a sus sectores correspondientes a medida que escribía líneas como estas. Un texto para la decepción, un texto para la bronca, y ahora un texto de reflexión. Las tres puntas del triángulo de mi vida. Ya no entiendo, ya no sé que pensar. Sólo sé que a pesar de las maldiciones, de las lágrimas, sigo esperando que aparezcas. Que me mires una vez y me hagas olvidar todo el rencor que puedes incubar en mi cuerpo. Porque ya no te puedo odiar. Muchos piensan que debería, pero yo no puedo. Hay algo que inevitablemente me mantiene unida, que me hace querer estar ahí cuando me necesites. A pesar de los malos momentos, aunque toda lógica indique que debería alejarte de mi vida, eso, lamentablemente para quién sabe quién, ya no va a pasar.

Te detesto

Te detesto, con cada célula de mi cuerpo, con cada centímetro de mi piel. Te detesto como a nada en este mundo. Detesto tu mirada, detesto tu presencia, tu poder de hacerme sonreír, y mucho más tu podes de hacerme llorar.
Detesto cada palabra que sale de tu boca, cada caricia que da tu mano. Detesto cada paso que das en mi dirección y aún más cada paso que te aleja. Te detesto porque existís, te detesto por que estás, por conocerte alguna vez, en vez de vivir alegre en mi ignorancia. Te detesto porque ahora me dejaste sola, acá, detestandote.
Detesto todo lo que te simboliza, todo lo que significas, te detesto porque no puedo dejar de pensar en vos. Te detesto por haberme enjaulado en un sentimiento que me hace daño, que me pone mal, que me deja llorando al no ver nada que lo haga reavivar. Te odio y te detesto porque hoy no me puedo permitir quererte ni mucho menos amarte.

Decepciones

La ambigüedad de las palabras producen efectos como este. Algunas frases, dichas en determinados contextos, pueden traer alegrías a un alma solitaria y curtida por el dolor. Sin embargo, las mismas palabras se vuelven cuchillos al momento en que el entorno toma una curva y se dirige a otro sitio.
Y esto lo único que logra es hacerme sentir la decepción de una ilusión que comenzaba a anidar en mi corazón, a llenarlo de felicidad y luz.
Hoy estoy decepcionada, porque las palabras que creí una caricia no era más que otra burla a mi estupidez incurable. ¿Que idiota, no? Pensar que algo iba a ser mejor, que la sinceridad por fin salía a flote. No eran más que mentiras piadosas para calmar las aguas. Qué ingenua y tarada.

lunes, 23 de febrero de 2009

Reflexión 11va.

Muchas veces las personas se han preguntado sobre cosas de la vida: amores, misterios, tristezas y mentiras. Se preguntan el por qué de cada herida, de cada sorpresa, de cada vivencia. Se preguntan qué cosas sucederán o cuales quedaran siempre como una alternativa. Son muchas las cuestiones que se plantean en la mente de las personas. Pero, lamentablemente, son pocas las que encuentran las respuestas.
En cambio, hay algunas otras personas que tienen la suerte de cruzarse siempre con sus respuestas, lo único es que aún no se habían topado con la pregunta correcta.
Los menos son los que en cada nueva pregunta, encuentran una respuesta.
¿Qué sacamos de conclusión de esto? El mundo es una gran incógnita, que no creo que valga la pena descifrar. El secreto se esconde en vivir sin dudar.

viernes, 20 de febrero de 2009

Hoy

Gotas del agua cayendo del cielo oscurecido. Miel del aire que endulza la tierra con su añejado sabor, dando vida a los microrganismos. Sensaciones de frescura entre tanta humedad. Revitalización del oído al sonido de los truenos.
Tranquilidad. Paz en un momento de redención a nuestro ser. Energía fluyendo en el ambiente, reviviendo cada célula, cada recuerdo bello de nuestro baúl preciado. Armonía conjugada de los tiempos inmemoriales. Felicidad. Alegría de vivir cada instante como si no existiera el siguiente. De recostarse cada noche sin importar el día siguiente. Simpleza de saber que nadie puede borrar lo vivido, y que no hay nada más vitalizante que vivir el momento sin preocupaciones.
Agua cayendo del cielo, gotas que rozan mi piel mientras mi sonrisa llena el aire.