La conversación fue absurda, y ante cada palabra que le respondían, su corazón se iba adoleciendo. No lo había reconocido, y finalmente, cuando la charla terminó, se dejó caer en el sillón completamente abatido.
A pesar de la rabia, no podía llorar. Se resignó a que ya no podía decir más nada, no podía hacer ningún reclamo. El tiempo se terminó, y ella no iba a dar ningún paso en dirección al pasado. Y él tampoco quería eso. Simplemente quería decirle que aunque lo haya decidido, aunque tenía la seguridad que saber de ella le haría mal y no podría controlar sus sentimientos, a pesar de todo lo malo de seguir con esa relación obsesiva y enfermiza, él siempre iba a amarla. Parecía un juramento estúpido y se imaginaba la cara que le pondría si se lo dijera finalmente, pero era la realidad. Esa era su manera de amar... Y ella no lo había entendido. Las imágenes se agolparon en su memoria, cada beso, cada instante compartido. Todo le costaba un gran peso en sus recuerdos. ¿Cómo olvidar un amor tan fuertemente sentido? ¿Cómo olvidar esa sensación de electricidad en los huesos? Aún le era imposible, aún se planteaba tirar su orgullo y dignidad por la borda y volver todo atrás. Pero sabía que no era la mejor opción, habían tenido su oportunidad y la habían malgastado. El destino así lo había querido desde un principio y el luchar contra el mismo no le había resultado.
Una voz en la cabeza de Juan le susurró: "nadie dijo que iba a ser fácil..." Y lo entendió, no era una cuestión de facilidad, sino de entendimiento. Cuando finalmente entendiera que había dado todo de sí porque las cosas funcionaran, podría dejarla ir de su presente y atesorar esos recuerdos del pasado sin que lo torturaran.
1 comentario:
No tengo palabras para describir lo genial que es tu escrito,me conmovio sin duda alguna,despues de leer algo asi,uno no puede negar haber sentido ese tipo de sensaciones cuando se enamoro,Me encanto,me emociono!!!
Te felicito
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