viernes, 3 de octubre de 2014

Una estrella en el mar


Era un día como cualquier otro, en que remaba mi vida para escapar de los fantasmas de mi pasado. Y en ese mar eterno, dónde los puntos cardinales cambiaban todo el tiempo solo para no dejarte escapar, de repente apareció una estrella en el cielo brillando con tal intensidad, que la Luna y el Sol se enfurecieron en el instante y la trataron de opacar. Pero la estrella persistió y con el tiempo me di cuenta que esa estrella no cambiaba de lugar. Permanecía allí a lo alto, alumbrandome en la noche, deleitandome en el día. 
Tuvieron que pasar semanas para poder confiar en las señales de la estrella. Mi experencia me había vuelto desconfiada. Pero al ver que la estrella persistía en su presencia, decidí seguir su señal. 
Remé y remé, día y noche. Me tomaba poco tiempo para descansar, por miedo a que la estrella desapareciera y quedara perdida de nuevo en ese inmenso mar. Pero la estrella no vaciló nunca, firme en su brillo y segura de su presencia.Y a cada día, con cada avance, la estrella se volvía más grande y brillante, como si se acercara a mí todos los días un poco más.
Finalmente, luego de muchos días, semanas, y quizás meses, remando, divisé en el horizonte, bajo el brillo de la estrella, lo que parecía una isla. Puse todas mis fuerzas y esa misma noche logré llegar. 
Sin embargo, al poner un pie en la arena fresca de la noche, me di cuenta que la estrella ya no brillaba en el cielo. Angustiada por haber caído en el error, miré para todos lados, pero a lo lejos, acercándose por la orilla, una luz caminaba jugueteando con las olas hacia mí. 
Me quedé inmovil, sin entender lo que sucedía. Y entonces sus manos sostuvieron las mías, su aura protectora me envolvió y esa estrella, tan bella y brillante en el cielo, era solo el reflejo de tus ojos que me guió hasta donde estabas. Y desde entonces he vuelto a sentirme en mi hogar, he logrado alejar a los fantasmas y he vuelto a confiar, porque en tu mirada y tu sonrisa, me di cuenta que nada está perdido, mientras me queden fuerzas para avanzar.

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