lunes, 29 de diciembre de 2014

Fechas inolvidables

Soy pésima para recordar nombres, pero peor soy para las fechas.

Sin embargo, hay algunas fechas que no se me escapan tan fácilmente. Y dos en especial que se me tatuaron en la retina...
Una fue el día que estuve en sus brazos por primera vez: 21-04-2012
La otra es el día de hoy, su cumpleaños.
Y por las vueltas caprichosas del destino, me toca acordarme de él a lo lejos, porque como era obvio: no, no me olvidé de que hoy sea su cumpleaños... Sólo permanecí lejos de él, como él lo quiso.
Y desde lejos le digo: Feliz cumpleaños. Arrojando un beso al viento que, tal vez, logre llegar a sus labios en lugar de perderse en el cielo.

martes, 16 de diciembre de 2014

Las pruebas nunca fallan

Algún día iba a pasar, iba a conocer a otra persona e iba a intentarlo nuevamente.
Finalmente fue más temprano que tarde, y lo comprobé, aunque toque otras pieles no encontré forma de borrar tus marcas en mi piel.
En una ocasión me sentí extraña, usurpada aunque yo misma había accedido. Sentí a mi piel diciéndome a gritos que eso no era lo que quería. Y me arrepentí. Me arrepentí de ser tan ilusa e ingenua al pensar de que yo misma podría obligarme a tocar a otro. 
Luego, en una gira de alcohol y rock 'n roll, cuando ya no tenía poder sobre mí misma, otra piel me llamó la atención, una más similar a la mía que la anterior. Y en esa otra ocasión, debo admitir que la química funcionó. O al menos eso recuerdo. Sin embargo, con el paso de las horas, de los días, nuevamente me sentí vacía en mi interior. Algo no había funcionado, esa química no fue más que un espasmo momentáneo y febril, tan frágil que el viento con su brisa más suave logró borrarla de mi vida, sin más.
Tendré que hacerme a la idea de que tus caricias dejaron tatuajes en mi piel, y allí estarán siempre, parte de mi, parte de mi ser.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Caer y levantarse

Volví a caer una vez más, mordí el anzuelo de tu recuerdo y mi fragilidad se expuso con todo descaro.
¿Cuánto más me costará levantarme nuevamente para no estar pensando en vos únicamente?
Tu presencia invadió todo mi mundo, sin verte te sentí ahí. O yo quería ilusionarme que estabas ahí fijándote en mí.
Qué ilusa, qué tonta fui y qué tonta soy. No pude aún romper ese cordel y nadar libre lejos de vos. Y así es que me encuentro, otra vez, de cara al suelo.
Ahora tengo que encontrar la manera de seguir adelante dejando tu recuerdo oculto en lo más profundo de mi ser. Tengo que encontrar la manera de poder seguir sin ti, de poder volver a volar libre en el viento.
Tengo que encontrar la manera de volver a ser yo misma la dueña de mis sueños, de mis ilusiones y de mi mente.
Tengo que encontrar la manera de levantarme, sólo así, algún día tendrá significado el volverte a ver.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Sin mirar atrás



El silencio se interponía entre los dos como una espesa cortina de niebla. Ambos miraban para el suelo, sin animarse a levantar sus caras. Él la espiaba con la mirada gacha, viendo sus manos apoyadas sobre el piso, y se sorprendió al ver pequeñas gotas que caían entre ellas desde su rostro.
Levantó su mirada de a poco, buscando todo símbolo de dolor en su cuerpo, pero nada denotaba esas lágrimas que caían de sus ojos, salvo el leve choque que hacían al caer contra el suelo.
-Perdón...- se escuchó decir, sin mucha convicción.
-¿Perdón? No tienes nada por qué pedirme perdón.- Tampoco su voz daba indicios de dolor, ¿acaso estaba imaginando esas lágrimas que seguían cayendo contra el piso? No resistió el impulso y se colocó frente a ella, tomó sus manos y la obligó a mirarlo. Otra sorpresa se apoderó de su rostro al ver que el dolor tampoco se reflejaba en su boca, que seguía tan sonriente como siempre, ni en su frente, que no mostraba arruga alguna de angustia... Sin embargo, sus ojos continuaban bajos. Le tomó la cara por el mentón y lentamente hizo que levantara la mirada. Lo que vio no lo sorprendió, allí estaba el dolor, oculto tras un muro traslúcido, pero impenetrable.
-Perdóname, yo te hice todo esto.- Se escuchó decir otra vez.
-Ya te lo dije, no tienes que pedirme perdón. Ya no hay más nada que hacer.- Le respondió ella, manteniendole la mirada.
-Eso es verdad, ya no hay más nada que hacer. No llores, por favor no llores. No me gusta verte llorar.
-No puedo evitarlo. Algo ha muerto hoy. Darme cuenta que me mentiste, que me engañaste sin razón... Eso me duele muchísimo. No hacía falta, ninguna de todas las mentiras que me dijiste hacían falta. Me hiciste llegar hasta aquí bajo engaños guiados por tu propio egoísmo. No fuiste capaz de dejarme elegir si yo quería tomar este camino. Es duro, ¿sabes? Darte cuenta que el hombre al que amas te ha engañado. Y no me refiero a la infidelidad, sino al engaño propiamente dicho.
-Perdón...- Y se escuchó repitiéndolo en su propia cabeza una y otra vez, pero un nudo en la garganta le había cortado el habla.
-No, lo siento. Pero no me pidas perdón, de nada sirve. Si realmente necesitas mi perdón, no puedo dártelo, no de esta manera. La mentira es lo peor que pudiste haberme hecho.
-Lo sé, perdón, perdón...- Y esta vez vio sus propias lágrimas cayendo en el suelo.
-El perdón no es algo que se pide, se gana. Pero ya no queda más tiempo para seguir intentando. No llores, mi amor.- Sintió su mano cálida limpiando las lágrimas de sus mejillas. Volvió a buscar sus ojos y allí estaban, llenos de dolor y amor entrelazados en un abrazo inseparable. Sabía el daño que le había hecho, sabía que ella no lo perdonaría. Había cometido un error, y ya no podría volver a remediarlo. Ella no lo dejaría. Ella se iría para siempre de allí, llevándose su amor lejos de él.
-Debo irme...- Dijo, cada vez con menos convicción.
-No, soy yo la que se va. Y aunque duela, este amor siempre vivirá conmigo. Mi corazón siempre será tuyo. Porque, aunque me hayas mentido, siempre tendré la esperanza de que un día, si esta vida es justa, nos de otra oportunidad. Pero hasta entonces, me iré, y me llevaré mi amor conmigo, para que no puedas hacerle daño. Es demasiado bello lo que siento por vos para que se transforme en algo malo...
Le dio un último beso, suave, sincero. Y se fue, sin volver a mirar atrás ni una sola vez.

martes, 2 de diciembre de 2014

Aquello que llaman amor

Y a pesar de que mis palabras suenan tristes, que mi mirada muestra una tormenta interior, tengo que admitir, detesto admitir, que es su sonrisa la que me ilumina de vez en cuando el rostro, cuando la muy picara aparece en algún recuerdo que creía olvidado.
El duelo se me está prolongando más de lo que quisiera, aunque salgo, aunque haga cosas para distraerme, la verdad es que como una flecha se atraviesa por mi mente su voz, sus caricias, sus besos. Y ahí una sonrisa fugaz se me escapa de los labios e ilumina mi rostro.
En esos momentos me doy cuenta del hermoso hombre que tuve a mi lado, más allá del dolor que me dejó, su recuerdo logra arrancarme momentos felices a través del tiempo y del espacio.
Es que no les puedo explicar, no tengo palabras que describan el sentimiento que me embargaba al estar entre sus brazos, al charlar por whatapp, al verlo caminar hacia mí. Es que toda esa alegría ha sido tanta que tengo una cuenta corriente con mucho saldo a favor acumulado. No sé cómo lo hizo, pero logró que, cuando estoy triste, su recuerdo me anime. Y es que su brillo tapa el de cualquier estrella y hasta el mismo sol.
Ese hombre, por todos los dioses, es lo mejor que me pasó en la vida. Ese hombre me ayudó a recordar lo que es el amor.

Palabras sordas

Si, quisiera poder hacerlo.
Quisiera poder olvidar con tan sólo cerrar los ojos. Pero me resulta tan difícil, que me siento cansada de intentarlo. No he logrado borrarte de mis sueños, siento que me falta una parte importante de mi ser teniéndote tan lejos.
He intentado dejar de pensarte, pero cada mañana, cada día y cada noche tu recuerdo aparece como si estuviese tatuado en el interior de mi párpado.
Me despierto y allí me gustaría encontrarte, junto a mí. Suena una canción en mis auriculares, saco una foto, pienso una frase y todo me lleva a querer compartirlo con vos. Me acuesto y solo puedo pensar en que estés durmiendo bien.
¿Cómo hacer? ¿qué podría hacer para no extrañarte tanto? Lo intento, juro que lo intento, sin embargo no logro olvidarte, no logro pasar un sólo día sin pensar en vos.
El tiempo se ha vuelvo algo absurdo, el día y la noche se suceden sin marcar límite alguno; ¿de qué me ha valido darte la razón y permitirme enamorarme nuevamente, si ahora no puedo disfrutar de ello?
He perdido la partida. He perdido mi corazón que se ha quedado para siempre contigo.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Esas preguntas no se hacen

-No me preguntes por qué sigo siendo así de terca, ni yo sé realmente por qué soy así... La verdad es que a veces me gustaría no ser tan obstinada y poder dejarme convencer, pero no... la piba no podía ser normal y aplacable, tenía que nacer con este carácter de miércoles y seguir dándome contra la pared, una y otra vez... Si, sí, sabes que es así, déjame destacar mis defectos que para algo los tengo... Pero ¿qué más puedo hacer? Si te me metiste aquí dentro -dijo, señalándose el corazón- y ahora no te puedo sacar, porque estás metido ahí como un tatuaje. Y la verdad, es tan lindo tenerte aquí dentro que ni con todos los láser del mundo me lo dejaría sacar... Dale, dime ¿qué piensas...?-
Y finalmente se calló, esperando la respuesta de aquel que frente a ella la escuchaba. Pero esa respuesta nunca se oyó, el silencio vició el aire entre ambos y sólo la mirada perseveró. Así fue que él le dijo lo mismo y más sólo con sus ojos, pero de sus labios ni de su corazón dejó escapar una sola palabra, el orgullo fue más fuerte que él, más obstinado que su corazón...

lunes, 10 de noviembre de 2014

No me hago cargo

Cada cual cumple sus promesas.
Yo prometí una cosa, y la pienso cumplir hasta el último día de mi vida.
Prometí cuidarte, quererte y desearte lo mejor en esta vida, ya que no puedo colaborar activamente en ello.

No me heches la culpa de que sea fiel a mi palabra. Más bien, te toca ser fiel a la tuya.

No me ames, si así no quieres. Pero no me hagas cargo de tus sentimientos encontrados, no me hagas cargo de que no puedas olvidarme.

Yo soy luz, música y pasión. Por mis venas corre el ritmo del rock, en mi caminar se nota lo hippie de mi actitud y soy pura vibra que buscar salir adelante siempre, cueste lo que cueste, duela lo que duela.

Así que no me hago cargo, si tanto me extrañas, pues ponte tus pantalones y ven a buscarme, pero no me cargues con la culpa de haber llegado a tu corazón.

Hasta aquí llego yo.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Mis memorias se resisten al olvido

Han pasado más de dos años y aún recuerdo esa noche en la que la fragilidad se apropió de mi cuerpo... En la que sus brazos me contuvieron y me cuidaron. La noche en que me besó por primera vez para adueñarse para siempre de mis labios.
Han pasado más de dos años y sigo recordando esa primera mañana en que lo encontré durmiendo a mi lado, increíblemente plena y feliz de tenerlo junto a mí.
Esa noche, esa mañana, aunque me costó mucho tiempo admitirlo, fue cuando encontré un sentimiento que pensé perdido para siempre.
Ese hombre es al que mi corazón eligió amar sin reparos, sin límites. Y aunque pasaron muchos días en el medio, es el día de hoy que aún siento sus manos acariciandome con cuidado. Que mis labios se resecan extrañando los suyos.
Esa noche mi estrella eligió el destino de su luz. Y aunque la Luna muriera de celos, me entregó para siempre a ese hombre apuesto que apareció cuando menos lo esperaba.

jueves, 6 de noviembre de 2014

El sueño es de quien lucha

Hay veces que las cosas cuestan, y cuestan mucho. Que sentis un cansancio que no te deja levantar de tu cama.
Hay veces que tu día amanece gris aunque el sol brille en el cielo con todo su esplendor. Es cierto, pero no podes dejarte avasallar por eso. Lo bueno sale caro, y nuestros esfuerzos suelen estar muy devaluados, pero aun así tenes que levantar tu mirada al cielo y respirar hondo. Ninguna guerra dura para siempre, no hay batallas a las que no puedas dar lucha. Todo depende de tu empeño, del color de tus sueños y de la valentía de tu ser.
Puedes cambiar las cosas, te prometo que la situación va a mejorar, tenete fe, sonrie cada día por el solo hecho de estar vivo. Festeja tu vida sin importar las presiones y maltratos. No podrá superarte, no podrán quitarte todo lo bello que eres. Pon lo mejor de vos y avanza, busca aquello que te hace bien y vas a ver que la luz va a llenar tu vida, que vas a lograr cambiar esa situación que hoy te tiene agotado.
Confío en ti. Hazlo.

sábado, 18 de octubre de 2014

Amores eternos

Muchos dirán que mi vida ha sido muy corta para hablar de este tipo de cosas, pero se sorprenderían de lo largo que ha sido el camino que recorrí hasta llegar acá.
Y en ese camino me he cruzado con mucha gente que me ayudó a avanzar o me puso piedras en el camino para hacerme caer. Sin embargo, aquí estoy y aquí he de decir que de esas personas aprendí muchas cosas a lo largo de mi travesía.
Y entre esas cosas fue que conocí tres tipos de amor diferentes. En realidad, aprendí que ningún amor es igual a otro, que hay amores que te marcan y otros que son sólo una ilusión óptica.
Pues el primer amor que conocí es, afortunadamente, el más puro de todos. Un amor que se alimentaba de la compañía mutua, del remar a la par, de estar siempre el uno para el otro. Él me enseñó que la diferencia de edad no significa nada, me enseñó que no había motivos por los cuales rendirse en la vida, que siempre hay una luz que brilla en mi interior y me ilumina aún cuando todas las otras luces se apagaron. Él me enseñó que la distancia no es nada cuando dos personas se aman de verdad, y que aún desde lejos su amor me podía cuidar y me guardaba en las noches de angustia. Me enseñó lo que es recibir el amor más grande que este universo ha visto jamás.
Luego conocí un hombre que logró obsesionarme. Que me quitó de la guarda por el amado ausente y me tiró a la rueda del destino. Este hombre me hizo quererlo hasta la humillación, jugó con mi alma y mi cuerpo como quiso. Él me enseñó lo que es la ilusión y cómo podía hacerla pedazos. Algunos dirán que eso no es un tipo de amor, pero puedo asegurarles que la ilusión de amor es una de las caras del corazón. Con él perdí la noción de dignidad y me dejé pisotear hasta las última consecuencias. Él me enseñó a distinguir la obsesión del verdadero amor.
Y cuando, luego de eso, creí haber logrado guardar mi corazón en un lugar seguro... Cuando creí que ya nada ni nadie volvería a hacerlo brillar, encontré una nueva cara del amor. Luego de mucha resistencia, mi corazón rindió sus tropas a su reino de enseñanzas, donde aprendí que no hace falta recibir nada para amar a alguien, donde la entrega absoluta me hacía brillar tanto y más que la entrega del otro. Cuando mi felicidad se engrandecía al ver la felicidad de mi amado. Entendí que la felicidad que construye uno mismo puede encontrar un complemento con la felicidad del otro., Y ahí fue donde finalmente perdí. Este amor es el más extraño de sentir, porque se alimenta simplemente de la existencia del ser amado, de verlo feliz y del deseo de guardar su felicidad a toda costa. Entendí de una vez que yo no era feliz gracias a él, pero que él me hacía mucho más feliz al estar junto a mí, compartiendo su vida y su propia felicidad conmigo. Y este amor, gente, es el más bello que una persona puede sentir, porque resiste cualquier obstáculo, resiste el dolor, resiste cualquier tormenta con tal de ver al ser amado feliz. Y con estas características es que es el amor más difícil de olvidar, el amor eterno que no se alimenta del recuerdo sino de la luz que emana el ser amado. Y es ese brillo el que alimenta el amor. Y mientras ese brillo exista, nada más importa.

Así es que, en mi corta vida, he recorrido un largo camino, y he conocido a muchas personas. Y ahora he aprendido a brillar con fuerza, porque he tenido la dicha de conocer el amor más tierno que jamás podré perder, aunque él no esté junto a mi, siempre querré ser esa mujer que viva su vida junto a él.

Siempre te cuidaré

...voy a brillar, porque es mi luz la que alimenta mi estrella... Y es mi estrella la que te cuida día y noche... No importa qué pase, ni cuan lejos estes, mi estrella te cuidará. Y por eso, es por vos que siempre voy a brillar.

Una luz que siempre brilla

¿Ves esa luz? ¿Qué más esperas de la vida? ¿Qué esperas del mañana? Está brillando cada vez más. Viene de ese pasaje oculto que hay en tu interior. Nunca había visto un brillo tan cálido. Y sale de ti.
¿Ahora lo ves? ¿Sientes ese calor que comienza a fluir por tus venas? No temas, es tan sólo tu energía que comienza a brillar, a crecer cada vez más.
Nunca antes había visto tanta luz junta. Es tan bella que me cuesta dejar de mirar su brillo. Ahora lo sientes y su brillo te llena, y consciente de tu propia luz ya nadie te puede apagar.
Que hermoso es verte, que paz me transmite tu luz y su calor. Sigue brillando ante cualquier adversidad y verás que nada ni nadie te vencerá jamás.

lunes, 13 de octubre de 2014

Sanar

Son esas voces que aparecen cuando todas las luces se van.
Es la inspiración que hace latir mi alma al son de la música. Siempre fue mi salvación, siempre fue mi energía vital. Sin música la bestia que llevo dentro no dejaría de atacar.
No hay muchas palabras con las que describir esta sensación, sólo cómo vibra mi cuerpo cuando comienza a sonar el ritmo del rock.
Gracias voces del alma que musicalizan mi vida con sus canciones, gracias bandas de rock que dan alegría hasta en las noches más oscuras.
Es tu canción la que me va a sanar.

sábado, 11 de octubre de 2014

Un día a la vez

¿Qué más da? Sigo viviendo un día a la vez.
Pero sigo soñandote, sigo pensándote, sigo deseando encontrarte a mi lado al despertar.
¿Cómo engañar al corazón? ¿Cómo enseñarle a no desear?
Solo sé desearte lo mejor, utilizando mi estrella para cuidarte aunque no te vuelva a ver. Porque seguís siendo el hombre que más amo, al menos hasta hoy. Y de ese amor nace el deseo más profundo: que brilles con todo tu ser, que demuestres al mundo el hermoso hombre que sos, el talentoso músico. Tendrás tus defectos, quién mejor que yo para saberlo, pero lo lindo que tenes, esas virtudes que no he visto juntas nunca antes, eso te convierte en un hombre inigualable.
Lo siento, pero así lo siento y lo sentí siempre...
Pero ¿qué más da? Ya no estás conmigo, y alguna manera encontraré para no dejarme caer una vez más.

miércoles, 8 de octubre de 2014

No lo digas

No me quieras convencer, menos que menos a la distancia.
Las lágrimas seguramente en algún momento dejarán de caer, los espasmos y las pesadillas calculo que también. Pero el vacío, ese hueco que quedó dentro de mí no se va a llenar así como así.
No me digas que encontraré a otra persona, no me digas que algún día ya no te recordaré, porque eso es hacer futurología y no sabemos que es lo que va a ser.
No me interesa que otras manos me acaricien, no me interesa que otro hombre me acompañe al dormir. Aunque sé que sucederá, en algún momento y en algún lugar, eso no va a cambiar nada. Si sigo adelante será por mí, será para no defraudar a quienes tengo alrededor, pero no para olvidarte, eso nunca. El amor que hiciste florecer en mí es lo suficientemente grande como para que no se consuma en un soplo de la brisa del olvido.
Me va a costar avanzar, me pesarán las botas embarradas por las lágrimas que yo misma regué. Pero poco a poco avanzaré, porque no sé dejarme caer. Pero eso no implicará que te haya olvidado, no implicará que el amor se esfumó. Simplemente será que seguí por el camino, deseando, muy en secreto, encontrarte en alguna vuelta y tenerte de nuevo junto a mí.
Así que no lo digas, no me quieras convencer de que ya encontraré otro que me acompañe y me sepa querer... Como no supiste corresponder el mío, yo tampoco sabré corresponder, porque una vez conocida la luz del sol, no hay estrella que lo iguale.

viernes, 3 de octubre de 2014

La última carta

Ha llegado el momento. Es mi última carta como quién dice. Es lo mejor que soy, lo mejor que sé hacer. Y aunque hayas escuchado algunas muestras, siempre dirigidas a otros, estos textos son exclusivos para vos. 
Porque cada historia es unica y perfecta como tu voz por las mañanas. Alegre y juguetona como tu risa por las noches. Porque es el reflejo de tus ojos cuando me miran, que hacen tambalear el piso en tan solo un instante.

Los candombe de resaca son todos tuyos, y nadie, pase lo que pase, te los quitará.

De amores y otros vicios


He encontrado un vicio que no puedo abandonar. Y eso que en mi vida he fumado, he bebido, he jugado largas horas frente a la computadora. He tenido el vicio de dormir hasta tarde, de dormir sobre la mesa en el verano, de jugar con la sopa de fideos con forma de letras.
Pero todos y cada uno de esos vicios he tenido que dejar, o al menos regular. Ya sea por convención social o por simple necesidad física.
Sin embargo, ha aparecido un vicio el cual no puedo controlar. Cada vez que aparece sólo quiero más y más, y cuando se aleja me hace esperar con ansias hasta que pueda volver a viciar.
Y si, estoy hablando de tu piel, de tu risa, de tus caricias. Estoy hablando de tus rescates virtuales de monstruos que me matan con un golpe, de tu compañía mientras estudio, de tus cenas sorpresa (aunque a veces las arruine) y de tu simple compañía, en la noche o en el día, escuchando música, o jugando con tu note mientras leo. 
Es que te has convertido en el vicio más saludable que he tenido, y no encuentro un sólo motivo para dejarte. Te tomaste el lugar predilecto en mi vida y ahí estoy yo, alrededor esperando otro instante en el cual viciar. Compartir ese instante contigo que es tan placentero como pocas cosas en la vida.
Es verdad, sos mi vicio, pero no sos uno más, sos el vicio que más me hace brillar.

Una estrella en el mar


Era un día como cualquier otro, en que remaba mi vida para escapar de los fantasmas de mi pasado. Y en ese mar eterno, dónde los puntos cardinales cambiaban todo el tiempo solo para no dejarte escapar, de repente apareció una estrella en el cielo brillando con tal intensidad, que la Luna y el Sol se enfurecieron en el instante y la trataron de opacar. Pero la estrella persistió y con el tiempo me di cuenta que esa estrella no cambiaba de lugar. Permanecía allí a lo alto, alumbrandome en la noche, deleitandome en el día. 
Tuvieron que pasar semanas para poder confiar en las señales de la estrella. Mi experencia me había vuelto desconfiada. Pero al ver que la estrella persistía en su presencia, decidí seguir su señal. 
Remé y remé, día y noche. Me tomaba poco tiempo para descansar, por miedo a que la estrella desapareciera y quedara perdida de nuevo en ese inmenso mar. Pero la estrella no vaciló nunca, firme en su brillo y segura de su presencia.Y a cada día, con cada avance, la estrella se volvía más grande y brillante, como si se acercara a mí todos los días un poco más.
Finalmente, luego de muchos días, semanas, y quizás meses, remando, divisé en el horizonte, bajo el brillo de la estrella, lo que parecía una isla. Puse todas mis fuerzas y esa misma noche logré llegar. 
Sin embargo, al poner un pie en la arena fresca de la noche, me di cuenta que la estrella ya no brillaba en el cielo. Angustiada por haber caído en el error, miré para todos lados, pero a lo lejos, acercándose por la orilla, una luz caminaba jugueteando con las olas hacia mí. 
Me quedé inmovil, sin entender lo que sucedía. Y entonces sus manos sostuvieron las mías, su aura protectora me envolvió y esa estrella, tan bella y brillante en el cielo, era solo el reflejo de tus ojos que me guió hasta donde estabas. Y desde entonces he vuelto a sentirme en mi hogar, he logrado alejar a los fantasmas y he vuelto a confiar, porque en tu mirada y tu sonrisa, me di cuenta que nada está perdido, mientras me queden fuerzas para avanzar.

El ataque perfecto


Tan acostumbrada a escribir sobre el dolor, durante este tiempo de ilusa felicidad no pensé que te dedicaría algo lindo. Porque lo lindo me sale cuando sufro, y contigo el sufriento se mantenia a distancia, envidioso de la luz que despertas en mí.
Pero ahora ha encontrato su veta, ha visto el lugar por dónde atacar. Y es la incertidumbre, es ese espacio del cual se hizo propiedad y contruyó todas sus atalayas de combate.
¿Quién iba a pensar en un plan tan perfecto?
No hay peor tortura que el no saber, el no ver, y de eso se aprovechó y ahora me mira desde la esquina de mi corazón, con una sonrisa como la del Guazón, viendo mis dedos volar sobre el teclado, expresando las palabras que mi boca no se anima a enunciar.
No se me ha ocurrido aún un plan de defensa, ni cómo solventar sus ataques... Mi corazón remachado está frágil de armadura y en cualquier momento el ataque final hará que se desarme para siempre, que no pueda volver a luchar.

Incertidumbre

Le doy vueltas una y otra vez sin llegar a ninguna conclusión. Busco la salida, intento entender qué camino he de seguir. Pero no llego a nada, no identifico cartel alguno que me ayude a salir de este laberinto, de este ida y vuelta constante.
Y en todas esas búsquedas, ya perdí mi orgullo y estoy a punto de perder mi dignidad. He pagado todos los impuestos que se me impusieron, he intentado saltar todos los obstáculos pero nada funcionó, de una manera u otra todo termina igual. Y en este momento me pregunto: ¿qué hago? Es el dilema de seguir o dejarse caer...
En mi espíritu habitó una guerrera tanto tiempo que ahora simplemente darme por vencida me duele tanto, quiebra lo más profundo en mí. Pero, ¿si no, qué?
Veo como las respuestas huyen despavoridas de mi alcance, que no hay reflejo en los ojos de nadie que me guíen hacia un puerto seguro.
Me siento tan sola e indefensa, tengo un miedo que me carcome por dentro. Si pierdo la pelea, es un paradigma que nunca me planteé.
Y pensar que creer en el destino puede ser lo más atormentante de todo esto, porque me lleva inevitablemente a pensar que todo esto es parte de un plan maquiavélico trazado de antemano. Que ya sabia que iba a luchar e iba a perder.
No hay peor tormento para una guerrera que saber que está destinada al fracaso.

Sin destino ni final

Hace años que me pregunto quién soy, qué hago acá. Hace años que me siento perdida, fuera de lugar, sin raices ni destino.
No pertenezco a ninguna parte, no consigo llegar a ningún lugar. Como dentro de un laberinto termino volviendo siempre al mismo lugar.
Perdi mis alas para volar, perdí mi magia para luchar, solo me queda lo puesto y con eso me las tengo que arreglar.
De mi vida un fantasma, un recuerdo, un viaje en otro lugar. Un sitio cada vez más lejano, más irreal.
Pero aquí sigo, sólo sé luchar, no me pidas que baje los brazos mientras haya una luz a la que pueda alcanzar.

viernes, 25 de julio de 2014

Hasta el último suspiro

No me pidas que me rinda, no me pidas que suelte la soga. No lo haré, no tan fácilmente.
Confio en vos, en lo que podemos ser, en lo que nos depara el destino.
No me pidas que deje de creer en vos, no me pidas que no te espere más.

Sólo puedo confiar en que me elijas.

miércoles, 25 de junio de 2014

Asco

Escupeme, basureame hasta el cansancio.
Ensuciame, tirame al lodo y embarrame por completo.
Hazme todo lo perverso que se te cruce por la mente,
tirame del pelo, rasguñame, puteame hasta que
se te acaben los insultos y humillaciones.
Diviértete con mi desgracia, ríete de mi cuerpo insulso.
Pateame en el suelo, y pisoteame como si no fuera nada.

Haz conmigo lo que quieras, saca lo peor de vos,
sin ningún resguardo, desahogate de todo lo que odias.
Humillame hasta que mi autoestima se haga humo,
hasta que te sientas mejor por tenerme enfrente.
Jactate de haberme destruido por completo,
por haberte adueñado de mi por completo.

Aún así, seguiré sin guardarte miedo.

30/07/2011

lunes, 23 de junio de 2014

Almafuerte

Fue hace tiempo atrás. Llegó la noche, aún recuerdo el frío que comenzaba a notarse en la atmósfera. No me había dado cuenta que sentía nervios, ni que miraba la hora más de la cuenta. Pensaba que no significaba nada, que era otra distracción más. Pero cuando sonó el timbre me temblaron las manos al atender el portero. Allí estaba, no era una ilusión, estaba realmente en la puerta de mi edificio. Bajé pensando que no sabía con qué me iba a encontrar, pero cuando lo vi no hubo dudas. Mi piso tembló. Su sonrisa tan perfecta me iluminó como si la noche nunca hubiera llegado.
En ese instante, una parte de mí supo que estaba perdida, que ya no tenía vuelta atrás. Pero la otra parte se convenció que nadie jamás despertaría al dragón, que nadie en este mundo sería capaz de echarlo nuevamente al viento para volar. Que mi esencia se había dormido para no volver a despertar jamás.
Y así fue que lo dejé entrar, sin pensar en las consecuencias, creyéndome dueña del juego... Sin embargo, pronto quedó en evidencia que no podía doblegar mi corazón. Hasta mis entrañas me traicionaron de la revolución que su persona generó en mí. Y terminé frágil, tirada en un rincón, soltando mis más secretos pensamientos frente a él. Sin poder controlarlo, yo, que siempre me había jactado de ser la guerrera invencible, me había quedado completamente desarmada ante su mirada. Todas mis tropas se rindieron ante sus caricias, ante su cuidado.
Al otro día no lo podía creer, al verlo junto a mí. Era un ángel sin alas que me había despertado del sueño eterno al que yo misma me había sumido.
Con el tiempo, él encontró la llave del candado con el que había encerrado a mi dragón, y me mostró que aún recordaba como volar, sólo necesitaba cortar las cadenas.
Y así terminó liberándome del miedo, liberándome de la oscuridad, encendiendo la luz que habita en mi interior y haciéndome brillar.
Así terminó demostrándome que ni yo era capaz de olvidar lo que era amar.

viernes, 20 de junio de 2014

Certeza

Sé exactamente lo que estoy perdiendo. Es por eso que el dolor nace de lo más profundo. Aunque a veces lo aplaquemos, aunque a veces nos permitimos un paréntesis, el trasfondo no cambió.
Y ahora sé, por fin lo comprendo, que tengo que seguir sin mirar atrás. Y sé que jamás amare a otro hombre como te amo hoy a vos. Y ese amor quedara escondido en lo más profundo de mi ser. Es la certeza que me acompañará por siempre. No hay estrella que me haga brillar más que tu sonrisa.
Y debo soltar mis manos de las tuyas. Debo volver a caminar. Y también sé que seguiré soñando cada noche con volverte a cruzar. Porque amores como este jamás mueren.

sábado, 14 de junio de 2014

Una anestesia, por favor.

¿Cómo anestesiar mi corazón?
En estos días en que todo duele más de la cuenta, en que el alma se fragmenta cual cristal fino. Necesito algo que me calme los espasmos, me aligere el retumbe en mi cabeza y me permita continuar mi vida, lo más cercano a la normalidad, sin llanto, sin miradas muertas.
Necesito algo que me ayude a no pensar en lo que fue y en lo que podría haber sido.
Necesito algo que me haga olvidar las caricias, los besos y los abrazos.

Tan sólo por un instante aunque sea, para volver a ver el brillo de las cosas, para alejar las nubes de tormenta que se instalaron en mi cuerpo.

domingo, 1 de junio de 2014

Laberinto sin razón

Estoy metida hasta el cuello en este laberinto que yo misma construí. Me empeciné en hacerlo el más retorcido, infalible y cautivador que alguien pudiese ver.
Quería dar muestra de aquello que podía hacer y termine atrapada y sin orientación en sus paderes altas, verdes e insinuantes.
El laberinto con músicas místicas, luces tenues, se volvio mi cárcel perpetua, porque es mi voluntad quien custodia la puerta.

La verdad

A quién quiero mentirle? Simplemente no puedo seguir así fingiendo que no me importa saberte lejos. Sigo esperando verte cada día, que el destino nos encuentre y nos haga ver que es una estupidez estar lejos. Te extraño en lo más profundo de mi ser, te amo como no pensé amar a nadie en esta vida. Suena exagerado, lo sé, pero tengo mis razones para saberlo. Mi corazón se detiene tan solo al pensar que no volveré a tocar tu piel. Y las lágrimas caen, nuevamente desde lo profundo de mi alma. Y aunque intento retenerlas, intento que no sigan regando mis mejillas, no logro contenerlas.

No quiero decepcionarte, pero no llegué a aprender a vivir sin vos.
Y no me pidas que lo aprenda.
Te extraño.
Te amo.

jueves, 15 de mayo de 2014

En tus manos

Nadie dijo que sería fácil. Ni que las heridas cicatrizarían rápidamente. El proceso es largo, lo sé desde el primer día en que me dijiste que te ibas.
Pero lo que te extraño, por todos los dioses que existieron y existen en esta Tierra, es infinito. Siento tu ausencia justo en el centro de mi corazón. Intento distraerme, no pensar, pasar un día a la vez, pero en el silencio recuerdo tus besos, tus caricias, los días y noches compartidas... Y ahi me desmorono de nuevo.
Sé que no debería dejar que suceda, pero es más fuerte que yo. Ya no puedo seguir refugiandome en mi alrededor, me siento tan mal al no poder sonreirle a mis amigos, a mi familia... No es justo para ellos verme llorar. Entonces me encierro. Y en la soledad tu recuerdo se fortalece, toma forma propia y tu sombra brilla en la oscuridad de mi casa.
Y me dan ganas de llamarte, de escribirte, de ir a buscarte. De ponerte frente a mí de nuevo y que me repitas todo de nuevo, que me convenzas que no me amaste nunca, que no sentís por mí más que un cariño trivial, que no se transformará jamás en ese amor que podríamos haber construido juntos.
Porque me cuesta creer que todo esto termine así. Me cuesta desconfiar de lo que vi en tus ojos en todas esas despedidas. Si me diste todas las llaves, te pusiste del otro lado de la puerta para bloquearla. Por algo tuviste que haber destruido todas nuestras bases, y me enoja saber que no me di cuenta a tiempo, que no te detuve.
Y ahora no sé si seguir luchando por tu amor, o quedarme sentada en mi lugar. Ya no sé que hacer.
Sólo sé que te amo, y que me duele muchisimo estar lejos tuyo, que me ato las manos para no escribirte ni llamarte, que me ato los pies para no irme hasta donde estés a buscarte. Y mientras no sé que hacer, espero que esta vez yo tenga la razón, y que no perdamos la oportunidad de ser felices, juntos. Pero para eso necesito que te juegues, que dejes de bloquear tu corazón, que no tengas miedo, no de mí. Cuando te digo que te amo, es mi corazón quien se entrega a tus manos. Y aún lo tienes ahí, por favor, no lo tires.

domingo, 4 de mayo de 2014

Tus huellas

Como tatuajes, tus caricias están impregnadas en mi piel... y perdurarán hasta que mi cuerpo se marchite y se vuelva cenizas.

jueves, 1 de mayo de 2014

Maldito As

¿Qué puedo decir? El vacío que siento adentro en este momento no puede explicarse tan fácilmente.
No esperaba que fuera así, aún cuando el viento me susurraba en el oído la llegada de un Adiós, no quería.
No quiero imaginar mi vida sin vos, me cuesta tanto levantarme y saber que no estás ahí, que no volverás a estar nunca más. Y duele, duele como si todos mis muebles, y hasta el piso, estuvieran hechos de astillas y espadas.
Sé que no soy justa con vos, que no es justo que te diga cuanto duele el haberte perdido. Pero ya el dolor me es tan grande que sobrepasa mi cuerpo, me hace temblar y convierte mis ojos en cataratas constantes.
Y aunque sé que no queres que te espere, que queres que siga mi vida y busque ser feliz, lamentablemente no veo esa posibilidad ahora en mi vida.
No puedo aguantar la posibilidad de saber que todo este amor que siento hoy tenga que morir. No puedo creer que el destino haya sido tan cruel como para que ahora pretenda que te olvide, que borre de mi piel todos tus besos, todas tus caricias. Porque no puedo, ¿sabes? Realmente no creo poder hacerlo. 1 o 2 años no van a ser suficientes. Podré fingir, podré dejarme acariciar cuando el tiempo pase y el dolor se haya convertido en un agujero más en mi corazón, pero no podré olvidarte, eso lo sé. No podré borrar tus rastros de mi vida y la verdad es que tampoco quiero.
Me enseñaste tantas cosas, que no serán tan fáciles de olvidar.
En este mismo instante me duele el alma, y no sé como consolarla. Y no me queda más que desear que mi amor te haya llegado a hacer feliz, aunque no haya logrado que me amaras igual.
Sólo puedo pensar que aunque me duele como una puñalada, que espero que encuentres esa mujer que logre que la ames, y que ella te ame tanto o más que yo. Que vea en vos lo maravilloso de tu ser, que te acepte como sos y no quiera cambiarte nunca. Y te pido por favor que seas feliz, aunque seas lejos mío por favor sé feliz.
Y yo tendré que seguir mi camino, buscar la manera de que el dolor no consuma mi vida. Y poder entender que este amor logró hacerme una mejor mujer, logró que mis días brillaran con mucha más intensidad. Y entender que no puedo volver el tiempo atrás. Quién sabe, quizás algún día nos volvamos a encontrar y las cosas sean diferentes. Qué sé yo. Ilusa ilusión que me queda. Prometo entonces no dejarte escapar, y que si la vida me da esa oportunidad, voy a vencer esa barrera que nos separó hoy.
Porque te amo, y no importa si lo queres creer o no, siempre te voy a amar.

martes, 29 de abril de 2014

Fenix

Las sombras avanzaban, espectros de la oscuridad cazando a plena luz del ocaso. Y allí estaba él, escondido tras unas rocas temblando de miedo.
Los había sentido acercarse, los había visto comerse la luz hasta que la oscuridad total cubría el camino por el que habían venido.
Espectros de muerte, que cazaban para saciar su sed de sangre y luz. Sed de vidas que aún tienen esperanzas. Por eso estaba él ahí, buscando la oportunidad de cambiar su destino, de poder vencer.
El miedo le hacía temblar, sentía un sudor frío recorriendo su espalda. Tenía una sola oportunidad, era matar o morir en el intento. Un único tiro que tendría que ser certero y eficaz.
Se acercó a las piedras que había acomodado en el piso, en circulo, y verificó que el pasto estuviera aún ahí, seco, bajo las ramas que había conseguido de los árboles que estaban durmiendo su siesta otoñal.
Y esperó, paciente, oculto tras las rocas. Esperó que los espectros se acercaran hasta el punto dónde él había preparado todo.
Escuchaba los gritos y lamentos de los seres atacados por las sombras, veía como la nada misma se apoderaba del lugar.
No supo cuanto tiempo esperó; le parecieron horas eternas, o quizás sólo habían sido minutos. No lo sabía.
Finalmente sintió el frío de la muerte extenderse cerca de él. Miró entre las rocas y los vio: Acercándose lentamente hacia la bifurcación del camino. Allí se detendrían un instante, para decidir hacia dónde encontrarían más almas que tomar.
Agarró firmemente su arco y la flecha en su otra mano y las colocó junto a él y al circulo de rocas. Tenia tan solo unos segundos para hacer todo bien, o sino la eternidad de la muerte se apoderaría de él.
Los espectros se encontraban a pocos metros cuando vio que estaban sobre el camino que él había supuesto.
Agarró dos piedras que tenía preparadas y prendió las ramas secas, que ardieron en menos de un segundo.
Un segundo después prendía la punta de la flecha que había envuelto en hojas secas y alcohol.
Otro segundo más, mientras los espectros giraban en su dirección atraídos por la luz del fuego, y disparó.
La flecha tardó segundos en llegar al suelo, a menos de un metro de los espectros, pero a él le parecieron horas.
Los espectros iban a comenzar su ataque en ese instante cuando el suelo sobre el que estaban se transformó en llamas ardientes. La flecha había dado en su objetivo, el pasto seco del otoño.
El fuego comenzó a consumir a los espectros, que lanzaban alaridos furiosos. Pero no podían escapar, él había preparado el suelo para que los espectros estuvieran rodeados de fuego.
Los vio gritar, intentar escapar por dónde sólo encontraban más llamas. Los vio morir. Finalmente los vio morir.
Y con ellos mataba sus miedos, sus penas y sus desgracias. Esta era su venganza. Los espectros se habían llevado aquellos a quién él había amado. Ahora sentía lo que los espectros debían sentir al tomar una vida. Un poder extraño recorrió su ser. Y lo entendió, aquella obsesión por los espectros se había consumido su vida, como el fuego consumió a los espectros.
Dejó caer el arco y comenzó a caminar. Sin darse cuenta, había alimentado la oscuridad que habitaba en él, y ahora debía purificarse, debía matar al espectro en el que se había convertido.
Entró al circulo de fuego y se dejó atrapar por el calor de las llamas. Sintiendo como el fuego consumía la oscuridad. Su oscuridad.

Somos cenizas, somos fuego, somos la libertad.

jueves, 17 de abril de 2014

Dicen que dicen

Me dijeron que no podría, que por más que lo intentara no lograría salvar el destino que me estaba asignado.
Me dijeron que era inútil luchar, que por más banderas que levantase finalmente caería en la batalla decisiva.
Me dijeron que no me esfuerce por nada, que mire hacia abajo y guarde silencio. Que siga caminando por donde debía caminar.
Pero no les creí, y el mundo ha temblado repetidamente desde entonces bajo mis pies. Me advirtieron que eso sucedería, pero aun así no les creo.
Siempre hay algo por qué esforzarse, siempre hay algo por qué luchar, siempre hay algo en lo que creer...
Y yo creo en mí misma, en que mi destino no puede ser más fuerte que mi esencia. En que la espada se bajará solamente cuando la última batalla haya terminado. Sólo cuando por fin haya alcanzado la victoria.

martes, 8 de abril de 2014

Encrucijadas

No sé que más pensar.
Suena repetitivo, lo sé. Pero es que ya no sé. Es como que las teorías se enredaran en un embrollo que sigue aumentando de tamaño a cada minuto, a cada palabra que pasa.
Me siento confundida, no por mis propios sentimientos, sino por los ajenos. Porque no entiendo qué está sucediendo del otro lado.
Algunos actos muestran una cosa, otros otra. No entiendo, realmente no entiendo y por ende no sé que hacer.
Espero encontrar la salida a esta situación, resolver hacia que camino debo dirigirme para poder seguir disfrutando de la felicidad que hoy se ve empañada por la duda.
Por favor, carteles ¡iluminence!
Y Por favor, indícame por dónde continuar, no me sueltes la mano.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Salidas

Hay momentos en la vida en que se necesita un cambio. Un cambio drástico, completo, que te lleve hacia un lugar bien lejos y distinto del que te estás escapando.
Y cuando ese cambio se retrasa, cuando se vislumbran carteles indicando próximos caminos, genera ansiedad, esa sensación de que está cerca pero aún no lo podes ver, y la necesidad. Principalmente la necesidad de encontrar esa salida que te permita emprender la búsqueda del cambio, del paisaje diferente, de la nueva aventura que te permite sentirte vivo. Pero la salida no aparece, y te sentis impotente, porque sabes que tenes que seguir buscando, esperando por la señal que te diga "tomá por acá", y son esos momentos cuando pensas que le venderías tu alma al diablo si no la tuvieras hipotecada ya con él.
Entonces no queda más que esperar, seguir buscando, perseverar, porque si te mantenes atento, si mirás a tu alrededor comprendiendo tu entorno, podes encontrar la salida, podes salir corriendo de tu actual prision y volar hacia un mundo diferente, una oportunidad de hacer las cosas de otra manera, con lo aprendido y aprender más.
Hay que seguir buscando, siempre alguna salida aparecerá.

miércoles, 26 de febrero de 2014