lunes, 16 de febrero de 2009

La danza de la lluvia

El viento. Ráfagas salvajes que muerden las copas de los árboles.
El agua. Torrente de energía líquida que azota la tierra desdichada.
La tormenta se desata. El viento y el agua unificados en una guerra contra la memoria.
Aullidos de los truenos en el cielo, estallidos de los relámpagos quemando la atmósfera.
Sincronismos desgastados de un ritual rítmico de fuerzas naturales.
La lluvia cae, rompe contra el suelo, dando paso a ese aroma a tierra mojada que renueva los pulmones cansados. El viento marca una velocidad que da temor a ser arrastrado, como una hoja seca desprendida. Todo un conjunto de poderes que marcan lo ínfimo de la vida humana frente a esos dueños del cielo.

Mírala. La tormenta desatada. Agua cayendo, viento soplando. Truenos aturdiendo, relámpagos alumbrando. Agua, Viento, Fuerza. Una danza imposible de imitar. Es un espectáculo digno de reyes, con las hojas reverdeciendose al contacto con las gotas, con los pájaros refugiándose de las corrientes aéreas. Es un enorme escenario para que podamos apreciar que, todavía, algo salvaje queda en esta Tierra.

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