lunes, 3 de octubre de 2011

Raíces

Estas palabras son pura y exclusivamente de desahogo. Necesito decirlo de una vez, antes de que su eco me desvele por las noches, me impida dormir repitiéndome al oído una y otra vez lo mismo.
Necesito decir que tengo tanta bronca que podría gritar, porque tengo que admitir que el tiempo pasa demasiado lento cuando se trata de vos. Y no, mi bronca no es contra vos precisamente (no, señoras y señores, no es contra él), es contra mí misma, contra mi cuerpo que se niega a olvidarte del todo, contra mi voz que de vez en cuando se pone a cantar en tu honor. Es bronca contra el maldito recuerdo que no termina de olvidarse. Tengo bronca de ver que tus raíces calaron profundo, que aunque haya logrado cortar el enorme árbol de tu pasada por mi vida, queda enraizado en lo profundo de mi ser tu huella, tus palabras, tus caricias, tus desengaños.
Y es entonces que busco la manera de que no brote de nuevo todo eso, que se quede ahí en última instancia, como un marca de algo que ya pasó. Porque no puedo echar tanto trabajo por la borda, por más encantadora que sea la promesa de un fruto prohibido naciendo nuevamente. ¿Cómo estar segura que algo sería diferente? No hay prueba de ello... Ya fuimos inocentes demasiado tiempo, ya se demostró lo contrario y fuimos condenados a esta historia que no termina de cerrar; como si hubiese empezado más allá de esta vida y se perpetuara hasta más allá de nuestros cuerpos. ¿O tal vez será sólo en el juicio final podrá determinar la sentencia inapelable?.
Que bronca, mi dios, que aún la semilla siga germinando.

1 comentario:

Gdreams dijo...

tal vez perdí mi objetividad con el paso del tiempo, pero siempre me gustan tus memorias del olvido.