domingo, 29 de mayo de 2011

Confesiones de invierno

Tendría que esperar como un mes para que el título de esta entrada coincidiera cien por ciento con la realidad, pero no me podía aguantar... No sé si habrá sido el escuchar el tema anoche mientras mucha gente alrededor mío me escondía del mundo.
Por dos horas pasé a no ser nadie, a sentirme parte de una vorágine juvenil en la cual ya no me sentía tan cómoda como años atrás. Disfrutaba de la música, sentía en mí esa energía renovadora de cientos de almas brillando en un mismo lugar, pero algo me faltaba. Algo que me dejó por cinco minutos enteros mirando el vacío, escuchando de fondo un rocanrol mientras que mi mente salió volando de Palermo hasta quién sabe dónde. Por ¿suerte? fue un lapsus momentáneo y luego volví a ser lo que siempre fui, volví a ser la que baila sin que importe nada, la que deja la voz y las piernas en el campo en cada recital... Pero me resultó preocupante, por unos instantes luego de que mi mente volviera a ese bar con el piso lleno de latas de quilmes y pepsi tiradas por el suelo, me preocupé por que se estuviera acabando ese escape que tanto me sirvió en momentos de angustia para desestresarme, para poder gritar todo eso que nunca grito en un día cotidiano. Por suerte estaban mis dos amigos conmigo, darme vuelta y verlos a ellos me dio tranquilidad.

Quizás todo esto se deba a ese cambio que hace tiempo no me animo a afrontar. Ese darme cuenta que mi búsqueda se fue lejos de mi realidad, que deseo en mi vida mucho más que lo que tengo ahora en manos. En mi carrera sería como si la estructura de la organización no estuviera acorde a la visión que tiene de sí misma.
Siempre me pareció que tuviera más años de los que tengo encima; deseando cosas para las que a veces pareciera no estar lista para tener. Aunque hasta el momento me ha ido bastante bien, he logrado cosas de las cuales me siento tan orgullosa, sin embargo, eso no acalla mis ansias de seguir por más. Siempre fui una mujer muy ansiosa, hace algo más de un año atrás no aguantaba dos minutos... Hoy me encuentro viendo pasar el calendario y poder controlar mis impulsos sincericidas. Alguna que otra vez resbalo, lo admito, pero mi auto-control ha mejorado avismalmente. Me he aguantado la palabra en situaciones que antes hubiera hecho estragos con mi frialdad, porque ese es mi gran defecto, cuando me dejo ser, no tengo filtros. He llegado a decir cosas que hirieron más que un golpe con una maza. Manejar mi forma de expresión me llevó a comenzar a escribir, a buscar las formas para poder decir las cosas de una manera sutil, desarrollé mi suspicacia, mi sarcasmo y mi vocabulario. Comencé a formar esta mujer que soy hoy. Y con todo esto sólo quiero decir que me he dado cuenta que finalmente cambié. Ante aquel reclamante que siempre decía verme igual, que siempre me pidió que fuese como quería ser sin atarme con cadenas (si, al mismo de siempre), ahora veo que he llegado a saltar ese obstáculo que me mantenía en las ruinas circulares, ahora tengo un largo camino frente a mí que recorrer y buscar entre las hojas el perfeccionamiento de mi ser; aquel con el que una vez nací y luego olvidé.
Es hora de seguir, de buscar todo lo que quiero y seguir descubriendo lo que es ser feliz. Es hora de cerrar viejos capítulos y dar paso a lo que vendrá, a todo lo que me espera con tan sólo cruzar la puerta. Ha llegado la hora de vivir todo aquello que quiero vivir.

1 comentario:

Gdreams dijo...

literalmente me gusto, ahora llevandolo a lo personal (donde me siento autorizado hacerlo) me gustaría darte mi punto de vista. Si puedo te mando un mail y te lo digo, no pasa x las ganas es un tema de tiempo. Besos Jack