sábado, 2 de mayo de 2015

Mil cadenas

Cuando esa sensación de que no pertenezco aquí, que tan solo soy una vistante en este lugar, se apodera de mí, diciendome que este lugar es una parada inesperada en el tren que me lleva a mi verdadero hogar, es difícil sacarmela de encima.
El tiempo ha sido un diluyente de dicha sensación, que ha logrado ocultarla tras de muchos sucesos, tanto felices como tristes. Porque la vida solo bella no existe, inclusive nos haría olvidar que es lo realmente bello por habernos acostumbrado. Pero cuando ese diluyente se acaba, y vuelve esta sensación, me doy cuenta que poco a poco me he dejado arrastrar lejos de este lugar, queriendo encontrar las vías del tren que me lleva a casa. Porque las cadenas se cortan y ya no logran atarme, mantenerme cerca. Esas cadenas, que no eran limitantes sino de sostén, se han oxidado y dejado de cuidar. Se han roto los eslabones y ya me he cansado de quererlos reparar.

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