Llegó a la bifurcación antes de lo previsto. Se detuvo en seco, tomado por sorpresa, ante los dos caminos en que se abría la ruta. ¿Hacia dónde tomar? Ambos horizontes eran gemelos, pero algo en ellos debía ser distinto, sino no existirían dos caminos.
A lo lejos, para su izquierda, un bosque se sumía en tinieblas. Mientras que, a su derecha, otro bosque terminaba de consumir el anaranjado sol final. Tenia que elegir alguno de sus dos caminos, o quedarse ahí por el resto de la eternidad. La responsabilidad de su decisión, el saber que su destino se vería para siempre afectado por esa elección, le hacía temblar las piernas.
Decisión crucial.
Derecha.
Izquierda.
O no avanzar más.
Retroceder no era una opción, volver atrás no estaba dentro de sus posibilidades. Respiró hondo y tomando todas sus fuerzas en sus pies, miró hacia ambos horizontes: la luz o la oscuridad... O el interminable limbo estático.
Cerró los ojos y comenzó a caminar, seguir al Sol, hasta el último rincón de esta tierra, le hizo tomar el camino de la derecha, la luz, la verdad. Despojó su futuro de toda falsedad.
domingo, 28 de noviembre de 2010
martes, 16 de noviembre de 2010
domingo, 14 de noviembre de 2010
Buscando en la basura
¿Cómo hago para que entiendas que me duele perderte, que no puedo contener las lágrimas al pensar que nunca más te voy a ver? No, no hay manera. No puedo seguir estando a tu lado sin tenerte. Me duele, me mata no poder besarte. Ya no puedo controlar a mis labios, ya no puedo controlar a mis sueños, ya no puedo contenerme. Ya no puedo seguir engañándome a mí misma, te quiero… Te quiero cada día más y no puedo dejar de quererte con el alma y cuerpo.
17/Agosto/2010
martes, 2 de noviembre de 2010
Ana y Juan IV
La conversación fue absurda, y ante cada palabra que le respondían, su corazón se iba adoleciendo. No lo había reconocido, y finalmente, cuando la charla terminó, se dejó caer en el sillón completamente abatido.
A pesar de la rabia, no podía llorar. Se resignó a que ya no podía decir más nada, no podía hacer ningún reclamo. El tiempo se terminó, y ella no iba a dar ningún paso en dirección al pasado. Y él tampoco quería eso. Simplemente quería decirle que aunque lo haya decidido, aunque tenía la seguridad que saber de ella le haría mal y no podría controlar sus sentimientos, a pesar de todo lo malo de seguir con esa relación obsesiva y enfermiza, él siempre iba a amarla. Parecía un juramento estúpido y se imaginaba la cara que le pondría si se lo dijera finalmente, pero era la realidad. Esa era su manera de amar... Y ella no lo había entendido. Las imágenes se agolparon en su memoria, cada beso, cada instante compartido. Todo le costaba un gran peso en sus recuerdos. ¿Cómo olvidar un amor tan fuertemente sentido? ¿Cómo olvidar esa sensación de electricidad en los huesos? Aún le era imposible, aún se planteaba tirar su orgullo y dignidad por la borda y volver todo atrás. Pero sabía que no era la mejor opción, habían tenido su oportunidad y la habían malgastado. El destino así lo había querido desde un principio y el luchar contra el mismo no le había resultado.
Una voz en la cabeza de Juan le susurró: "nadie dijo que iba a ser fácil..." Y lo entendió, no era una cuestión de facilidad, sino de entendimiento. Cuando finalmente entendiera que había dado todo de sí porque las cosas funcionaran, podría dejarla ir de su presente y atesorar esos recuerdos del pasado sin que lo torturaran.
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