viernes, 3 de octubre de 2014

Incertidumbre

Le doy vueltas una y otra vez sin llegar a ninguna conclusión. Busco la salida, intento entender qué camino he de seguir. Pero no llego a nada, no identifico cartel alguno que me ayude a salir de este laberinto, de este ida y vuelta constante.
Y en todas esas búsquedas, ya perdí mi orgullo y estoy a punto de perder mi dignidad. He pagado todos los impuestos que se me impusieron, he intentado saltar todos los obstáculos pero nada funcionó, de una manera u otra todo termina igual. Y en este momento me pregunto: ¿qué hago? Es el dilema de seguir o dejarse caer...
En mi espíritu habitó una guerrera tanto tiempo que ahora simplemente darme por vencida me duele tanto, quiebra lo más profundo en mí. Pero, ¿si no, qué?
Veo como las respuestas huyen despavoridas de mi alcance, que no hay reflejo en los ojos de nadie que me guíen hacia un puerto seguro.
Me siento tan sola e indefensa, tengo un miedo que me carcome por dentro. Si pierdo la pelea, es un paradigma que nunca me planteé.
Y pensar que creer en el destino puede ser lo más atormentante de todo esto, porque me lleva inevitablemente a pensar que todo esto es parte de un plan maquiavélico trazado de antemano. Que ya sabia que iba a luchar e iba a perder.
No hay peor tormento para una guerrera que saber que está destinada al fracaso.

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