lunes, 24 de agosto de 2009

-... .- ... - .-

«Basta. No me mires con esa cara, sabes a la perfección que esto terminó acá. No, no te gastes en buscarle respuestas a las preguntas que ya no quiero hacerte. ¿Para qué? Si seguro la mitad de tus palabras fueron mentiras, ¿por qué habría de creerte ahora? No. Esto se acabó, mi vida. No quiero seguir sentada mirando como pasas por la vereda de enfrente. No quiero buscar tu rostro en la calle. No quiero escuchar tu voz lejana en el viento. Basta. Me hartaste. Ya no busco el amor escondido detrás del dolor. Basta de esperanzas destructivas, basta de migajas de cariño, basta de ilusiones enloquecedoras. Basta de sufrimiento, de insomnio, de pesadillas, de sudor y lágrimas. Me cansé. Ha sucedido lo imposible: mi paciencia se agotó. ¿Qué "y ahora qué"? No lo sé, mi amor. Haz lo que se te plazca, busca a quién quieras, yo ya no estaré más esperando a la vuelta de la esquina. Y así será, aunque no lo creas.»

2 comentarios:

Café (con tostadas) dijo...

eso! estampilla a taiwan... y a otra cosa...

Que, si se esconde detrás del amor eternamente, NO es amor o es un amor muy cobarde... y, ya lo cantó Silvio, los amores cobardes no llegan a amores ni a historia.

Beso y abrazo fuerte!

Lully desde Ref. al desnudo dijo...

Contundente esta entrada con un sinsabor del amor pero que en la mayoría de las veces es más saludable.

Un abrazo con los afectos renovados!