jueves, 3 de septiembre de 2009

Suicidio de ilusión

Mil veces he hablado del amor y las penas que a veces acarrea.
He enunciado de mil maneras diferentes cómo puede doler, como puede lastimarnos las palabras, los gestos, las actitudes. Hasta llorando he escrito las palabras más tristes que pude pensar.
Pero hay una realidad que no me había tocado en suerte, que había podido esquivar... Hasta ahora, y es que no hay dolor más fuerte que el tener que matar una a una las ilusiones propias.
Cuando la esperanza se ha perdido, y no hay nada que hacer, sólo ir desarmando esas estructuras de ensueño es lo que nos queda, aquellas que alimentaban lo ya inexistente.
Y así termino hoy, cavando pequeñas tumbas para todas mis ilusiones, llorando un dolor que asfixia y no tiene retorno.
Siento que tengo una espina clava en el alma, y no hay consuelo que valga. Sólo me queda matar mis ilusiones poco a poco, y echarles tierra encima.

1 comentario:

Lully dijo...

Te envío la mejor de las vibras para tu biesnestar.
Eso de matar ilusiones me llega al espíritu con especial sensibilidad.

Un abrazo afectuoso!