jueves, 26 de febrero de 2009

Reflexión 12va: Esperas

Mucha gente espera algo. Algo que suceda, que no suceda. Algo que los llene de alegría o les quite un peso de encima. La gente siempre espera, sentada, parada, acostada. Pero espera. Y muchas veces el tiempo pasa y las cosas no llegan. Y uno se pone a pensar que quizás, solamente quizás, la espera es en vano. Y ahí, o bien decide dejar de esperar, o busca razones por las cuales debe seguir esperando.
Supongamos la primera: deja de esperar. Entonces decide que el objeto/sujeto esperado, no vale el tiempo gastado y es mejor buscar otra cosa/persona. Pero aquí sucede algo con lo que no se contaba: vuelve la espera. Ahora por algo nuevo, sí, pero es una espera al fin. ¿Que empieza una búsqueda? Si, también puede verse de ese lado, pero la búsqueda no es más que la espera de encontrar algo específico.
Supongamos, ahora, que escoge la opción dos: sigue esperando. Pueden incluso pasar años hasta que lo que esperamos suceda/aparezca. Y mientras el mundo gira, uno no puede evitar preguntarse si vale la pena tanta espera. Y así caemos nuevamente en la indecisión de si seguir o cambiar.
Todo vuelve al mismo punto. Esperamos. ¿Para qué? Eso muchos no lo sabemos. Quizás hay algunos afortunados que sí lo saben, pero yo pertenezco al grupo que no tiene la más reputisima idea.
Otra alternativa que se nos pasa por la cabeza es: ¿Y si llega lo que tanto se espera? Aquí estamos frente a nuestro objeto de deseo. Somos felices o libres del peso que nos aplastaba. O lo que sea que era el objetivo de la espera. La cuestión es que finalmente nos vemos recompensados. Vivimos con alegría nuestro premio. ¿Y luego qué? Pensemos que por fortuna lo que esperamos es tal como lo queríamos, hermoso, perfecto, etcétera. Entonces, ya satisfecho el deseo, tomamos la decisión de que necesitamos algo nuevo. Porque inevitablemente, las personas no pueden vivir sin esperar.
También puede suceder que la recompensa sea una caja de Pandora y resulta que todo lo que esperábamos no eran más que ilusiones. Que lo que llegó, y pensamos sería el final de una larga espera, resulto un completo desastre. Ahí, indudablemente, la persona decepcionada no hace otra cosa que esperar un consuelo a tanto desastre.
En resumen a todo este delirio de palabras: Vivimos esperando. ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo? y ¿Dónde? depende de cada caso, pero indudablemente, estamos siempre esperando algo.

3 comentarios:

another knife in my hands dijo...

muy bueno lo que escribiste,
todo lo qe escribis me encanta :)
beso.

Transeúnte dijo...

Me ha gustado mucho tu entrada.
Supongo que es verdad que nos pasamos la vida esperando...

lully desnuda dijo...

De ahí la importancia de vivir el Ahora, ese presente que nos envuelve y que nos marca el futuro. No obstante, reconozco siempre espero que suceda lo mejor encada pasaje de mi vida.

Te abrazo!