lunes, 13 de abril de 2009

Ana y Juan (Segunda parte)


En una habitación a media luz, sonó un teléfono.
- Hola.- Atendió una voz cansada por la rutina.
- ... Ho... Hola.- Respondió una voz temerosa.
- ¿Quién es?
- Soy Ana.
- ¿Ana? ¿Que pasa?
- Necesitaba hablar con vos... - Hizo un silencio. Suspiró.- Necesito que me expliques por qué te fuiste así.
- Ay, Ana. No creo que sea tan difícil de entender. Vos no estás dispuesta a luchar por mí... A luchar conmigo. - Juan también suspiró.- No te animas a vivir esto conmigo, simplemente dejas que te pase por arriba como uno de los libros que lees. Pero esto no es un libro, Ana, la vida no es ficción por más que se le parezca.
- Juan...
- No linda, no me digas nada. Está bien. Fue mi elección estar contigo, amarte, todo esto, hasta los sueños compartidos sin tocarte fueron mi elección.
- Pero, no es justo.
- ¿Qué no es justo Ana, que yo te ame? ¿Que vos no me ames igual?
- Basta Juan...
- Vos me llamaste, Ana.
- No es justo que vos te hayas enamorado de mí.
- ¿Y por qué?
- Porque yo no puedo amar. Ni a ti ni a nadie.
- Y llamaste para decírmelo.
- No. No lo digas así que parece cruel.
- La vida es cruel, Ana... La vida siempre es cruel e injusta.
- Pero, es que nosotros. Vos, yo... Es inexplicable.
- Lo sé. Pero bueno, decidimos frenar acá, no vamos al mismo lugar...
- No me cantes las pastillas...
- Jaja, perdón, cierto que no te gustan.
- No es sólo por eso. Ese tema es demasiado triste.
- Pero real.
- Juan. ¡Por dios Juan! ¡Reaccioná! Te estoy llamando, estoy acá, ¡decime algo!
- Ana, ¿Ahora estas dispuesta a intentar esto conmigo?
- ...
- ¿Ana?
- No lo sé Juan, realmente no lo sé. Sólo sé que no puedo irme. A pesar de todo no te puedo dejar ir.- Su voz sonaba quebrada al otro lado del tubo.
- Ana, siempre tendrás mi puerta abierta. No soy capaz de negártelo. Siempre que me necesites estaré contigo, es algo que no puedo evitar.
- Pero, ¿por qué? No es justo que me esperes...
- Es que Ana, ¿no lo entiendes? Siempre estuve acá, con la puerta abierta, por más que duela.
- ¿Y que pasará si nunca me decido?
- Yo ya decidí dejarte mi puerta abierta, por si algún día quieres venir. Lo único que no te puedo asegurar es que cuando entres finalmente, yo no haya salido hace 5 minutos por otra. No tengo una sola puerta.
- Eso quiere decir...
- Quiere decir que no dejaré de vivir mi vida, Ana. Eso significa. Que hoy decida una cosa no implica que en algún momento pueda cambiar de decisión, mientras dejo tu puerta sin llave, se abren otras. Todo el tiempo, mi vida, el mundo gira. Y si vos no podes amar hoy, yo no puedo vivir tu espera. Cuando estés dispuesta a intentar, entra. Puede que esté... Pero también puede que ya me haya ido.
- Entiendo...
- Ana.
- ¿Sí?
- No llores, princesa.
- Gracias, Juan. Gracias por estar al otro lado.
- De nada, debo colgar...
- Okey. Un beso... Chau.
- Adiós.

2 comentarios:

Skalipso dijo...

Sabes lo que pienso.
dolio xD!!!


Y yo te amo


y aguante juan :) (piti se llama juan ahora que lo pienso.)

another knife in my hands dijo...

varias personas se sienten identificadas con Ana y Juan.
eso seguro.