lunes, 1 de diciembre de 2008

Sueño

La ventana está salpicadas de gotas de agua. Media luz entrando por entre las cortinas y un viejo tango sonando en la habitación. El frío dan ganas de arroparse entre las sábanas y dormir. Soñar. Viviendo un mundo de mentiras piadosas creadas por la mente para preservar el dormir. Olvido de los errores, de los gritos, de las desgracias. El sueño permite entrometernos en un mundo mágico.
En mis sueños puedo volver a ver a mis amigos perdidos en el tiempo, a mis raíces. A todos aquellos que por una cosa u otra, ya no están al lado mío.
En mis sueños puedo hacer todo aquello que no hago despierta, puedo volar, correr en la orilla del mar, mientras el agua acaricia mis pisadas. Puedo cantar a gritos en medio del campo. Puedo vivir una vida diferente. Puedo ser libre. Mi deseo más anhelado: la libertad, está en mis manos en mis sueños.
Puedo vencer a mis miedos, puedo recorrer el mundo. Puedo tantas cosas que finalmente, me olvido de que son sueños, y en esos minutos, horas, lo que dure durmiendo disfruto de toda clase de aventuras. Pero como todo al fin acaba, llega el momento de que la realidad me obliga a volver a despertar. Y aquí estoy, despierta. Extrañando mis sueños.
Tengo dos opciones: volverme a dormir, o intentar en vano (porque siempre es en vano) acercar mis sueños a la realidad. ¿Que opción elijo ahora?
Por el momento lo único que acierto a hacer es soñar despierta.

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