No tengo mucha resistencia, mis manos no me obedecen.
Y esa voz, susurrante, melosa, amante de mis oídos.
Es excitante, como un orgasmo celestial que no cesa,
mucho más profundo que el simple placer carnal.
Es un instante, una palabra que suena y logra la plenitud.
No es salvaje, no es erótico, es vital.
Es real.
Es pasión.
~no sé distinguir entre besos y raíces...
No hay comentarios:
Publicar un comentario