viernes, 17 de abril de 2015

La cruda realidad

Hay veces que pensar demasiado es un problema. Porque pensar es como correr, y el camino es tu propia vida, y de repente pasa que estás corriendo y te vas cruzando recuerdos, momentos, cosas que no habías visto en la vuelta anterior.
Así es que corriendo me encontré con un grupo de recuerdos haciendo ejercicio al lado del camino. Y entre ellos me encontré uno que antes había pasado desapercibido. Un recuerdo que evité mirar todo este tiempo, porque era demasiado crudo y real; ese recuerdo tendrá unos 3 años y más. Y al mirarlo a los ojos comencé a revivir ese momento:
Era más joven, más ingenua, recién mudada y recién recibida. Debería ser uno de los momentos más excitantes de mi vida, pero me sentía aburrida en realidad. El mundo que me rodeaba estaba cubierto de relaciones amorosas y yo aburrida sin tener amigos con quién compartir mi reciente vida de soltera liberal.
Entonces fue que sucedió, me dejé entretener, comencé a dejar entrar nuevas personas en mi vida, sólo para estar en la misma sintonía que mis amigos emparejados. Me metí tanto en ese papel que terminé relacionándome con alguien más o menos estable. Y me dejé enamorar también, sólo para ver qué se sentía nuevamente confiar en alguien ciegamente, sólo por placer.
Al ver ese recuerdo caí en la cuenta que toda esa relación desastrosamente hermosa que describí en mis candombes de resaca fueron producto de un aburrimiento extremo y suicida. Me dejé arrastrar por la corriente porque no tenía más ganas de seguir parada en la orilla.
Caí en la cuenta que, como fue él, pudo haber sido cualquiera. No fue el destino, fue simplemente casualidad.

Por eso, cuando seguí corriendo en mi pensamiento, decidí que no dejaré arrastrarme nunca más. De ahora en más no será casualidad quién se lleve mi corazón a dar un paseo por la ciudad.

1 comentario:

Gus. - dijo...

interesante..