sábado, 25 de noviembre de 2017

La pared

La pared, de espalda contra ella, y frente a mí un puñal acorralándome con una terrible decisión. 
Hay ocasiones en que el destino no hace más que divertirse poniéndonos a prueba, utilizándonos para llevarnos al límite y ver si podemos seguir siendo fieles a nosotros mismos. 
Pero ¿qué hacer cuando es una parte de uno quien sostiene el puñal?
En esta ocasión, le gané la partida, logrando que mi parte salvaje, amante del peligro y el deseo, se quedara quieta, sosteniendo siempre ese puñal, pero sin lograr atravesarme y hacerme perder la cabeza. 
Pero quien sabe que ocurrirá la próxima vez, mi parte lógica y racional, también tiene sangre, y puede que en algun momento prefiera estrellarse contra la pared a seguir batallando contra mí misma. Y ahí sí que estaré perdida, porque la pared se romperá y dará paso al abismo que hay detrás, del cual aún conservo las cicatrices de la última vez, como una advertencia de lo que puede ocurrirme.

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