martes, 9 de marzo de 2010

Vivir solo cuesta vida

Una de mis mayores pasiones es la Teoría del Caos y, dentro de ella, el Efecto Mariposa.
Esta teoría que se basa en que el más mínimo efecto en un punto del tiempo-espacio puede acarrear un sinfín de consecuencias potenciadas me genera fascinación.
En parte, porque es vital dentro de mi filosofía de vida la relación causa-efecto. Considero que todo ocurre porque algo lo detonó. Que inevitablemente somos responsables hasta de nuestros actos más insignificantes, y que todo ello deriva en algo más que el simple vivir. Suena rebuscado y paranoico para algunos, pero es relajante saber que las cosas tienen un sentido, tienen un significado más allá de la trivialidad. Es más sencillo pararse de las caídas, sobrellevar los dolores, disfrutar de las alegrías. Todo guarda relación con todo.
Lo importante es no agobiarse, no perseguirse, no culparse. Vivir sólo cuesta vida. Nunca más acertado. Lo fundamental, para poder vivir con esta idea, es ser una mariposa: volar tranquilos y sin apuros. Hacer las cosas con pasión y gusto, porque cada vez que aleteamos, algo sucede al otro lado del mundo.

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