jueves, 4 de septiembre de 2008

Un cuento de hayas


Había una vez una niña que caminaba sola por el campo. Ella, desde chica, había recorrido esas hectáreas con cautela, precisión y audacia, memorizando cada rinconcito, cada árbol que crecía para tener consciencia del sitio que la rodeaba. Ya caminaba segura y el suelo reconocía sus pasos, que casi coincidían siempre con los que había dado el día anterior.
La mañana avanzaba tranquila, sin apuros, con el sol dando su calor con mayor intensidad. La pequeña veía las hormigas trabajar, los pájaros buscando lombrices para sus pichones que gritaban de hambre en las copas de los hayas. Un día como todos los demás en la vida de aquellos diversos seres. La niña se acostó a la sombra del árbol, observando el vuelo de aquellos papás-pájaros, deseando poder volar como ellos, poder extender sus brazos y alcanzar así las nubes lejanas contrastando con el turquesa del cielo.
Se quedó mirando el cielo fijo, mientras las nubes se movían y cambiaban de forma de manera prácticamente imperceptible.
Pasaron las horas, las nubes se movieron, los pájaros descansaron en el nido. Las culebras se escondieron en sus hoyos, las hormigas se internaron en sus túneles para convertir las hojas en hongos. El haya suspiró oxígeno de su fotosíntesis. Todo cambió de un instante a otro, todo siguió el curso de la vida, mientras la niña miraba fijo el cielo, como tantas otras tardes lo había hecho, como tantos años que transcurrieron: pensando, meditando, observando, descubriendo detalles que se le habían escapado en otros momentos. Así había sido siempre, desde el día que conocío ese campo, tiempo que ya quedaba 50 años atrás. Una niña que se quedó pequeña siempre, dicen, que había una vez.

3 comentarios:

wodan dijo...

siempre hay sueños...siempre hay alguien q te hace volar para tocar las nuves. lo importante es tenerlos...puede q un dia se hagan realidad.
si tu los tienes...entonces seras siempre esa niña.
una historia preciosa, un saludo.

lully desnuda dijo...

Mi reflexión sobre tu linda inspiración es que siempre debemos tener el niño dentro, así ya hayamos crecido.
Hermosa tu prosa.

Te abrazo desde mi alma!

Natalia dijo...

Niña inspirada!