jueves, 30 de julio de 2009

Huida

Tus silencios atraviesan las fronteras de mi mente, llegándome profundo en mí.

Intento escapar a esas armas que me apuntan desde el cielo, buscando acorralarme contra algún rincón donde indefensa suspire mi último aliento antes del disparo final. Indefensa, inútil. Buitres con faros que señalan mi posición, mientras corro en zig-zag esquivando las luces.
Corro y corro desesperada sin saber a dónde huir. Corro hasta que mis pies sangran al contacto con el suelo de tanto correr. Me esfuerzo por no detenerme, por no dejarme engañar cuando el cansancio se cuelga de mi cuello. Un poco más, siempre puedo exigirme un poco más. Aguantar. Correr, escapar.

En mis sueños corro desesperadamente lejos de los fantasmas que me persiguen. Lejos de los dolores, las angustias, las mentiras descubiertas. Corro hasta más no poder, hasta que el cuerpo me pese al despertarme y mis piernas suden. Escapo como una presa escapa de su predador, como un esclavo que consiguió romper sus cadenas. Huyo sabiendo que por más que recorra toda mi mente, hasta que mis piernas no se muevan de verdad, nunca voy a lograr escapar.

2 comentarios:

another knife in my hands dijo...

Tus silencios atraviesan las fronteras de mi mente.
Suena a la ley del hielo, y realmente no es divertido que te hagan eso.
besito

Transeúnte dijo...

Mmm... he sentido como si de verdad tuviera que escapar al leer este texto.
Me gusta, creo que yo alguna vez también he sentido algo así.

Hasta luego.