miércoles, 19 de noviembre de 2014

Esas preguntas no se hacen

-No me preguntes por qué sigo siendo así de terca, ni yo sé realmente por qué soy así... La verdad es que a veces me gustaría no ser tan obstinada y poder dejarme convencer, pero no... la piba no podía ser normal y aplacable, tenía que nacer con este carácter de miércoles y seguir dándome contra la pared, una y otra vez... Si, sí, sabes que es así, déjame destacar mis defectos que para algo los tengo... Pero ¿qué más puedo hacer? Si te me metiste aquí dentro -dijo, señalándose el corazón- y ahora no te puedo sacar, porque estás metido ahí como un tatuaje. Y la verdad, es tan lindo tenerte aquí dentro que ni con todos los láser del mundo me lo dejaría sacar... Dale, dime ¿qué piensas...?-
Y finalmente se calló, esperando la respuesta de aquel que frente a ella la escuchaba. Pero esa respuesta nunca se oyó, el silencio vició el aire entre ambos y sólo la mirada perseveró. Así fue que él le dijo lo mismo y más sólo con sus ojos, pero de sus labios ni de su corazón dejó escapar una sola palabra, el orgullo fue más fuerte que él, más obstinado que su corazón...

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