miércoles, 15 de septiembre de 2010

Todos los finales son el mismo repetido

Se sacó los lentes y se frotó suavemente el entrecejo, intentando mitigar el dolor en su sien. Hacía rato que le dolía la cabeza y el tener que pasar varias horas frente a la radiación de la computadora sólo contribuía a que aumentara el malestar.
Sara se recostó un instante en el sillón, en un intento no muy logrado de relajar su cuerpo. Tenía sueño y el haber saciado con ansias su hambre ahora la hacía sentir una enorme roca. Por dos segundos se preguntó hacia dónde la hubiera llevado una personalidad y autoestima denigrados en momentos como esos. Conocía las consecuencias de no tener suficiente voluntad, y aberraba los extremos a los que se podía llegar. Pero, lamentablemente, esos dos segundos no le fueron reconfortantes, el sabor amargo de recuerdos que creía perdidos le acrecentó el palpito en su cabeza.
Fue a la cocina en busca de un vaso de agua. Miró por la ventana del lavadero hacia el pulmón de su manzana... A lo lejos podía verse el río oscureciéndose con la llegada de la noche. Derrepente todo el malestar se extinguió, como si la contemplación de la inmensidad hubiera asustado a sus demonios torturadores. No era nada, simplemente un soplo en una tormenta de viento.
Y así volvió a su computadora y a la pila de cosas que aún le quedaban por hacer, pensando que si había sobrevivido hasta hoy, lograría llegar al día siguiente.

1 comentario:

Skalipso dijo...

Siempre se llega al dia siguiente, sobre todo porque siempre tenes mi mano ahi para ayudarte a caminar
O a Sara jaja
t amo