jueves, 19 de agosto de 2010

Calambres en el alma

Hasta que crucé el umbral de mi puerta contuve las lágrimas. No quería que el mundo me viera llorar. No podía soportar sentirme más estúpida, ingenua e infantil. Tengo destruida el alma, me duele el cuerpo y me siento para la mierda. Es infernal saber que se acabó, que ya está, que los puntos finales se inventaron para momentos como estos.
Y hacía años que no sentía tanto dolor, que nada me partía el alma como irme en estos momentos. Tengo clavado mi propio puñal en el corazón. No voy a ser tan ilusa como para echarte la culpa a vos de todo lo que siento. Yo me estoy poniendo en el lugar que estoy, lo sé, pero necesito sacarme de adentro todas estas lágrimas, todo esta angustia que me da saber que te perdí. Que no tuve lo necesario para conservarte, que cerré la puerta tras de mí.
Ahora nuestra historia no es más que otro recuerdo perdido en medio del olvido.


Y lo que más me duele de todo esto es que te amo y nunca te lo pude decir.

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