jueves, 12 de octubre de 2017

Distraída

Hay pequeños momentos, casi diría un mínimo instante, que son realmente significativos por su relevancia. Hoy, casi diría que recién, tuve uno: mirando por la ventana del autobús, viendo la lluvia caer constante sobre la ciudad. Pensando cosas que quizás no debería pensar, tuve una revelación.... Estos últimos años, casi diría que tres, me estuve distrayendo. Simple y sencillo como eso. Me he esforzado en buscar actividades, cosas y personas, con el único objetivo de distraerme. 
Pero la revelación no fue solo la aceptación del hecho, sino que, además, fue la razón (la motivación) que me llevó a ocultarme tras tantas pasiones, detrás de tantas actividades consumidoras de mi tiempo, y es que me resulta más seguro alejarme un poco de la vida social. Y en este punto quizá (solo tal vez) se pregunten por qué. Yo también. Pero creo tener la respuesta, no se trata de heridas abiertas que no sanaron. Todo lo contrario, esa herida (ustedes saben de cual hablo) ha cicatrizado dejando una marca perfecta, pero hay un dolor mudo, que no se siente pero esta ahí y me dice que aún no confío, que aún me da algo de miedo pensar en que alguien más me lastime de esa forma.
Sin embargo, a pesar de todo esto, la lógica y la psicología dicen que si he racionalizado todo esto es porque algo ha cambiado... ¡Ajá! He aquí el punto importante, la clave de la cuestión: que no sé qué es. Solo espero que lo que sea (o quién sea, seamos sinceros) solo haya aparecido para bien.

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