domingo, 24 de mayo de 2009

Reflexión 13va.

¿Para qué me miras si tus ojos no ven más allá de tus narices?
¿Para qué me tocas si no puedes acariciar mi alma con tus dedos?
¿De qué te sirve inventar todo este circo romano en el que yo soy el condenado cristiano?

Ya no vale la pena intentar entender algo inentendible.
Ya fue el tiempo de buscar refutaciones sofistas a la lógica del destino.
Ni vos ni yo hemos podido luchar contra ese gigante que quiere separarnos.




Crisis ~ Las pastillas del abuelo


Comprender, aceptar.
Hicimos nuestro camino al caminar,
y hoy decidimos frenar acá, no vamos al mismo lugar. Traté de hacer a mi bien tu bien, y ves bien que me salio mal. No acostumbro a fracasar.

Comprender, aceptar.
Parecía tan fácil como sumar tu amor y mi lealtad, mi ternura y tu amistad.


A veces Marte y Venus se llevan mal. No es cuestión de maldad. Es duro aprender a amar.

Comprender, aceptar. Prometiste cuidarme sin importar y hoy ya no importa mi bienestar, lo importante es tu ansiedad.
Regió mi vida al azar una vez ¿sabés?
No me gusta apostar, siempre me tocó pagar.

Yo me propuse superar tu ausencia a pesar del dolor. Vos preferís no analizar, seguís en busca del amor.

Comprender, aceptar.
Por más gotas de sal que le robe al mar, por más flores que un rosal. Hoy nos toca despegar.
Por más gritos de paz, por más soledad que hoy castigue mi voluntad. Por los dos ya no va más.

Estoy confiando que el tiempo nos dirá que asi estuvo bien.