domingo, 20 de julio de 2008

Tango

El frío calaba mis huesos, el viento del sur traía consigo todo ese hielo microscópico que hace poner la piel de gallina. La noche era oscura y una Luna lejana alumbraba y creaba figuras sombrías que llenaban la calle vacía. ¿Quién puede siquiera imaginar algún paisaje tan desolado como ese? La noche, el frío y mi presencia hacían humo en una ciudad llena de luces artificiales que ocultan bellos escaparates de almas marchitas, conservadas por el cristal de un pasado y una pasión ilusoria de realidades compartidas en secreto. Una estrella invisible me da la señal de que el tiempo pasa, mi espera se hace arena en un reloj roto en una esquina de farol. Nada vale tanto como una idea imprevista que genera sueños de planes futuros, dónde todo camino dirige a una vida nueva completa de fantasías y deseos. Ahí mismo mi ser se homogeneizaba con el panorama, mientras mi mirada buscaba algo, que aún no comprendí qué era, en las esquinas. Sólo sé que una flor robada de algún jardín se encontraba tirada en la cuadra de enfrente y misteriosos cantos de pájaros se perdían en la noche; yo todavía allí parada, como auto-convenciéndome de que no era más que una inexistencia de una mente loca e imaginaria.
Es imposible aclarar de manera coherente qué misterio ocultaba ese frío incesante que me acorralaba en aquel lugar. Sin embargo el sólo intentar explicarlo produce estremecimiento en el corazón, cuando realmente nada más que la visión de escena hace que el mismo viento helado recorra mi cuerpo en sensaciones recordadas, de visiones del cielo estrellado y asfaltos sucios de pisadas. Todo se hacía superfluo en esa cuadra, perdida, olvidada, escondida del resto de las almas nocturnas que pasaban cerca, como si un pasaje a otro mundo se ubicara allí.
Yo lo único que recuerdo de él, es el frío mortal que hacía esa noche mientras mi mirada se perdía en aquella esquina oscura de fantasmas vagabundos, y el sonido de un lento bandoneón que a lo lejos sonaba en alguna casa.

3 comentarios:

Lulú dijo...

Genial como siempre Jaky, van a gustar siempre tus escritos :)

Nos escribimos!

Besotes

Leandro dijo...

Me encantó tu historia. Sentí el frio brrr. besotes chica espacial

Ale dijo...

Aunque parezca que hace mucho tiempo no paso, dejame decirte que siempre me doy una vuelta por acá y leo lo que escribís, como pasó con este texto. Lo que sí pasa muchas veces es que no firmo, algunas veces porque no tengo nada para decir, otras porque está todo dicho ya por vos.

Y me sonreí cuando me escribiste eso en el blog porque yo también suelo volver atrás y releer viejas firmas y volver a pasar por algunos viejos lugares que quizás olvidé.

Cuando hago eso es porque necesito algunas de esas viejas palabras, y si también es tu caso, dejame comentar que a veces asociamos a algunas personas detalles de ese encuentro. Como el frío que sentiste y que volviste a recordar, como también pasa con algunas canciones, con algunas calles y hasta con algunas frases que uno escucha de gente y automáticamente recuerda a aquella persona que alguna vez también la dijo.

Es raro e increíble cómo uno asocia ciertos detalles a alguien.

Un beso srta.