domingo, 7 de enero de 2018

Entrega #5

Estaban los dos recostados en la cama, uno junto al otro, con los brazos bajo sus cabezas y las piernas entrelazadas entre las sábanas revueltas. Sus miradas somnolientas perdidas en el techo y el cansancio de sus cuerpos sudados eran el rastro del sexo que habían disfrutado durante toda la tarde. El sol por fin había caído tras los edificios y la resaca del atardecer daba una extraña ambientación al silencio dentro de la habitación.
De repente, Gonzalo estiró el brazo y rodeó la cintura de Natalia con él, devolviéndola al presente.
-Estás muy callada.- Le susurró al oído.
-Sólo estaba pensando...- Respondió ella, aun con la mirada perdida en el techo de su habitación.
-Dime, ¿en que pensabas?- Gonzalo se dio vuelta hacia ella y, apoyándose sobre uno de sus brazos, la miró fijo hasta que Natalia no tuvo otra opción que voltearse a mirarlo.
-¿Qué planes tenemos? -mencionó de golpe- Digo, sé que nunca hablamos de esto, pero necesito saber qué es esto que compartimos...- Lo dijo en voz baja, casi como avergonzada de expresarlo. Pero él sabía que no había más que sinceridad en su pregunta, y con un suspiro contestó:
-No me había puesto a pensar en ello. No lo sé, sabes que no me llevo bien con los rótulos y esas cosas, pero sí sé que estoy bien contigo y me gusta todo lo que compartimos... ¿Qué es lo que vos queres?
-Gonza, yo quiero una persona que esté a mi lado y que busque construir cosas conmigo. Ya pase mucho invirtiendo mi tiempo con hombres que a los dos o tres meses ya no volvía a verlos, o me agotaban, o me aburrían. Sinceramente, quisiera estar con alguien que me complemente, que busque compartir conmigo su vida. -Gonzalo la miraba serio, pero no emitió palabra- Qué sé yo, quizás no lo parezca o te parezca absurdo, pero debajo de toda esta capa ácida sigo siendo una romántica empedernida...
-No creo que sea absurdo, ya sé que debajo de toda esa crema de limón con la que tratas las cosas, hay un corazón de dulce de leche...- Y lentamente bajó su cabeza hasta la de ella, besándola con ternura. Luego de unos instantes, apoyó su frente contra la de ella mientras decía- Y créeme, yo no sé si soy exactamente ese hombre que decís, pero sé que no quiero que pases de mí en uno o dos meses más... -La miro a los ojos unos segundos que parecieron eternos y finalmente le dijo- Quiero estar con vos.
Natalia lo miró largo rato y luego lo tiró contra el colchón, subiéndose sobre él y besándolo apasionadamente mientras el sol terminaba de ocultarse del todo y la noche tomaba a la ciudad.

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