viernes, 3 de octubre de 2014

El ataque perfecto


Tan acostumbrada a escribir sobre el dolor, durante este tiempo de ilusa felicidad no pensé que te dedicaría algo lindo. Porque lo lindo me sale cuando sufro, y contigo el sufriento se mantenia a distancia, envidioso de la luz que despertas en mí.
Pero ahora ha encontrato su veta, ha visto el lugar por dónde atacar. Y es la incertidumbre, es ese espacio del cual se hizo propiedad y contruyó todas sus atalayas de combate.
¿Quién iba a pensar en un plan tan perfecto?
No hay peor tortura que el no saber, el no ver, y de eso se aprovechó y ahora me mira desde la esquina de mi corazón, con una sonrisa como la del Guazón, viendo mis dedos volar sobre el teclado, expresando las palabras que mi boca no se anima a enunciar.
No se me ha ocurrido aún un plan de defensa, ni cómo solventar sus ataques... Mi corazón remachado está frágil de armadura y en cualquier momento el ataque final hará que se desarme para siempre, que no pueda volver a luchar.

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