sábado, 8 de mayo de 2010

Memorias

La espada oxidada descansaba a la sombra de un viejo árbol, lleno de memorias, recuerdos de días de gloria y esplendor. Por eso la espada había elegido descansar allí, junto a la grandeza que una vez la magnificó, empuñada por grandes héroes, místicos seres únicos de luz blanca. Allí cayó cuando el último rey pereció en batalla. Exiliada de su lugar en la empuñadura de honor, se escondió en el bosque, junto a ese árbol que guardaba la historia de todo el mundo; sus raíces profundas llegaban a las mismas entrañas de la tierra.
La espada yace allí, rememorando en compañía del árbol todas sus guerras ganadas, sus empuñes de oro y plata. Yace aleta a que los reyes de la luz vuelvan, entonces su filo renacerá, sus piedras preciosas recuperarán su brillo, estará lista para recuperar el mundo sumido en manos de la oscuridad.

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