domingo, 7 de octubre de 2018

Desvaríos de un domingo

El día se va oscureciendo, poco a poco las horas avanzan hasta el fin del día. Nada hay que detenga la inevitable ruta del tiempo, que se aparta del pasado hacia un futuro incierto.
Las aves vuelven a sus nidos, los gatos circulan por las calles al amparo de la oscuridad. Poco a poco la noche impone su presencia y nos hace preguntar si usamos bien nuestro tiempo en este día que se acaba. La noche viene con su sombra a determinar que ya no hay mucho que podamos hacer frente a su demandante sed de sueños. 
Así que todos vuelven a sus casas (u otras casas), se refugian en el calor de las paredes y las luces artificiales. Tratan de demostrar que nada tiene que ver la noche y el avance del tiempo con estas acciones, pero no es verdad. El tiempo siempre invita a la noche a cenar, y ella llega con su capa oscura, sin falta.

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