domingo, 20 de marzo de 2011

El pecado original

Sé que alguna vez conté de haberme sentido Eva, tentada por algo prohibido, cuyo alcance me traería grandes males. Hoy vuelvo a la analogía, pero traída por motivos distintos. No quiero volver a cometer los mismos errores de antes, pero resulta tan tentadora la manzana que cuelga del árbol. Y lo que me pone en alerta es el hecho de estar empezando a asustarme a mí misma: Estoy viendo la piedra con la que me tropecé ponerse nuevamente en mi camino, y a pesar de querer rodearla con claros motivos, mis pies no se han desviado ni un centímetro.
Siento como algo en mi interior me advierte, me dice que no es bueno seguir así, obsesionarse con lo que no puede ser. Más allá de toda creencia, más allá de todo tipo de fe, sé que la tentación es un enemigo mucho más venenoso que la serpiente endemoniada. Hoy estoy hipnotizada con una danza de cosas prohibidas, bailes exóticos que me encantan, pero me perjudican. Cada movimiento es como un flechazo en el tobillo.
Quiero hacer algo para cambiar, para ser fuerte, para no dejarme engañar. Quiero saber que tengo riendas y puedo cambiar el camino. Necesito que lo que venga en mi camino me haga sentir bien y feliz.
Me da la impresión que lo merezco, aunque sea un ratito.

Me siento desnuda y expuesta, justo como si ya hubiese mordido la manzana.

2 comentarios:

Lulú dijo...

Si Jaki, creo que aquello que no podemos tener justamente por esa causa es lo que más queremos... pero también me parece que te merecés como mujer alguien que si te corresponda y te quiera y te acompañe de la mano por un camino mas tranquilo...
Abrazo Jaki :)

Bobby Coke dijo...

Mavillosa perra vida, como siempre, nos hace pasar por estas encrucijadas.